Algunos dirán que es falsa esta novela. Que las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) jamás existieron. O que sí, pero que solo eran campamentos de reeducación donde, mediante el trabajo, se reinsertaba a las personas confundidas (sin su permiso) en una sociedad con normas nuevas. Eso de creer en un Dios decadente o que te gusten entes de tu mismo sexo o el rock and roll (esa música de “maricones”) no va con los revolucionarios.
Transitar las páginas de una novela como esta se vuelve un asunto arduo. Caminas con dolor sobre el dolor de cuerpos inútilmente segados por esa otra guerra, esa estúpida e infantiloide borrachera de poder que comenzó para los cubanos en enero de 1959. Los personajes, levantados de sus rutinas a mitad de la noche, procuran sostenerse mediante una esperanza que saben inútil, pero que del mismo modo se niega a abandonarlos. Sus hambres anhelan con idéntica intensidad un cuerpo para amar que un trozo de músculo para sustentarse. Se burlan de todo y de ellos mismos. Y de paso nos cuentan una historia que hoy asusta a los mismos que la escribieron a punta de fusil. ¿Por qué Stalin fue peor que Hitler? Pues porque mientras fundamentalmente el malo de Hitler acabó con extranjeros, el bueno de Stalin fundamentalmente lo hizo con compatriotas suyos. Lo mismo hizo Fidel Castro en Cuba.
Del autor:
Rafael Vilches Proenza (Cuba, 1965). Narrador y poeta. Premio de poesía “Manuel Navarro Luna” en 2004 y 2010 con El único hombre (2005) y País de fondo (2011). Ha publicado la novela Ángeles desamparados (2001 y 2012) y los poemarios Dura silueta, la luna (2003), Trazado en el polvo (2006), Tiro de gracia (2010), Lunaciones (2012), Café amargo (2014) y La luna entre nosotros (2018, premio “Dulce María Loynaz”). Es considerado uno de los poetas fundamentales de su generación en la isla y la diáspora cubana.