El poeta L. Santiago Méndez Alpízar, autor, entre otros, del poemario Bagazo (poemas iberos), responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
No tengo recuerdos tan exactos , sin embargo siento que siempre estuve ligado a la literatura, especialmente a la poesía. Hubo un tiempo en que me interesó mucho el teatro. Creo que todavía le doy aspectos dramáticos, teatrales a los poemas que escribo, y en la narrativa, igual. Los primeros textos fueron pronto. Luego vino fugazmente aquel disparate de los Talleres Literarios. Supongo que por ahí comencé a definir e interesarme de otro modo en la creación literaria.
Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
Supongo que cualquiera que lea lo que voy publicando, que tampoco es tanto, hallará esquirlas de mi vida. Las torpezas, amarguras y pérdidas que conforman mi breve obra, con su buen puñado de certezas y esperanzas, además.
Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que la hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
Esto es complicado, una pregunta excluyente por naturaleza, y exclusivamente selectiva. Cuando muchacho me recuerdo leyendo a Alejandro Dumas, Emilio Salgari, Mijail Sholojov. Ya ahí hay tres autores que seguramente me completaron en lo que soy.
Pero igual de muy joven me recuerdo leyendo a Ruben Darío, Oscar Wilde, Eliseo Diego. Tres escritores que ya son seis, y nos queda espacio para Cesar Vallejo, Virgilio Piñera, Lezama Lima.
Definitivamente no tengo tres libros pero, para no quedar mal del todo, te diré que cuando leí los Cuentos fríos, no pude hacer otra cosa que volver a leerlo dos veces más, tres en total, seguidas.
Luego vino la fascinación por la poesía de Ginsberg, su aullido me provocó y dio nuevas posibilidades para los poemas. Cuando descubrí -en Cuba estaba censurado- la antología, Libertad bajo palabra, de Octavio Paz, por el ya distante 91, 92, del siglo pasado, y ahora volvemos a tener tres más, fue otro alumbrón.
No te mencioné a Julián del Casal ni a los versos de Pepe, sus diarios, periodismo, ni tampoco a Frank Kafka, ni a Bulgakov ni a Guillermo Rosales, Ernesto Hemingway…
Todo lo dicho cabe igualmente en mi fascinación, asombro por la selvática obra de Octavio Armand: la vez que leí, tuve en mis manos, Piel menos mía, vislumbré un momento único de nuestra poesía, casi oculto o escondido, dentro y distante de eso que llaman tradición, nuestro canon.
A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
Nos hemos complicado en demasía, el patriotismo sigue siendo una plaga, se ha sobrecalentado el planeta y las vidas de los que lo habitamos. Verdaderamente es infinita la estupidez humana, que decía el sabio. La literatura es mucho más seria que la vida, no podrían ser lo mismo. No comprendo mucho de teoría cuántica, pero posiblemente estemos sobredesinformados . Repletos de falsa información.
Vamos que, en cuanto se pueda, pido visado para uno de nuestros universos paralelos.