Las cámaras en el calendario de Luis Manuel Otero Alcántara anuncian «retrovisión», el retroceso que restituye la vigilancia activa: el ojo del cangrejo recontrarrevolucionario cada minuto de cada hora de cada día sobre el individuo. Activamente siguiendo las evoluciones de la pared de la casa en ruinas del individuo. El maldeojo: Una persecución inmóvil en la que el ojo de la cámara rebota una y otra vez en la piedra por hacer: en la pared «retrovisionariamente» confiscada por el Buró Político al artista. El foco.
Transcurren los días. La cámara rebota. El buró por la goma. El ojo político: una pelota contra la pared en San Isidro. El disidente, en su casa, continúa vigilado; el foco, la pelota, las ruinas de la casa, ad infinitum.
Y de nuevo la cámara en la calle, la cámara en la isla, la cámara en la cárcel. La cárcel como el cerco del agua en el maldeojo de la cámara descubierta que, sin embargo, no puede detener la marcha del hambre, el tajo en el trayecto del peloteo. Hambre en el calendario que ya no se rehúsa a ser vigilado porque digiere, en paz consigo mismo, todas las escapatorias. Hambre de libertad.
Una liberación frente a la cámara.
Desde la cárcel, Otero Alcántara invitó a reseñar los dibujos de su serie Naturaleza muerta. Convirtiendo la violencia en arte. Las personas que deseen participar pueden escoger una obra de las que se subirán diariamente a la página del artista, escribir sobre ella y colocar la reseña en sus redes con el hastag #ConvirtiendoLaViolenciaEnArte #freeluisma. También pueden enviarla al correo [email protected]