Como uno de los periodistas independientes de más larga implicación en el tema cubano, la opinión de Luis Cino (La Habana, 1956) siempre es atendible. Pertenece al Consejo Editorial de la revista Puente de Letras y es colaborador habitual de Cubanet.org y otros sitios digitales de dentro y fuera de Cuba. Sus libros de relatos Los tigres de Dire Dawa y Los más dichosos del mundo pueden adquirirse en Amazon. Reside en Arroyo Naranjo, en la periferia habanera.
Cino tuvo la gentileza de responder el siguiente cuestionario de Puente a la Vista:
La dictadura cubana ha confirmado el cierre de las oficinas de pago de Western Union en la Isla para el próximo 26 de noviembre, tras las sanciones anunciadas por la actual administración de EE.UU. ¿En qué medida cree usted que esta nueva situación acelerará o ralentizará la liberación de Cuba? ¿Cree que el régimen castrista dispone de variables para escapar de alguna manera a estas sanciones y continuar beneficiándose de las remesas enviadas desde el exilio?
Las sanciones a Fincimex, que pertenece a las FAR, son un duro golpe al financiamiento del régimen, que ha estado chuleando a los cubanos en el exterior apoderándose de los dólares y euros que envían a sus familiares en Cuba. Pero esas sanciones afectarán, más que al régimen, que buscará el modo de evadir las sanciones, a las familias cubanas receptoras de esas remesas. Es una muestra fehaciente de que el pueblo cubano es un rehén inerme del régimen, que es dueño de todo y ejerce un control totalitario sobre la sociedad. Todas las medidas que se toman contra la dictadura, terminan afectando al pueblo, y eso es utilizado maquiavélicamente por la propaganda castrista. Ahora mismo, en vez de buscar el modo de que Fincimex transfiera el manejo de las remesas a bancos civiles como el Banco de Créditos y Servicios o el Banco Popular de Ahorro o a Correos de Cuba, lo que hace es asustar y chantajear con el cierre de las oficinas de Western Union y el fin de las remesas, lo que supondría más hambre y miseria para muchas familias cubanas.
La creciente influencia de youtubers, o influencers, en el proceso de oposición a la dictadura cubana ha sido criticada por algunos políticos o activistas más tradicionales, tanto dentro como fuera de Cuba. Se habla incluso, crecientemente, de una “oposición de la oposición” en referencia a estos críticos. ¿Cuál es su visión sobre este asunto y cómo puede librarse la oposición cubana de una cierta tendencia, ya presente desde las guerras de independencia, a desgastarse en enfrentamientos infecundos?
Los influencers y youtubers, con su apasionamiento pero poca pericia política, están haciendo más daño que bien a la lucha por la democracia. Es lamentable tanta división y chusmería en las desavenencias. Hemos llegado a un punto en que parece que estamos en una bronca de solar o en una tiradera entre reguetoneros. La política no es un Reality Show. Hay que buscar los puntos en común, controlar los egos y vanidades y ahogar de una vez al intolerante Fidel que nos sembraron en el alma y que se suelta cada vez que tiene un chance. No es cuestión de buscar likes, ni de desatarse en los lives para atraer público. No hay líderes intocables ni hay que esperar a vivir en democracia para ventilar las diferencias, pero que sea con responsabilidad y decencia.
Decenas de exiliados cubanos se manifestaron recientemente, frente a la sede de la ONU en Nueva York, contra la disparatada inclusión de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo. ¿Cree viable una salida estadounidense de la ONU, dado el carácter cada vez más autoritario e irracional de esta institución, y la conformación, con el liderazgo de Estados Unidos, de un organismo similar pero constituido únicamente por países libres, que celebren elecciones pluripartidistas y periódicas y donde no se criminalice la diferencia?
La ONU y sus dependencias, particularmente el Consejo de Derechos Humanos, se han convertido en un descarado club de amigotes tiránicos y sus cómplices y chantajeados. Pero Estados Unidos tiene que seguir dando la batalla por la democracia y ejerciendo su influencia en ese escenario, por muy desfavorable que sea, para hacer cambiar la correlación de fuerzas en el mundo. La solución no puede ser retirarse de los organismos internacionales y seguirse aislando y estropeando las relaciones de USA con los aliados.
Imagine que estamos en el año 2030. ¿Qué ha sido de Cuba?
Para el año 2030 no creo que el régimen castrista exista. Al menos, no de la forma en que existe ahora. Si el pueblo no ha explotado y sacado a patadas a los mandamases del continuismo, habrán aflorado reformistas que por los reclamos populares y la presión internacional habrán tenido que hacer cambios. Pero la recuperación demorará décadas, teniendo en cuenta el estado desastroso en que se encuentra la economía. Y lo peor será el daño antropológico que nos dejará a los cubanos tantas décadas de vivir bajo una dictadura. Cuba tendrá que empezar casi de cero, y para levantarse necesitará el mismo tiempo o más del que le llevó al castrismo destruirla.