El Decreto 349, publicado el pasado 10 de julio en la Gaceta Oficial de Cuba, sirve a las fuerzas represivas del castrismo en el poder para controlar las presentaciones de los artistas independientes y deja numerosos resquicios para colar la censura institucional. Incluso apunta hacia la literatura, llegando a prohibir la venta de libros de personas “naturales y jurídicas” que contengan “textos lesivos a los valores éticos y culturales”. A propósito de esta nueva vuelta de tuerca contra la cultura independiente en Cuba, entrevistamos al escritor y periodista Orlando Freire Santana:
Cuéntanos sobre tus inicios en la creación independiente. ¿Qué te impulsó a crear y cuáles fueron tus primeras obras?
Mis inicios en la creación literaria se remontan, aproximadamente, a 1992, cuando comencé a elaborar un proyecto de novela e inicié la confección de algunos artículos periodísticos.
Me impulsó a crear, en primer término, una inclinación innata hacia la escritura, y en segundo lugar la necesidad de expresar ideas y reflejar la realidad que me rodeaba.
Mis primeras obras fueron artículos periodísticos en las revistas católicas Espacios (ya desaparecida) y Palabra Nueva, en la que redacté la sección de Economía por varios años.
Después vinieron los cuentos, el ensayo La evidencia de nuestro tiempo (premio Vitral 2005), y la novela La sangre de la libertad, premio Franz Kafka de Novelas de Gaveta 2008.
¿Cómo definirías tu obra en general y cuál es su principal característica u objetivo?
Mi obra, en general, incursiona en el periodismo, la narrativa y el ensayo. En el periodismo trato mayoritariamente el tema económico, aunque también redacto artículos sobre temáticas históricas y culturales.
Los ensayos son de corte histórico-social, mientras que la narrativa asume ribetes realistas con frecuentes incursiones en la psicología de los personajes.
¿Conoces el Decreto 349? ¿Cuál es tu opinión sobre él y qué le dirías a sus defensores?
El Decreto 349 clasifica entre lo más injusto y arbitrario que hayan promulgado las autoridades cubanas en materia cultural. Cierra las puertas a aquellos artistas y creadores que no estén adscriptos a las entidades oficialistas del Ministerio de Cultura, y en consecuencia contribuye a que puedan perderse talentos para el arte y la cultura.
A propósito, el pasado mes de septiembre publiqué en Cubanet un artículo relacionado con este tema, titulado Con las leyes castristas habríamos perdido a Benny Moré:
https://www.cubanet.org/destacados/las-leyes-castristas-habriamos-perdido-benny-more/