Mientras el régimen de La Habana se empeña en mantener la represión como único medio para tratar con los artistas independientes cubanos, la plataforma oficialista Cubadebate, con todo el cinismo que la caracteriza, en un artículo publicado el 31 de mayo pasado, pide que se restablezcan los canales de intercambio cultural con los Estados Unidos.
Según rememora Cubadebate, durante los años anteriores a la administración Trump, «y muy a pesar de las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Cuba», artistas e intelectuales cubanos habían viajado al país norteño y la mayor parte de esos cubanos «que fueron a espacios estadounidenses lo hicieron literalmente por amor al arte, ante la imposibilidad de cobrar honorarios por sus presentaciones».
Añade el medio oficialista que la situación se fue deteriorando hasta el estado en que se encuentra hoy, debido a que en el gobierno de Donald Trump se tomaron medida, una tras otra, «para afectar las relaciones bilaterales, limitar los intercambios entre ciudadanos comunes y establecer una matriz de opinión negativa contra la Isla». Pero omite, como no puede ser de otra manera tratándose del castrismo, hablar sobre la escalada represiva que se estaba llevando a cabo en la isla contra los artistas independiente en tiempos del intercambio cultural, algo que dura hasta el día de hoy, y no parece que vaya a desaparecer, porque estos artistas han establecido un frente de lucha, y no ya solo contra la llamada política cultural del régimen a la que en 2018 adjuntó el Decreto Ley 349, sino contra todo lo que vaya en contra de la dignidad humana en la isla.
En su texto Cubadebate rememora una serie de eventos que formaron parte del intercambio cultural, y alega que a pesar de que las condiciones políticas bajo el mandato de Donald Trump ya no eran propicias para seguir, «los creadores y las instituciones estadounidenses continuaron acompañando las acciones de acercamiento bilateral», como intentado legitimar su tesis y al mismo tiempo mantener ante los ojos de los partidarios del castrismo el papel de víctima que éste interpreta cuando se trata de las relaciones con el Gobierno de los Estados Unidos, aunque hay que recordar que no fue hasta 2019 que la Casa Blanca prohibió que el gobierno federal financiara actividades de intercambio cultural con funcionarios y entidades estatales de Cuba.
Por otro lado, sostiene que en Cuba no hay tal represión y todo se trata de una especie de conspiración muy mediática financiada por «el aparato de fabricación de disidentes de la USAID y la NED», el cual, en otro intento de desestabilizar el orden interno de la isla, «entregó dinero a individuos sin ninguna obra cultural reconocida en Cuba o en el exterior para que posaran como víctimas y ciertos medios de prensa que tienen deudas con el Departamento de Estado y otras agencias redondearon la campaña magnificando ‘movimientos’ de personas aisladas y de otros que fueron víctimas de la confusión».
La única realidad detrás de esto es que régimen posee el monopolio de la actividad cultural, y prescinde de todo creador que manifieste públicamente su inconformidad con el sistema, a lo que hay que sumar una larga lista de artistas y escritores censurados, perseguidos, encarcelados y con prohibiciones de salida del país. Aunque hay que destacar que eso no es suficiente para evitar que los creadores independientes, contestatarios, continúen haciendo su obra y gocen de reconocimiento tanto dentro de la isla como en el exterior; posiblemente el ejemplo más visible de esto es el de Luis Manuel Otero Alcántara, artista visual que ha sabido llevar su creación a la par del activismo y en función de éste, razón por la cual en los últimos años ha sufrido la represión del régimen como nadie.
Por último, cabe añadir que este artículo de Cubadebate no es otra cosa que el reflejo de la necesidad que tiene el castrismo de que la Casa Blanca revierta la política heredada de Trump. Restablecer el intercambio cultural no sería otra cosa que el primer paso hacia el añorado acercamiento, el cual por estos días tanto funcionarios como medios de comunicación y propaganda han estado reclamando.