Inflación y desabastecimiento: Causas y pronósticos de una crisis global

La inflación global no cesa y en los últimos meses hemos visto un repunte de precios en todo el mundo, incluso ligeros episodios de desabastecimiento. En Estados Unidos, los precios al consumidor se dispararon un 7,0% en 2021, la subida más alta desde el año 1982.

Otro de los principales motores de la economía mundial, Alemania, ha visto dispararse la inflación a su nivel más alto en las últimas tres décadas.

En Turquía, otro ejemplo de país azotado por el fenómeno inflacionario, el costo de la vida subió a un 36% en 2021, su máximo nivel en casi 20 años.

Brasil y México, las dos principales economías de Latinoamérica, han alcanzado sus máximos inflacionarios en 20 y 18 años respectivamente.

En cuanto a Cuba, la inflación arrasa. Los precios al consumidor cerraron en 2021 con un aumento del 70%, según informó el ministro de Economía, Alejandro Gil, en un informe ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Quiere decir que la cifra real debe ser mucho mayor.

Causas y pronósticos

La aparición del Covid 19, que durante dos años ha golpeado todos y cada uno de los escenarios económicos globales, es la causa fundamental de esta crisis. En el último tramo de la pandemia, segunda mitad de 2021, ha aumentado el consumo de la población mundial pero persistido los cuellos de botella en las cadenas de suministro.

Y es que la actual crisis inflacionaria tiene un factor común en casi todos los casos: los atascos en las cadenas que transportan los productos vía marítima, “con una crisis de los contenedores que ha provocado gigantescas disrupciones globales con barcos esperando semanas en los puertos para descargar sus productos y un histórico aumento en las tarifas del transporte marítimo” (BBC).

En pocas palabras, apunta la BBC, “si es más caro hacer llegar los productos a las tiendas, estos también suben de precio”.

El aumento de la demanda provocado por el Covid 19, además de las interrupciones de la cadena de suministro, la escasez de chips y de mano de obra, entre otros factores secundarios, han creado una tormenta perfecta para que el desabastecimiento prospere y la inflación se generalice.

Según el Banco Mundial, “se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará al 4,1 % en 2022, como reflejo de los continuos brotes de Covid-19, la disminución del apoyo fiscal y las persistentes dificultades en las cadenas de suministro”.

Pero no todas las noticias son malas: El mismo organismo ha asegurado que “se proyecta que la producción y la inversión en las economías avanzadas volverán a las tendencias previas a la pandemia”.

Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, ha asegurado que en Estados Unidos “la inflación tocará techo en el primer trimestre de 2022 y luego bajará para cerrar el año cerca del objetivo de la Reserva Federal, el 2%”.

Según este especialista, “la principal razón es que los cuellos de botella se irán deshaciendo y la demanda de productos se ralentizará a medida que los programas de apoyo fiscal vayan expirando”.

Precisamente lo que espera todo el mundo. O casi.


 

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Armando Añel
Escritor, editor, zensicólogo. Ghost Writer. Entre los años 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba. Tras recibir el premio de ensayo anual de la fundación alemana Friedrich Naumann, con la revista Perfiles Liberales, en febrero del año 2000 viajó a Europa, donde residió en España e Inglaterra hasta radicarse en Estados Unidos en 2004. Tiene una docena de libros publicados. Dirige Neo Club Ediciones y es uno de los coordinadores del proyecto Puente a la Vista y del Festival Vista.