Manuel Hernández, de La Habana, fue el ganador del primer premio de $1000 dólares del concurso Empresario Cubano convocado por el Observatorio Cubano de Conflictos y Apretaste!
El concurso consistía en aconsejar a Pepe Pérez, un ficticio cubano canadiense que quería invertir en una finca en Cuba para producir leche, queso, vegetales y frutas, con cuáles dificultades se tropezaría: ¿con el bloqueo interno o el bloqueo externo?
“¡Ay, Pepe! Te aseguro que en el desierto del Sahara te irá mejor con la inversión”. “Hermano, no te compliques la vida, no inviertas en este país”. “Compadre, no vas a ser dueño de las vacas. Váyase a Haití o a cualquier otro lugar a invertir”. Fueron algunos de los comentarios de los concursantes.
Este concurso contó con una participación inusualmente grande: 1043 trabajos de todas las provincias de la isla, siendo las de mayor participación Pinar del Río, Santiago de Cuba y Camagüey. El 39% de los participantes fue de menos de 30 años, aunque hubo de todas las edades. La concursante más joven, de 15 años, fue de la provincia de Villa Clara, mientras que el de más edad fue de Pinar del Río con 70 años. Se recibieron breves ensayos, PowerPoint, videos, poemas, cuentos, entrevistas, artículos y fotografías.
El 92% de los concursantes, 960, consideró que las dificultades que tendría Pepe Pérez para invertir serían provocadas por el bloqueo interno y un 89% aconsejó que no debía invertir en el país porque perdería su dinero.
Los concursantes se refirieron a las innumerables leyes que harían largo el proceso, la burocracia, la corrupción, los altos impuestos y concluyeron que el proyecto tendría pocas posibilidades de éxito. También mencionaron que no sería dueño de la tierra, solo la tendría en usufructo. Tampoco sería dueño de las vacas ni de la leche que éstas produjeran porque estaba obligado a venderla al Estado al precio que este estimara. Lo mismo ocurriría con las frutas y vegetales: tenía que entregar al estado el 90% de la producción.
Pepe ni siquiera podía tener las 100 vacas que se proponía. “El estado sólo permite la compra de una vaca por cada hectárea, y la cantidad de hectáreas también las decide el gobierno y casi nunca son aprobadas más de 20 hectáreas a ningún campesino, por lo que sólo podrías tener 20 vacas”, mencionó uno de los participantes.