“Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer”. José Martí (Periódico Patria, 1892)
“La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño”. José Martí (Revista la Edad de Oro, México, 1889)
El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un grupo de las que protestaban —no celebraban— en el centro de la Ciudad de México (CDMX) la emprendió contra la estatua de José Martí que se encuentra junto al Centro Cultural que lleva el nombre del Apóstol de la Independencia de Cuba.
Nadie debe dudarlo: se trataba de una representación de lo peor del feminismo, que ha tenido su escuela en la peor izquierda mexicana.
En las filas del feminismo en CDMX hay muchas y muchos miembros de valía, pero lamentablemente le ha florecido la escoria. ¿Por qué? ¿Por qué la gente decente que forma parte de esa agrupación ha permitido que algo de lo más cerril o perverso, o de ambas condiciones, se le haya “infiltrado”? Es tema para un largo análisis.
El grupo de mujeres que le fue encima al Maestro, según se ve, no es numeroso, sino más bien un basural colado en la manifestación femenil que, en esos mismos momentos, trataba de derribar la valla que el gobierno de izquierda del presidente Andrés Manuel López Obrador había colocado par de días antes para amparar el Palacio Nacional. Como buen montonero de barricada —valga la redundancia—, sintió López el pálpito de lo que podría venirle encima, en fecha semejante, en un país donde es raro el día en que al menos una mujer no resulte muerta o violada o con ambos resultados.
El piquete de enardecidas le entró con todo fervor de clase a la estatua del poeta. Según se puede comprobar en las fotografías que circulan en las redes sociales, le dieron con aerosoles, espray diversos, tiza y otras infamias.
Algunos replicantes, sobre todo en Facebook, le han hecho saber a quienes se duelen del suceso que este no tiene importancia: la estatua de José Martí no pasa de ser un trozo de metal o de piedra que, con solo someterla a una limpieza, quedará bien. Visto así, si escupo la foto de tu madre no hay ningún problema: no he escupido otra cosa que un trozo de cartón, que luego, con solo pasarle un paño, quedará como antes.
A raíz de lo ocurrido, no pocas personas han querido ver una posible confrontación entre los gobiernos de Cuba y México, en el sentido de que el primero, mediante un tono enérgico, pida explicaciones al segundo, intente lavar la afrenta. No sueñen, señoras y señores, todo esto quedará entre cuates, entre socios, entre perros rabiosos de la misma manada.