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La última batalla

La última batalla de Carlos Alberto Montaner narrada por su hija Gina.

«Me lo dijo sin preámbulos, pero no me tomó por sorpresa. A principios de 2022, mi padre me encomendó la misión más difícil y dolorosa de mi vida: «Te pido que me ayudes a morir».»

Más de seis años después de ser diagnosticado en Estados Unidos con Parkinson, las capacidades físicas del escritor habían mermado considerablemente y la enfermedad comenzaba a hacer mella en sus facultades cognitivas. Carlos Alberto Montaner, que había dedicado su vida al desempeño intelectual, el activismo político y a expresar sus opiniones en una columna sindicada en América Latina, España y Estados Unidos, decidía el final de su vida antes de que la enfermedad le arrebatara del todo su autonomía física e intelectual. Él deseaba regresar a Madrid, donde había vivido más de cuarenta años y, como ciudadano español, acogerse a la Ley de Eutanasia recientemente aprobada en el Congreso.

Deséenme un buen viaje es una crónica íntima de su trayectoria sin retorno, y la de su hija junto a él, con el trasfondo de la eutanasia. Se trata de un camino lleno de obstáculos e incertidumbre; pero también es un recorrido extraordinario por las emociones, la comunión íntima y la perseverancia frente a la adversidad. Cuenta un viaje del desarraigo –las señas de identidad de una familia marcada por el exilio tras el triunfo de la revolución en Cuba– hacia el arraigo que significó para ellos retornar a España, su segunda patria.


 

¡Basta ya de mentiras! (I)

Ya disponible en Amazon ¡Basta ya de mentiras! (Neo Club Ediciones), obra testimonial donde acción y reflexión conviven armoniosamente revelando varios de los secretos mejor guardados del castrismo: exponiendo las mecánicas de penetración ideológica con que La Habana dinamita los soportes de la democracia en el hemisferio.

Sola ante el peligro. Burlando al aparato de control totalitario. La inagotable rebeldía del despertar de la conciencia. A propósito del lanzamiento del libro, Puente a la Vista entrevista en dos partes a su autora, Daisy Kramer, cuya voluntad pedagógica se hace patente a todo lo largo de estas sustanciosas memorias:

P. ¿Qué la atrajo al comunismo en Cuba al inicio de la Revolución, antes de decir ¡Basta ya de mentiras!?

R. Realmente nunca pensé que era comunismo ni sabía lo que era el comunismo. Lo que siempre escuché a mis padres fue la corrupción administrativa en todos los gobiernos y el golpe de Estado dado por Batista, con el cual nadie estaba de acuerdo. Veíamos a Fidel como el seguidor de Eduardo Chivás, líder abanderado del eslogan «Vergüenza contra dinero» para acabar con dicha corrupción.

P. ¿Cuáles fueron los momentos clave que la llevaron a cuestionar al régimen batistiano?

R. Los jóvenes torturados y muertos, asesinados por miembros de la policía de Batista, incluido nuestro maestro Esteban Hernández.

Había un ambiente creado de que Batista había asesinado a muchos jóvenes revolucionarios que querían acabar con el régimen que había asumido el poder por un Golpe de Estado y que Fidel se había alzado junto a otros jóvenes del Movimiento 13 de Marzo, liderado por José Antonio Echevarría (Manzanita), junto a líderes de nuestra propia escuela La Progresiva, como Cubela y otros que estaban peleando para acabar con la corrupción administrativa.

Hubo un encantamiento muy grande con el triunfo de la revolución que lo narro en mi libro, que nos hizo entregarnos a la revolución y creímos en todas las mentiras que Fidel llevó a cabo, incluida la de que existía la pobreza en el mundo por culpa del imperialismo yanqui, por lo que había que estar firmes en la lucha a favor de «los oprimidos», que el imperialismo nos iba a atacar en cualquier momento.

P. ¿Podría describir alguna experiencia personal que marcara un cambio en su perspectiva sobre el régimen castrista?

R. Mi desencanto con el comunismo no tuvo lugar en Cuba, sino cuando tuve que escapar con mi hijo, quien me dijo que los jóvenes no tenían futuro y que el asedio que sentía en Cuba era un infierno sin fin, por eso entiendo a los que aún viven allí creyendo en ese sistema que solo lleva a la destrucción y a la indigencia del país.

P. ¿Cómo fue el proceso de dejar atrás un sistema de creencias en el que confió tanto? ¿Qué impacto tuvo su desencanto con el comunismo en su vida y en su visión del mundo?

R. Los hechos vividos en Estados Unidos, como fue la convivencia en familia con mis padres y hermanos, el tener que afrontar la muerte de mi esposo recién llegada de Cuba y la forma en que pude enfrentar la vida, mejorando siempre, con todas las adversidades que podrán apreciar en mi libro, me hizo una madre exitosa con una vida decorosa que jamás hubiera tenido en Cuba, por lo que siempre digo: En Cuba fue soportable la vida mientras duraron las riquezas que el capitalismo dejó, después tuvieron que abrir los viajes de la comunidad, porque el gobierno nunca ha sido capaz de resolver las necesidades del pueblo, todo siempre va empeorando.

P. ¿Qué lecciones espera que los lectores aprendan de su historia?

R. Que el comunismo se enmascara con mentiras que al principio son muy cautivadoras en los discursos y en el papel, pero que jamás han funcionado.


 

Libertad (video oficial)

Un videoclip creado para dar voz a los 16 artistas cubanos que se encuentran injustamente encarcelados por alzar su arte a favor de la libertad en Cuba, mientras este 15 de noviembre se inaugura la XV Bienal Internacional de La Habana organizada por instituciones estatales. Esta canción rinde homenaje a aquellos que luchan contra la opresión y por la libertad de expresión, defendiendo sus ideales con valentía.

Un video de Omni Luis Eligio ( Omni-Ok Art Productions)
Producción Musical: David D Omni (@daviddomni)

Autores:

Kamankola: Cantautor y MC cubano, radicado en Miami, cuya música resuena como himno de resistencia y libertad tanto dentro como fuera de Cuba.

El Funky: Rapero multipremiado, ganador de dos premios Grammys por su participación en «Patria y Vida». Una voz esencial en la lucha por la libertad. Es socio artístico del preso político Maykel Osorbo.

Doble 9: Rapero y músico cubano radicado en Miami, conocido por sus letras críticas y comprometidas con la realidad cubana.

David D Omni: Legendario rapero y artista multidisciplinario, con más de 20 discos premiados. Además, responsable de la producción, mezcla y masterización de esta canción, su música es sinónimo de activismo y resistencia.

Luis Manuel Otero Alcantara: Artista multidisciplinario, Lider del Movimiento San Isidro, el cual provocó un despertar social sin precedentes en la Cuba totalitaria. Cumple injustamente cinco años de privación de libertad.

Este video es un grito de esperanza y libertad para todos aquellos que no pueden expresarse desde prisión. ¡Comparte y alza tu voz!


 

‘Leviatán. Policía política y terror socialista en Cuba’ (fragmento)

Presentamos a nuestros lectores un fragmento del libro Leviatán. Policía política y terror socialista en Cuba, del periodista Yoe Suárez.

Se presentará en Madrid el martes 22 de octubre, a las 6:30 pm, en la sede de la Editorial Deslinde (Calle Paredes de Nava 31, Madrid, cp. 28017).

La obra fue ganadora del I Premio Ilíada para libros de no ficción (Alemania), tras deliberaciones de un jurado compuesto por los periodistas Johan Ramírez, de Venezuela, Isaac Risco, de Perú, y Amir Valle, de Cuba.


 

Poco después de las 10 de la mañana una voz gritó mi nombre frente a la puerta principal de la casa.

Un seguroso, pensé. Podía tratarse del prometido registro del Capitán Jorge, y metí la laptop y un disco duro en un viandero, detrás de unos plátanos verdes y algunas cebollas. Oí a mi tía responderle a quien me buscaba que para verme debía llamar por el portón del garaje.

Mi familia vive hace casi 60 años en esta casa. A inicios de la Revolución, cuando huyeron sus dueños, albergó a becarios del interior de la isla como parte del amplio programa gubernamental que escolarizó y adoctrinó políticamente a toda una generación. Mi abuelo acondicionó el garaje de la casa para que mi madre viviera en él, en los 90 techó y levantó paredes alrededor de una cisterna contigua y la convirtió en sala.

Allí, en un antiguo garaje y sobre una cisterna, he pasado la mayor parte de mi vida.

Salí en short, camiseta y con nasobuco, y el Oficial René estaba al otro lado de la cerca, también con nasobuco, uno color mamey pálido. Me pidió, con su manera ligeramente avergonzada, que le disculpara, preguntó si estaba ocupado. Le dije que estaba durmiendo al niño, fue un impulso, no era lo que estaba haciendo, era mi esposa quien lo dormía en el cuarto.

─Pero, ¿tienes diez minutos nada más? ─preguntó el militar─ Es para enseñarte la documentación de la que te había hablado la vez pasada.

No recuerdo haber hablado de “documentación” alguna, pero le dije que sí, que pasara, también lo dije sin pensar. Y dio un paso atrás.

─No, no, te espero en una oficina, en la empresa Transtur. Allá te veo ─dijo, y se fue hacia el fondo de la calle.

Entré a la casa para ponerme los zapatos, un pulóver y le dije a mi madre a dónde iba. Salió detrás de mí y me dijo que no me exaltara, le pedí que le contara a María Antonieta cuando terminara de dormir al Caleb.

Desde que salí de la casa, vi al Oficial René, parado en la acera, cuatro casas más allá de la mía, frente a la empresa Transtur, donde habían citado días antes a mi madre.

Cuando llegué, me recibió con un pomo de agua clorada. Preguntó por la familia, que cómo está el niño, que me había interrumpido en el momento más lindo del día. Lo dijo sabiéndolo. Y me hizo recordar la sensación del cuerpo dormido, que se deja ir al sueño sobre mi pecho y mi hombro.

Lo seguí en silencio a un espacio con el falso techo muy bajo, sin ventanas y climatizado. Adentro esperaba otra persona: un joven negro pelado al cero, más bajito que yo, de brazos gruesos y dedos finos y alargados. Llevaba un nasobuco verde, por encima del cual se avistaban dos ojos brunos. Se presentó como el Primer Teniente Alexander.

El Oficial René empezó por la “documentación”, papeles que sacó de su carpeta transparente. El primer era un esquema sobre el supuesto financiamiento de lo que el DSE llama subversión, o sea, el periodismo no estatal, en la que yo participaba. Un globo en la cima representaba al Congreso de los Estados Unidos, dos líneas conectaban el globo con la NED y con la CIA, de ahí otra línea iba a una foto de Pablo Díaz Espí, de ahí a un banner con el nombre de Diario de Cuba inscrito y un paréntesis abajo: “DDC paga 150 USD a cada uno de sus colaboradores”. Me calmó, otra vez, saber que no saben nada.

Del banner de DDC salían líneas a fotos de varios colaboradores. Había una foto mía. Parecía diapositiva sacada de una presentación de power point, quizá una con la que adoctrinan a gentes como los hombres tras los criptonimios René y Alexander. Cosas que aprenderán para exámenes sorpresa en sus escuelas secretas, que repetirán antes de ponerse los grados militares.

El esquema era primario y sin fuentes. Pero un recuadro esquinado dejaba clara la intención de amedrentar: hablaba del Decreto Ley 370, que decomisa celulares y laptops, y multa a quienes difundan noticias falsas o que falten a las buenas costumbres en redes sociales. 120 dólares o 3 mil pesos cubanos era el duro monto, en un país con un salario medio de 31 USD al mes.

Bajo ese genérico concepto ya habían multado a más de una docena de ciudadanos, activistas y periodistas. Varias personas habían dicho que no pagarán las multas, aunque también algunas se retractarían en silencio después de pensarlo o de recomendaciones legales y liquidarían el monto. Yo me uní a la firma de una declaración reciente contra el Decreto Ley, al que también se le conocía como Ley Azote.

El 370 me lo había extendido el Oficial René sobre la mesa de bagazo circular en torno a la que estábamos, en un papel recién impreso y con todas las letras perfectamente visibles.

─No es por nada, pero por si más adelante hay que aplicártelo, que sepas ─dijo, afable, aunque no escatimó en advertirme de otros castigos previstos en el código penal con dobleces que llevaba. Por ejemplo, la Sección Quinta, en su artículo 103, inciso 3, correspondiente a Propaganda Enemiga, confería a mí trabajo entre 7 y 15 años de cárcel. Así. Propagandista y enemigo.

─¿El Decreto Ley 370 se aplica retroactivamente? ─pregunté, aunque ninguna ley se aplica en reversa, pero quería oírlo de sus bocas. No sé, uno se aferra a la palabra de la gente, quizá en la misma medida que da valor a la suya.

─No ─contestó el Primer Teniente Alexander─, no nos vamos a poner a buscar qué publicó Yoel Suárez en 2015…

─No pregunto por mí, sino por la ley en sí ─interrumpo.

Dio unas vueltas cuasilegales, que si en Cuba hay muchas personas llamando a un levantamiento popular aprovechando el problema que hay con el coronavirus, que en Estados Unidos están esperando ese pretexto para emprender una intervención militar directa, que ningún cubano con dos dedos de frente quiere eso, que ya no hace falta escribir en un periódico lo que piensa una persona sino que en las redes sociales puede publicarlo y ya, y teclea un celular imaginario con sus dedos afilados.

─En fin, es discrecional y arbitraria la aplicación de las multas ─dije.

─O el decomiso de los medios de transmisión, celular o laptop ─acotó René, sin poner atención a lo que yo criticaba.

El Subteniente se conducía con bastante confianza, como un viejo minero que sube a la cubeta de mineral y se pierde en la oscuridad del pozo:

─Nuestro trabajo es profiláctico, conversamos primero, la intención no es ejercer la violencia.

─Aunque no se han mostrado violentos físicamente conmigo, es preocupante que me obliguen a romper la cuarentena, ya varias veces, con este tipo de citaciones. Y díganle a la persona que monitorea mi trabajo, que lo haga bien ─suelto y no explico más. Creo, quizá erróneamente, que saben que me refiero a la aplicación del 370, que busquen una buena excusa.

Duras condenas aplicadas por Propaganda enemiga, más de una década de encarcelamiento, no parecen factibles ahora que Fidel Castro murió y Raúl Castro es un anciano que se apartará más del poder político visible entregando el Secretariado del PCC.

Sin los hombres fuertes de la llamada generación histórica, el régimen no cuenta con el capital simbólico suficiente para echar al presidio a un periodista por cuestiones, explícitamente, políticas. Al menos eso quiero creer. Cavilo, mientras la conversación vuelve a los remolinos habituales, y repito que estoy frente a ellos en calidad de ciudadano y de individuo, que si tienen algo que hablar sobre la política editorial de Diario de Cuba deben hablarlo con los directivos de Diario de Cuba. Les explicito que por ética estoy contra las fake news, que no comparto o difundo contenido que no pueda comprobar, y que por mi fe estoy en contra de la violencia contra cualquier ser humano.

El Subteniente cree encontrar un resquicio, y empezó a rasguñar la pared.

─Por eso mismo me preocupo por ti ─dice, paternal─, si mandas una noticia a Diario de Cuba y en la redacción la cambian, la manipulan, lo que sale es mi nombre y quedo yo en evidencia.

─Hasta hoy no he tenido esa clase de situación, el día que pase saldré de Diario de Cuba como lo he hecho de medios estatales y de medios no estatales donde trataron de cambiar el espíritu de algún trabajo. Mi único patrimonio es mi palabra, no tengo más nada que dejarle a mi hijo. Por eso la cuido.

─Y cómo podemos acceder a tu trabajo… para poder validarlo ─se aventuró Alexander

─¿A qué se refiere?

─¿Podemos recibir tus textos antes de que lleguen a DDC, para saber lo que estás escribiendo y que no te lo cambian?

─Mire, de eso me ocupo yo, y ningún periodista haría eso, dejar que un agente externo intervenga en la producción de su contenido. Eso no lo hago ni con los entrevistados, ni con las fuentes.

─No ─reculó el Subteniente─, te digo ya una vez publicados.

─Ustedes pueden revisar mis textos cuando salgan en Diario de Cuba, ahí está lo que publico fiel a como lo mandé. Si no fuera algo que yo mandé, pediría en la redacción que quite mi firma o lo retire.

El Subteniente insistió una vez más: que el periódico está bloqueado en Cuba, que desde su casa él no puede entrar. Estuve tentado a decirle que reclamara al gobierno, que hablara con sus superiores, ellos son los que bloquean a los medios. Pero, ¿tenía sentido entrar en un careo de esa clase, seguirle la cuerda a una persona que solo busca la complicidad, que sabe tan bien como yo quién impide a los lectores llegar a cierto contenido? Además, ya el Oficial René había recogido el Código Penal, papeles impresos y un bolígrafo en su ordenada carpeta transparente. Le explico que a través de algún Proxy o VPN pueden acceder, que los puede ayudar la misma persona que monitorea las publicaciones incómodas.

─Pudiera ser a través de un correo ─propuso, porfiado y con tono amable.

─Me niego a ese tipo de contacto ─terminé.

Hay unos segundos de silencio. El Primer Teniente Alexander baja la cabeza y desde abajo vuelve la mirada a mí. Se pone de pie, el Oficial René lo imita y después yo. Da por terminado el encuentro y me dice que habrá otros y que quizá más adelante entenderé por qué hacen esto.

El Oficial René me acompañó hasta la puerta del parqueo de Transtur. Ahí me deseó que sigamos estando bien mi familia y yo, o algo así. Lo dijo de lejos, con un pulgar en alto.


 

Radiografía de un esperpento

Los tejemanejes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), esa cofradía de funcionarios, artistas y escritores con una marcada propensión al oportunismo, la chivatería y otros amoldamientos que garantizan la pertenencia al gremio y el acceso a ciertas recompensas, han visto nuevamente la luz. Esta vez, sin embargo, con una visión un tanto más patética al abordarse, desde el equilibrio y un agudo escudriñamiento, los múltiples efectos, dentro y fuera de la Isla, de la ponzoña cultural seudo-revolucionaria elaborada a cuatro manos entre Fidel Castro y Nicolás Guillén, un poeta con alma de comisario, muy resuelto al momento de aceptar la presidencia de aquel engendro creado en la segunda mitad de 1961.

El libro Policía, policía, ¿tú eres escritor?, escrito por Armando Añel y publicado por Neo Club Ediciones, nos ofrece una panorámica de la verdadera naturaleza de lo que se suponía fuera un espacio para la libertad creativa y la promoción del arte y la literatura sin accesorios desnaturalizantes, pero que, en la práctica, resultó plataforma destinada a la perpetuación de una ideología excluyente a través de la instrumentación de la cultura y el arte.

En el submundo que prevalece tras esa falsa UNEAC se desdibuja un concierto de hechos convertidos en norma que obligan a asumir como muecas de mal gusto la entrega de innumerables premios, oportunidades de publicar y demás prebendas, en la mayoría de los casos sin nada que ver con la relevancia profesional de la obra y mucho con la “guataquería”, la delación, el silencio cómplice, la activa participación en actos de repudio o incluso la firma de documentos que en su momento avalaron el encarcelamiento o la pena capital como castigos ejemplarizantes por exigir pacíficamente el respeto a los derechos fundamentales.

Con tales referencias, es harto difícil descubrir la frontera entre la validación genuina y la que emana de decisiones tomadas a la sombra de las más oscuras motivaciones.

Los testimonios de varios escritores y artistas independientes combinados con la perspicaz investigación del autor, conforman los pilares de una lectura amena, alejada del cliché y la superficialidad, que revela en sí su trascendencia. Se trata de un breve pero sustancioso viaje por los dominios de una de las instituciones claves del poder en Cuba.

Los detalles de un perfil ceñido a la cuadratura ideológica del partido, con sus habituales mecanismos de control y la obligatoriedad de adherirse a los patrones culturales establecidos, exponen la naturaleza real de la UNEAC desde su fundación, sin olvidar su rol como entidad transnacional de la subversión y la compra de lealtades.

Respecto a este último asunto, el libro da cuenta de la maraña de acciones destinadas a promover la división y la desconfianza entre los escritores y artistas exiliados, todo ello mediante el asesinato de la reputación, el boicot y “el ninguneo”, como parte de un plan que se repite organizado desde La Habana por oficiales del Ministerio del Interior y operado por sus agentes de influencia en los respectivos lugares de interés.

Al concluir la lectura, queda claro que la UNEAC mantiene su perfil gracias a una profusa nómina de segurosos y malandrines dispuestos a continuar aplicando, sin miramientos, los manuales de la censura y la autocensura, auxiliados por el garrote o la zanahoria, según convenga.

Ni qué decir de la continuada estructuración de un sinnúmero de operaciones extrafronterizas con la finalidad de obstaculizar o destruir proyectos y personas comprometidos en la articulación de un producto cultural auténtico.

De esta manera, llego a la conclusión de que la autenticidad del organismo de cinco letras, parido por la revolución hace más de seis décadas, es apenas un estrujado disfraz que Añel se encarga de transformar en tiras para proceder a una radiografía cuyos resultados están accesibles para todo el que los quiera ver.


 

¡Va a ser que no!

Zona de interés, del afamado director Jonathan Glazer, pone en cuestión un dilema que sigue entendiéndose de manera unipolar, relativo al análisis del totalitarismo. Coincidente con el Buñuel del humor más cáustico y surrealista, conecta con El ángel exterminador e incluso con una película cubana de los años 60 bastante desconocida por este otro lado del mundo (también muy buñueliana): Los sobrevivientes.

Respecto a la obra de J. Glazer, es una historia distinta y, junto a Niño del pijama de rayas, no la leo como apologético intento de ningunear el horror, sino de contar plus otro punto de vista. Y con ello me pasa (salvado las distancias) parecido a la obra del principio del pintor y escultor Anselm Kiefer, hablando de la deuda casi vuelta complejo alemán, de haber estado tantos años sin hablar en profundidad del asunto, “la erotización del sufrimiento” y “complejo de culpa” que ni el juicio de Adolf Eichmann (en “Jerusalén”) se atrevieron a hacer en suelo alemán. Quizás, entre otras cosas, porque no se revolvieran los demonios vivos de una sociedad en la que siguieron ahí, coleando sus designios con mayor/menor vengüenza, la implicación total de todas las instancias sociales y culturales del desastre particularmente siniestro, con el beneplácito colaboracionista de Hugo Boss, Bayer, Volkswagen, Mercedes, Messerschmitt, Albert Speer, Werner Heisenberg. Y no sólo los grandes emporios, sino todo el mundo, “Die Volks” al completo, desde el Nobel hijo de la dinamita Günter Grass ex-juventudes hitlerianas, a Heidegger,  Otto Rahn y el más largo etcétera.

Sólo ahora y con un esfuerzo enorme, por pudor y como quien reabre necesariamente una herida para terminar de sanarla, se comienza a hablar, y todavía de manera muy tibia, sobre todo ello. Al lado de todo el horror consabido que sin dudas fue, hay miles de historias que quedaron fuera del centro de mesa.

Me sorprendió la banda sonora, el modo en que estructuraron el sonido, los difíciles silencios —fijémonos en eso, pues me toca profundamente— mientras miles de seres humanos, la gente en general, continúa saliendo por las chimeneas… creo que al final uno sabe exactamente lo que está pasando del otro lado del campo y se ha contado mucho, desde siempre ese punto de vista, pero ¿y los otros? (“La vida de los otros” denuncia también ese otro film sobre el conflicto de lealtades en las escuchas y la vigilancia en la Alemania oriental del director Florian Henckel). Así la mirada comprometedora de este otro lado adquiere aún más horror, pues hoy sabemos con la anuencia y la normalización que se vivía del lado de esa casa y familia “pastel”, idílica, que tan sabiamente Hanah Arendt denominaría: Monstruo que no es un diablo con cuernos, sino BANAL, “la banalidad del mal”. Personas eficaces haciendo su trabajo, en completa anulación de cualquier iniciativa distinta al paradigma oficial de la época; voluntad moral que reconstruyen alrededor de una ideología sustitutoria. Visión distinta a la asepsia aniquiladora de cualquier cuestionamiento, enfocado hacia el adocenamiento y supresión de la voluntad crítica, la lucidez y el sentido común.

Creo importante no sólo ver el anzuelo y centrarnos en el dolor de la hincada atroz, sino también de la ¿suculenta? carnada/promesa que lo camufla, pues tras esa añagaza se disfraza la verdad que incluso en nuestro presente seguimos sin ver.

Esa “zona de interés” según se quiera y/o se estudie, es la que responde lo que aún ni la politología, ni la historia, ni la antropología, ni la psicología ni la sociología han podido y no es: ¿Por qué surgió un demonismo así? Sino ¿por qué las masas lo aclamaron, lo necesitaron, lo posibilitaron y auparon? (como en Cuba) Eligiendo el suicidio colectivo, y de tal magnitud que sobrecoge la anuencia tácita, la complicidad y la implicación general.

Todo eso me conecta con la obra del director alemán Jünger Syberberg, una perspectiva que sienta al Hitler. Ein Film aus Deutschland en el hipotálamo de nuestras actuales sociedades del “bienestar”, haciéndonoslos naturalizadamente insoportable (en medio de una “Normosis” de asunción general). Porque en lugar de enajenar el mal convirtiéndolo en un sobrenatural demonio en el que jamás nos ve(re)mos reflejados, nos devuelve la sangre, la miseria humana, la traición al sentido, creando otro aberrante e inhumano al que aferrarse, en definitiva nuestra humanidad que no es sólo un ámbito de lo esperable, lo aceptable y lo polite, sino también lo que no… además, espejo normalizado, y sentado entre nuestros propios y mundanos hábitos cotidianos, la costumbre, lo doméstico, la mediocridad tácita, la profesionalidad rigurosa ¿sin cuestionamiento moral?, el relativismo, la cultura del eufemismo y la posverdad, cual invisible dilema de “lo banal” (H. Arendt). El asiento sobre el que fertilizan males mayores, y edificó junto al estalinismo (ambos “colectivistas” de izquierdas y socialistas) la peor arquitectura de nuestra más terrible y nauseabunda historia reciente.

Este film desentumece la acostumbrada anestesia positivista decimonónica, y esa peligrosísima idea de “mejoramiento” que supuestamente nos separa del monstruo, haciéndonos creer que estamos lejos de él, creyéndonos haber superado el desastre (teratológico). Pues groseramente hablando: ¡Va a ser que no!

El señalamiento del empinado y arrogante dedo índice acusador no es/será hacia afuera, sino hacia adentro, cuando cada uno de nosotros tenga de verdad el valor de desmantelar para siempre el triunfalismo bobo de las infantilizadas sociedades de hoy y por primera vez apuntemos a nuestra propia cabeza, cara asustadiza y afásica, apretando los dientes y reflexionando en realidad sobre la complejidad del asunto. Pues los “colectivismos” (totalitarios, barbáricos) no se vencen con estadísticas sobre Auschwitz o Gulag, sino con autorreflexión consciente y omnilateral, sin usurpación de la voz de quien debe, quiere y necesita también ser narrado. Desde la responsabilidad de percibir por cuánto tiempo se mira el abismo, porque también el abismo se mira en uno y algo de todo ello nos lo llevamos dentro (Nietzsche).

A veces creemos que pensamos, pero sólo estamos reorganizando nuestros polares, extremofilos y maniqueos prejuicios.

Se trata de un intento de mostrar lo que no queremos ver, y es descarar el disfraz corporativista que hoy mismo sigue ocultando, como Google vende los datos de los disidentes chinos al MSS y el Kuomintag por unos cuántos dólares más, y de igual forma como sostenemos el limbo extrajudicial de Guantánamo sin aceptar que se mintió por petróleo y amapolas, o se sigue creyendo que la barbarie de Cuba o el “Pacto de Varsovia” rivaliza con la “Operación Cóndor” y la OTAN. La reacción de unos prepara la reciprocidad de los otros… “espejo de paciencia” —diría— Silvestre de Balboa. Comprendiendo que lo contrario del mal no es el bien (cuando lo son si lo fueran), ambos te engañan lo mismo, en cambio apartarnos como sutilmente sugiere Nietzsche estando “más allá del bien y del mal”, donde exploramos la fenomenología con una “ciencia profunda” y no estrecha (Ken Wilber) el “Orden Implicado” (David Bohn), evitando el bizqueo “explicativo” surfeando de constante sobre la superficie de los actos.

Así, la historia del hombre no es/no ha sido/no será sólo la historia del hombre ¿despierto? y ¿consciente? Están también los sueños, las pesadillas y un inmenso inconsciente sumergido bajo el manto anodino de las arraigadas costumbres.

Tras los bastidores de cada encrucijada hay una razón “explícita” que nos compra o nos somete, y luego otra “implícita” todavía más compleja, que habita/habla del miedo gemelar ad “Leviathan” del retador Thomas Hobbes, que suma el “atrévete a ignorar” a la socrática y délfica sentencia, empujándonos al “Nosce te ipsum” para unos “ojos abiertos aunque entornados”… “Eyes wide shut” —diría S. Kubric—, o aún más lúcido el Za-Zen cuando anuncia: “despertar de la consciencia sin apoyarla en nada”. Lucidez de una mirada sin apEGO, sin sistemas claustro de conocimiento (conozco y miento).


 

Joaquín Gálvez en Viernes de Tertulia

Viernes de Tertulia, evento artístico y literario del tercer viernes de cada mes conducido por el escritor y periodista Luis de la Paz, invita a un conversatorio y la presentación del libro ¡Cuídate Cuba, de tu propia Cuba! (Neo Club Ediciones, 2024), del poeta, ensayista y promotor cultural Joaquín Gálvez.

Participa además el crítico Wilfredo Ramos para una lectura dramatizada de un texto del libro.

Viernes 20 de septiembre

8:00 de la noche

Miami Hispanic Cultural Arts Center

111 SW 5ta. Avenida

Viernes de Tertulia es un evento gratuito para el público asistente y es transmitido vía Facebook Live por las páginas del Creation Art Center y el Miami Hispanic Cultural Arts Center.


Exodus: Alternate Documents (1994-2024)

La práctica post-documentalista de Willy Castellanos surgió del cuestionamiento a la capacidad enunciativa del registro fotográfico que realizó desde las costas de La Habana, Cuba, durante la llamada Crisis de los Balseros de 1994. Castellanos fotografió secuencias completas de acontecimientos que incluyeron, desde la construcción de las balsas y los rituales de la despedida, hasta las escenas de las multitudes que se lanzaron al mar protagonizando el fin de la última utopía del siglo XX.

Hace una década, la exhibición Exodus: Alternate Documents (2014), celebrada en el Centro Cultural Español Miami, fue concebida como un laboratorio para expandir las fronteras narrativas del documento fotográfico inicial, fusionando las imágenes con instalaciones artísticas y técnicas documentales participativas. Los protagonistas del éxodo residentes en Miami aportaron sus testimonios y fotografías de los preparativos o de su estancia en la Base Naval de Guantánamo. Paralelamente, Castellanos localizó y filmó a varias de las personas que había retratado veinte años atrás, y creó instalaciones como Pies secos-pies-mojados (2014), incorporando a las imágenes fragmentadas del mar un archivo sonoro grabado en el tiempo real de una partida.

Su ejercicio creativo asume el pasado como un relato abierto que interpela los límites de cada imagen documental; un relato capaz de reestructurarse a través de los años, a medida que absorbe otros registros testimoniales, generando nuevas piezas que completan el rompecabezas de la memoria colectiva. En el trigésimo aniversario del Éxodo de los balseros, la curaduría concebida para FotoFocus 2024: Backstories despliega nuevas piezas, instalaciones artísticas y documentaciones recolectadas en la edición de 2014.

La exhibición reafirma la apreciación de Walter Benjamin: “La historia es el sujeto de una estructura cuyo sitio no es el tiempo homogéneo y vacío, sino el tiempo lleno por la presencia del ahora.” El cuerpo del relato se multiplica con nuevas historias en un ahora que es inseparable de todos los tiempos y de todos aquellos que, desde los más diversos puntos del planeta, se embarcan cada día siguiendo la senda incierta de la emigración.


Adriana Herrera, curadora

2024 FotoFocus Biennial: Backstories,

Cincinnati, OH

Willy Castellanos: Documentos alternativos del éxodo

Aluna Art Foundation invita a la recepción de inauguración de “Willy Castellanos: Exodus; Alternate Documents (1994-2024)”, una exposición comisariada por Adriana Herrera y producida por Fotofocus Biennial Backstories + The Anex Gallery, Cincinnati.

26 de septiembre de 5-8 pm
La galería del Anex
1310 Pendleton Street, Cincinnati, OH 45202
Ph: (513) 407-7077

Éxodo: Documentos alternativos (1994-2024) es parte de la Bienal de FotoFocus 2024: Historias. El apoyo a esta exposición fue proporcionado en parte por FotoFocus.

Documentos alternativos del Éxodo (1994-2014)

La práctica post-documental de Willy Castellanos surgió de cuestionar los límites discursivos del registro fotográfico que hizo desde las costas de La Habana, Cuba, durante la crisis de Rafter de 1994. Castellanos fotografió secuencias completas de eventos que incluían todo, desde la construcción de las balsas y rituales de despedida hasta escenas de multitudes lanzadas al mar, marcando el final de la última utopía del siglo XX.

Hace una década, la exposición Éxodo: Alternate Documents (2014) en el Centro Cultural Español Miami fue concebida como un laboratorio para ampliar la narrativa y los límites conceptuales del cuerpo fotográfico inicial. La exposición fusionó instalaciones artísticas y técnicas documentales participativas. En el trigésimo aniversario del Éxodo de Rafters, el concepto curatorial diseñado para la Bienal de FotoFocus 2024: Historias revela nuevas piezas, instalaciones artísticas y documentos recopilados en la edición de 2014.

El ejercicio creativo de Castellanos asume el pasado como una narrativa abierta que desafía los límites de cada imagen documental, construyendo una crónica capaz de reestructurarse mientras absorbe, a través de los años, otros registros testimoniales proporcionados por las propias vigas. Su cuerpo de trabajo reafirma la apreciación de Walter Benjamin: «La historia es el tema de una estructura cuyo sitio no es homogéneo, tiempo vacío, sino tiempo lleno por la presencia del ahora». La narrativa de su serie original de 1994 se multiplica con nuevas historias en un ahora que es inseparable de las experiencias pasadas y presentes de quienes, desde los puntos más diversos del planeta, han seguido el incierto camino de la emigración.

• Bienal de Foto/Enfoque / Historias de fondo / Octubre 2024
#FotoFocus2024 #historiasdeespalda


 

Retrato de Thomas Matthew Crooks

El ego rumia incesante la bilis, la ponzoña que le ha lacerado. No sabe, quiere desconocer, que la humildad y el amor metamorfosea, convierte, crea alas coloridas de libertad. Amor y humildad: Antídotos por excelencia para evitar todo rencor y protagonismo.

Siempre es bueno recordar que la mano que te hiere es porque está muy herida. En todo acosador habita la pesadilla del que oculta que está siendo acosado. El miedo, por lo general, es peor y de consecuencias más nocivas y lamentables que el hecho o la causa que lo provoca.

Pero el ego, con sus emociones al pairo y su mentecita mortal siempre miedosa, se parapeta y no atina a otra cosa más que a la complacencia social: relación de gusto/rechazo: conflicto de acercamiento/evitación que psicotiza. ¿Que psicotiza o psicopatiza? Dos cosas, entonces, le son llamadas a reconocer: la gloria de sí y el odio o desprecio de sí mismo.

No sabe cómo lidiar con lo anodino. No logra percibir su cualidad de imago y análogo, su talla espiritual divina… creado a la imagen y semejanza de lo prístino inmaculado. Y, a estas alturas, los llamados a educar, los obligados a hacer, se olvidan de la profilaxis-objeto-educativo de los antiguos gimnasios. Educar para la libertad y no para el miedo.

Dos veredas marcan una pauta en esto, dos rumbos ¿dhármicos?, dos íter cruentis: el de Raskolnikov y el de Tom Ripley. Hay una salvación; siempre existe un remedio a tiempo para todo aquel que, al no saber dirigir su conducta, pierde el alcance de su acción. No nos enseñaron nunca a lidiar con nuestras emociones y a conciliar con nuestros pensamientos. La individualidad, el verdadero individuo, en tanto ‘hombre sabio, no necesita mandar ni obedecer…’. Menos aún complacer al que lo acosa ni estar a tono con las multitudes.

De rodillas le pediré a Dios por el alma de este muchacho. Siempre se sintió olvidado.


 

 

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