Cada día llegan más y más pruebas de las torturas físicas y psicológicas a las que han sido y son sometidos los manifestantes y las manifestantes detenidos a raíz de las protestas del pasado 11 y 12 de julio en más de 20 ciudades del país.
Golpizas y humillaciones a hombres, mujeres, niños y niñas (menores de 18 años de edad digo). No ha habido compasión por parte del régimen.
Hoy continúan detenidas más de 800 personas y un número indeterminado de manifestantes se encuentra desaparecido, según declaraciones —con evidencias incontestables— de familiares de dentro y fuera de la Isla.
Los dirigentes del régimen ya no saben qué inventar; o mejor dicho: ya no les queda margen para inventar.
Así, ya no se trata de castristas y anticastristas, “revolucionarios” y “contrarrevolucionarios”, “izquierda” y “derecha”… Se trata de decencia, de apelar a las personas decentes.