El único video en el que creeré será en una directa de Luis Manuel Otero Alcántara ya libre de sus verdugos. Pueden poner cien mil más, que lo único que interpreto claro es, primero, que los han mostrado por la presión internacional de fe de vida y, segundo, que el artista no se comporta con odio a pesar de estar sedado y bajo los efectos secundarios de su huelga de hambre.
Con lo que sea que le han suministrado, su nobleza sigue intacta y, aunque no se trata de un performance, la naturaleza de su actitud de calidad humana es la de un artista que en todas las circunstancias crea con su cuerpo, mente y proyección.
Sus detractores querían una prueba de que es un creador: ahí la tienen. En las garras de una fuerza poderosa del mal, logra darnos dos mensajes para que el video salga: que él está vivo, que no representa al odio y que la naturaleza de lo que puede sanar a la nación cubana viene de esa autenticidad; no busca el protagonismo ni la gloria sino, en cualesquiera de las circunstancias a que lo exponga ese poder, aquello de lo que Václav Havel dio fe en El poder de los sin poder: mover algo, protestar con palabras o en silencio, negarse, dejar de hacer, sobrevivir, disentir según las posibilidades que ese poder te deja como individuo, actuar hacia el prójimo, socorrer y tener la esperanza de que cada cosa que hagas, por mínima que sea, es mejor que hacer nada.
Y por último, sí me parece muy indigno avalar cualquier tipo de interpretación que venga de parte de sus secuestradores. Ellos son los verdaderos perdedores, han tenido que ceder su posición de intransigencia a ultranza porque necesitan tiempo para bajar el nivel de tensión y la atmósfera de protesta que tanto los desvela.