El pueblo, unido, jamás será vencido. Pero la carne rusa en Cuba sí. Mientras más unida, mientras más enlatada, más vencida. Andan por todos lados las pruebas irrefutables, las latas fotografiadas con fecha de vencimiento. La carne rusa ha sido derrotada en la mayor de las Antillas.
El pueblo cubano de Cuba, unido gracias a Internet -por eso ETECSA debe ser vencida también, como la carne rusa, por desconectar al pueblo en medio de su unidad anticastrista-, demostró el pasado 11 de julio que no habrá medallas olímpicas, ni langostas de la reserva, ni latas de cerveza, ni latas de carne vencida que detengan su marcha liberadora.
Sin embargo, me preocupa el destino de la carne rusa en Miami, donde nunca ha sido, o ha estado, vencida.
Hace pocos días finalmente hicimos el experimento de las latas rusas cuyos puestos de venta en Miami tan amablemente varios amigos me ubicaron. Para ser más específico, el experimento tuvo lugar con latas de carne de puerco ruso (no de res), pues el propósito era hacer pasar por panes con lechón típicamente cubanos panes con esta carne exsoviética.
No mencionaré aquí, por el bien del negocio, el nombre de la cafetería del amigo con quien coordinamos el experimento, pero los resultados resultaron extraordinariamente inquietantes: De 49 clientes que comieron «pan con lechón» (pan con carne de lechón ruso en realidad) en la recepción organizada en su local el pasado miércoles, 42 declararon que «hacía rato no me empataba con un pan con lechón tan sabroso», «qué pan con lechón más rico» y otras tonterías por el estilo.
Extremadamente preocupante la situación, a todas luces ahora mismo sufrimos una invasión rusa en Estados Unidos (en este caso, una invasión enlatada), y encima no se sabe cómo cocinan, o hierven esa carne, que marea a tanta gente.
Hay agentes de Putin hasta en la Pequeña Habana. El sur de la Florida no puede resignarse al avance del populismo nacionalsocialista promovido por el Kremlin. Como en Cuba, la carne rusa debe ser vencida en Miami.