Home Obras y autores ‘Quiero una Cuba sin conflictos’: Entrevista a Yimi Konclaze

‘Quiero una Cuba sin conflictos’: Entrevista a Yimi Konclaze

Yimi Konclaze

En la escena del rap cubano el Yimi –como todos le conocemos– es un personaje particular y pintoresco, capaz de llegar tarde a sus propios conciertos y luego subirse al escenario con la sonrisa de un niño pícaro intentando vivir a su tiempo sin que nadie le imponga leyes, reglas u horarios. Su obra está cargada de un lenguaje performático que la hace original en medio de la diversidad del rap insular. No de ahora, que ya se puede decir que este artista ha alcanzado madurez en su creación por toda su trayectoria: Desde sus primeros trabajos, se observaban vestigios de una investigación creativa que rebasa las fronteras del rap para apropiarse de otros códigos estéticos, sonoros, visuales y sociales, con los cuales se conforma su música.

Poseedor de una poesía distintiva con gran dominio de la rima, sus letras expresan lo que se habla en el barrio. No cualquier barrio, sino la Habana Vieja. Esa Habana de solares en peligro de derrumbe, del invento para buscar dinero, de los pillos que te envuelven con la labia, prostitutas y travestis que salen de noche a comerciar su cuerpo.

El folklore que lo rodea, la religión, los santos, la rumba, el espíritu de su abuela que lo guía, es parte de la construcción de este rapero, activista, Dj y productor. Un chamaco de barrio con sueños por los cuales apostó: al arte, la música, la libertad…     

¿Cómo llega Yimi Konclaze al rap?

Tengo el recuerdo de haber rapeado con el Rap del Tomatico en la primaria, de encontrarme con algún que otro casete de Vico C en cinta. Estando en la secundaria en algún pase de la beca, en fiestas del CDR, ponían a El General. En esa época fue cuando yo tuve noción de la Música Urbana.

¿Qué temáticas comenzaste a desarrollar en tus canciones?

En ese tiempo yo me sentía con poco feedback y lo que hacía era ver filmes.  Muchas de las primeras canciones eran basadas en los filmes que veía. Me conectaba incluso con los soundtracks de esas películas. Después han pasado los años y evidentemente me he dado cuenta que muchos eran filmes buenos. De un Hollywood comercial pero con buena factura sobre todo en el contenido y el mensaje que te dejaban. Me gustaba leer, le descargo a los libros, pero el cine capturó una cosa en mí, lo cual me inspiraba mucho.

Con el pasar del tiempo igual comencé a inmiscuirme un poco más en la trayectoria de raperos que me estaban gustando, sobre todo del Yuma, New York, Los Ángeles y esas tallas. Ahí empecé a comprender cosas que estaban en plena sintonía con las ganas que teníamos de expresarnos mediante ese medio.

También para crear las canciones creo que hay factores que tienen que ver con los momentos de crisis. Pueden ser personales o cosas que uno busca en el propio pasado u otras que te estén sucediendo en el presente. A partir de la separación de lo que para ti es crisis, pero pudo haber sido en otro momento crisis para otras personas, comienzas a valorar los ciclos donde rompes esa dualidad con otros seres y eso es lo que te hace crear las canciones con las cuales pueden conectar con el público.

En tu trabajo se puede percibir una gran variedad de mezclas, dando como resultado un producto experimental dentro del rap. Háblame de tus referentes musicales.

Desde que uno está en la barriga de mami está cogiendo pulsaciones y recibiendo un beat. Ese beat tiene mucho que ver con tus genes y ADN. Todo eso tiene que ver con tu árbol y tu historia trasgeneracional y por supuesto ahí está la música, en la conexión espiritual con mis antepasados, mi abuela y demás. Entonces, en primer lugar, eso a mí se me refleja y me siento muy conectado con ello.

Yo tengo total gratitud con la época que me tocó vivir de fiñe, yo viví los ochenta. Lo que tenía era un tv ruso y un Elpidio Valdés, una radio, muchas cintas sobre las cuales estás sentado –debajo de esa cama hay muchos casetes de cinta– y tengo una gran pasión por ese momento.

La banda sonora de mi niñez es en gran parte la música que les gustaba a mis padres. Podría mencionar la música romántica de aquel tiempo, los boleros. También te puedo mencionar referentes como Caetano Veloso, Van Van, Irakere, Carlos Embale, Los Muñequitos de Matanzas. Yo soy criado en Jesús María, Habana Vieja, la rumba tiene mucho de mí. Este es un barrio de rumba natural, lo aprendí luego.

Comencé a entender realmente la rumba súper tarde, a los veinte y tantos años. En mi etapa de adolescente lo que estaba de moda era la timba cubana. Yo estuve en el concierto del Team Cuba en el Capitolio. Cuando salía de pase en la beca iba para el Salón Rosado de la Tropical, los conciertos de la Piragua con NG La Banda. Todo eso en vivo yo lo cogí de chama. Igual era lo que se oía en la beca, que fue donde aprendí a bailar casino. Eso influyó mucho pues me encantaba bailar y con el rap fue un contraste fuerte, pues los raperos no bailan.

La rumba llega a mí por mi abuela y mi barrio. Pero la primera conexión que yo tuve con un tambor fue en casa de mi tío Carlitín, en el Cerro.

Háblame un poco de tu experiencia como productor musical.

Eso también tiene que ver con la música que me ha influenciado. Cuando me quiero acordar de mi infancia sampleo sonidos relacionados a ella, que detecto en el momento: Nelson Ned, José Feliciano, José José, Dúo Pimpinela, el cual mis padres me ponían a cantar de niño junto a mi hermana. Esas cosas a mí me cuadra samplearlas porque me conectan con el niño que quiero seguir siendo.

Aprendí que la música se podía hacer por computadora en un momento de la vida en que yo no tenía computadora, ni soñaba tenerla, creo que mi hija aún no había nacido. Yo sabía que en mi cabeza tenía el software, por llamarlo de algún modo, y eso hizo que el camino se me hiciera súper fácil para atrapar y lograr cosas sin tener la posibilidad.

Mi carrera de disidente comienza cuando copio la llave de la oficina de mi mamá sin que ella se diera cuenta, y entro a la escuela donde ella era directora sin pedir permiso… y de ahí salían mis backgrounds.

Háblame de tus trabajos como promotor cultural en la comunidad.

Eso surge a raíz de entender que había mucha gente aquí que se estaba conectando. Yo te digo, cuando uno hace algo en el barrio y trae disciplina no piensa que está rompiendo un paradigma. Yo realmente lo que pienso es que la gente lo sabe y lo va a asumir bien sin entrar en shock cuando me decido a hacer algo con la comunidad. Yo entiendo que todo el mundo sabe lo que es y lo entiende. Es la respuesta que he tenido, aunque luego en el proceso me he dado cuenta que para ellos ha sido un impacto positivo de conocimientos.

Háblame de tu proyecto La Partidera, el cual realizabas en La Madriguera y dabas espacio a otros raperos para que se presentaran…

Eso surge por allá por el año 2007, por lo menos la primera temporada, ya la segunda fue por el 2012 o 2013. Mira, Claudia Expósito, Carlito El Puro, Libán, Jorgito, Denis, ellos eran EL Topo Producciones que trabajaban ahí en La Madriguera, son los que me apoyan en ese proyecto.

Libán era el que se encargaba de programar a los artistas que cantaban. Ya yo en ese tiempo tenía mi experiencia como DJ, poseía una laptop y me gustaba mucho poner música. Y aunque me gustaba rapear, siempre he pensado que el rap no me puede aburrir y entonces la cultura la empecé a expandir y me comuniqué con grafiteros y bailadores, abriendo espacios para esa cultura underground.

Cuéntame de tu conexión con las artes visuales y en especial con la figura de Wifredo Lam. 

A Lam yo lo escuchaba de nombre y no sabía si era escritor o pintor (músico si estaba seguro que no era). Entonces me encuentro con el documental de Humberto Solás con música de Leo Bouwer, es ahí donde comienzo a recoger imágenes de Lam y a tener noción de su obra.

De Lam me inspira sobre todo su historia, su pensamiento, la mezcla también, pues yo vengo de chino y de afro igual. Entonces, gracias a Otari, un artista visual que me regala su biografía, me pude adentrar más en lo que es su obra, y es lo que realmente comienza a despertar en mí a la religión afrocubana. Eso ocurre en el documental cuando el menciona el nombre de Changó, haciendo una descripción de una obra, y yo soy hijo de Changó. Ocurrió antes de la de mano de Orula sin yo saber de quién era  hijo, en el 2014, lo cual marcó un antes y un después.

¿Cómo ves la situación del arte independiente en Cuba?

Lo veo tan oprimido que no llega hasta aquí. Ahora lo que veo es el colapso. Pero vamos a ver por qué llegó al colapso. Es por toda la censura y todo lo que se ha tenido que hacer por los propios medios de uno sin ningún apoyo. Yo creo que la pandemia también ha sido un factor importante que ha frenado muchos espacios que antes existían y ahora ya ni eso.

También que las instituciones a través del tiempo han perdido más interés y sentido de apropiación por los eventos que se hacen, ya sea porque no los entienden o porque no los valoran o entran en diferentes tipos de conflictos con sus organizadores. Jorge Enrique Rodríguez en algún momento fue algo en las instituciones, no sé si vicepresidente de la AHS o qué exactamente, y hoy por hoy él es una persona que trabaja fuera de las instituciones, vinculado con eventos culturales o no, pero lo que se demuestra aquí es que esas instituciones han perdido el vínculo con sus propios trabajadores. Imagínate con los artistas que no ven todos los días, gente que se queda, gente que va y viene.

¿Cómo tú ves esos casos de represión donde a artistas independientes los hostiga la Seguridad del Estado y los funcionarios dicen que ellos desconocen esos incidentes?

Eso es mentira. Esa gente se sigue los unos a los otros. ¿Que la institución cultural no va a saber que los artistas están recibiendo represión, en serio bro? No de ahora, de cuando el Sexto.

¿Qué opinas del descrédito que sufren los artistas independientes, que son acusados en los medios como mercenarios?

¿Mercenarios porque reciben dinero de otros sitios? ¿Y cómo se han hecho las guerras en este país? ¿Cómo tú puedes enfrentar a un sistema que no te va a reconocer como partícipe de un cambio? ¿Qué estamos haciendo?, repitiendo un ciclo. ¿Qué vamos a decir? Que Martí vivió en New York más de 10 años, que tuvo que contactar con tabacaleros y tuvo que formar cosas porque él venía de una familia pobre.

El arte independiente proviene de una esencia realmente complicada y disfuncional y al no recibir ningún tipo de apoyo del gobierno tiene que buscar opciones. Yo no sé de dónde sale el dinero para que los artistas produzcan sus obras. De cualquier lugar que salga, no tiene que ser directamente de Estados Unidos. ¿Vas a ser mercenario? Porque estás buscando una manera de equilibrar la obra que viene contigo desde que naces y el sistema en que vives no apoya eso. Imagínate tú, eso no hay quien lo controle y yo creo que ahí lo que hay es mucha difamación.

¿Cómo tú visualizas la Cuba del futuro?

Una Cuba sin tener que hacer colas y poder proyectar mi vida sin tener que mirar precios ni qué cuesta nada. Sin tener que estar ahorrando nada, ni salarios, ni datos móviles ni esto o lo otro. En este mismo espacio que es mío donde no pago renta y tengo una vista que me gusta, con tranquilidad y sin ningún ruido de nada. Quiero poder tener un huerto y la libertad de hacer lo que me plazca. Que todas las personas tenga el derecho a amar lo que hacen y libertad de hacerlo. El que no tenga la libertad de hacerlo que salga para la calle o se lo discuta a quien se lo tenga que discutir.

La Cuba del futuro donde ya todos hubiesen discutido eso y no hubiese más guerras ni conflictos.


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