Además de ser un régimen militarista y totalitario, es también traidor.
Traiciona a sus propios obreros, a ese mismo pueblo cubano que le gusta catalogar como «revolucionario» y «aguerrido».
¿Qué les devuelve el régimen como moneda de cambio?
Medidas. Imposiciones. Promesas. Justificaciones.
Puro humo.
Le «pide» al pueblo que le venda los centavos en divisas que tiene ahorrados «para desarrollar la economía nacional».
Pero no les vende divisas: esas que son obligatorias para acceder a los únicos mercados mínimamente surtidos, y que se conocen como «tiendas MLC» [moneda libremente convertible].
Eso se llama traición.
Eso es ruindad, mezquindad, inmoralidad. Eso es robo, estafa, escamoteo y mofa.
Y la otra cara de la moneda es represión y fascismo. Así de simple.
Por estas, y por otras muchas razones, no los perdonaré jamás y no les quito el pie del acelerador.
Que se jodan.