La publicación del libro Ma Rufina te está llamando, del Maestro de Luz Rigoberto Hernández, constituye sin dudas un acierto de Neo Club Ediciones. No sólo por su muy especial interés para los creyentes y estudiosos de las religiones de origen afro asentadas en América. También para quienes asumimos algún tipo de identificación o deuda, sea intelectual o emocional, con las tradiciones de la cultura popular cubana tan ninguneadas y mal interpretadas durante demasiado tiempo.
Más de cuarenta años de tenaz y fervoroso trabajo, por parte de su autor, certifican el contenido de este libro, presentado en el X Festival Vista de Miami. Se trata –para enfocarlo desde su propia óptica–, de las revelaciones que ha recibido Hernández en torno a la Regla de Ma Rufina, así como de las herramientas y autoridad que esta santa le concediera para representarla entre sus fieles.
El Cordón Espiritual Rufinista es resultado de la influencia del Vudú y de algunas otras variantes del espiritismo que han pervivido durante muchos años en Cuba (particularmente en su región oriental), gracias a la tradición oral. No en balde, la mayoría de los detalles que describe el libro permanecieron en secreto hasta su publicación.
Hablamos, en esencia, de una manifestación religiosa vinculada con labores de sanación y de terapia física y psicológica, la cual forma parte del amplio espectro cultural que introdujeron en América los esclavos africanos, fundamento de nuestro rico proceso de transculturación.
Es, por tanto, otro de los legados que debemos a la oralidad, inagotable surtidor de nuestra cultura.
Es bien sabido que el devenir de las expresiones religiosas afrocubanas está marcado por una penosa estela de marginación y menosprecio, desde la época colonial hasta hoy mismo, pasando por un largo período en el que incluso se intentó extirpar de nuestro país todo tipo de creencia que no fuese la fe en un futuro sin futuro impuesta por el poder político. Puede parecer paradójico, pero en medio de aquel ciclón ateísta, impuesto por Fidel Castro, el carácter de eternos marginados que habían sufrido los cultos afrocubanos a través de toda su historia, actuó como el principal soporte para su resistencia.
Mucho tuvo que ver en ello la tradición oral. Cuando fueron cerradas las iglesias católicas y de otros credos, o cuando la gente dejó de asistir a sus ceremonias, atenazadas por el miedo, la oralidad tradicional de la santería afrocubana continuó imperturbable su tarea. Sin templos, ni instituciones oficiales, ni reconocimiento legal, ni catecismos impresos; en fin, sin nada más que sus posibilidades de ser transmitida de boca a oreja, entre parientes, amigos y conciudadanos. Es la manera en que no solo logró sobrevivir, sino que, además, fortalecería su arraigo popular, aumentando la cifra de sus creyentes.
Y es justo así como ahora llegan hasta nosotros, mediante este libro, los secretos de la Regla de la santa Ma Rufina, que han resistido todos los avatares en tanto patrimonio cultural vivo y con una especial fuerza reanimadora en las áreas rurales del oriente de Cuba.
Como valor añadido, habría que distinguir la forma amena en que está escrito el libro. Con la desenvoltura que caracteriza a los comunicadores innatos, Rigoberto Hernández nos cuenta sus experiencias y aprendizajes en un estilo que se ubica entre la memoria biográfica y la novela. Nadie debe esperar entonces que a través de “Ma Rufina te está llamando” le disparen un sermón doctrinario. Igual que los creyentes hallarán en sus páginas una preciada guía, cualquier otro tipo de lector puede hallar conocimiento y recreo.