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Entre lo legitimado y lo excluido. La revancha del gusano

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han reflexiona con cierta audacia sobre el actual panorama desolador y al mismo tiempo desafiante e injusto de las sociedades del consumo (del mismo por el mismo sin pasar por el otro) bajo un autocanibalismo narcótico sin fin.

En un texto mío dedicado a Cuba —mi país natal—, que denominé “Elogio al palenque o la banalidad integral”, reivindicaba la “delincuencia lúcida”, la resistencia y el estoico “egoísmo (pos)(n/r)acional” que Ayn Rand devuelve al grito, al animal, al derecho natural y la reivindicación misma en un mundo estéril, higienizado para el consumo, impoluto e infértil, como el que las sociedades occidentales modernas corporatocráticas procuran. De “gusano” mutante a crisálida creativa, frente a “parásitos” a expensas del rehén que toman contaminándole hasta depauperarle totalmente, volverle adicto al drenaje insano o transformarle también en su propia podredumbre muerta bajo la mendicidad de cuerpo y espíritu, anclado a la nodriza de las subvenciones públicas (del marxismo cultural) y/o las remesas, que ya no son migajas de un hábito pedigüeño, infantil e irresponsable.

Una actualidad tan descorazonadora como despoetizante, donde quizás lo “improductivo” resulte el único estado de desobediencia suficientemente “libre”, saludablemente desinvolucrado (verdaderamente crítico al hiperconsumo u otras tiranías al uso). Intento que detiene o suspende cautelarmente el aparato narcisista de la eufemística corrección política (deseo de agradar al ego, el mundo de/para la imagen, erosionando la escucha y la necesaria autorreflexión) además de su aparente cuidada, “vendible” e igualmente siempre vulnerable “voluntad pública” homologador(a) reproductiva de/en/para la normalizada sociedad neurótica.

Constructo obligatorio existencial hoy, todavía más confuso, abusivo, sobreinformado, innecesariamente sobrecalificado, insostenible, seudoprofesionalizado y desproporcionalmente “rentable” (no sostenible) donde lo vivo ya no está. Y se multiplica la extensa (pero ya casi invisibilizada) zona muerta (sólo para quien no quiera ver) que ya no parece, hecha indistinguible, camuflada tras una “normalidad” (normalización de la patología), “Normosis” no aparente, en realidad desesperante.

Sobrevivimos amenazados entre el Apocalipsis autodestructivo de la marginalidad, el suicidio y la exclusión (improductiva) ¿libres? pero desamparados, abandonados y solos, en perenne enfrentamiento/contraposición a los integrados, ejecutivos (re-productores), acompañados, vigilados y sometidos. Porque podríamos decir cínicamente que ningún verdadero “Star” (éxitos/muerte) se reproduce, y en cambio renace en sí mismo, de sus propias cenizas como el Fénix.

Vivimos el colmo de la narcosis narcisista.

Me refiero a un mundo peyorativamente ¿educado? con o sin corbata, entiéndase aquella soga que aprieta su cuello y que dejó de necesitar lo evidente para conseguir lo mismo.

Un estado de autoexplotación sin paliativos posibles, que al mismo tiempo te integra y te excluye, te soborna y te somete, “una situación antropológicamente imposible”.

Contrario a la frivolidad mediocre de un figurar, comprado y vendido en rebajas, cuyo retaguardismo barato de mercadillo y liquidación vive lleno de moderaciones y miedo camuflado, tras el oropel y la lentejuela, herencia aderezo lógico para una sociedad enferma sin tiempo, abducida ya sin alma, de predecible conducta, polite y esclava, en definitiva muerta. Resultado constante de la erradicación, la depuración étnica, del lenguaje y/o la aniquilación de la presencia del “otro” como triunfo de lo tanatorio, por encima de la virtud incontrolable de la vida, fuera de todo necesario algoritmo disciplinar obvio.

Hablo de la urgencia de volver al bruto, al grito, a los gusanos y los insectos del jardín, incluso a riesgo de ser devorados por las alimañas y un virus mor(t)al lejos de cualquier vacuna o la marca nano robótica de La Bestia, antes de sucumbir al imperativo de la homologación.

Hoy las universidades sólo crean prescindibles trabajadores dóciles, homologados rentables, integrados y obedientes a un sistema abyecto, conocedor de las tramposas convocatorias administrativas y engañabobos tests de ingreso, vencedores de los coeficientes indicativos de la tolerancia, que premian la vigilancia, la delación y la aniquilación del otro en preponderancia del algoritmo, la ideología del consumo y la estupidez de “la singularidad” tan sobada, sobrestimada, común y predecible (vayas a donde vayas)… y no a seres verdaderamente espirituales, no-ordinarios, noéticos, de la tan necesaria (de)formación moral. Pues todo acto creativo auténtico es sobre todo y primeramente un gran acto destructivo. Necesitamos ¡Aprender a Desaprender! A Disentir. A no estar de acuerdo. A decir ¡No! sin complejos y sin apagar los interruptores de la empatía, la lógica y la surorreflexión del neocórtex.

Así lo aborda  Byung-Chul Han, como la más reciente vedette editorial en la vieja y exhausta Europa. Una crítica radical al capitalismo y la imposibilidad de resistencia. Ya no es posible ninguna revolución. Más que el desafío personal e intransferible con/contra sí mismo. Preguntándose: ¿Por qué el poder neoliberal es tan estable y no es posible una revolución a pesar del aumento de la desigualdad?

“El poder represivo” (de las tiranías obsoletas, sean políticas, ideológicas, económicas, sociales, tecnológicas o de hegemonía religiosa y cultural) distinto al “poder seductor” (del capitalismo todo contenedor) de la ley y el derecho natural, en el sentido aristotélico.

Incidiendo en lo que nos hace “señor” y/o “siervo” autoexplotados de sí mismos, pues en lugar de hacernos dóciles por la fuerza lo consigue a base de favores, seducción y un soborno internado/integrado  al cuerpo biológico, arraigado en el deseo, el éxito, el confort y lo que precariamente entendemos como “bienestar”. En lugar de reprimir la libertad, la utiliza y exonerada irresponsable; constructo desprovisto, desarraigado y  excluido del ámbito más mínimo de debate o reflexión moral. Sociedad de la exclusión invisible y ausente del Ethos.

Su impacto no radica en la profundidad analítica de sus ensayos, sino en la utilidad serial, performativa (como manual didáctico del ¿entendimiento?/entretenimiento apriorístico, incluso “simplificador”) a la hora de descifrar las paradojas de esta modernidad, cuya situación —insisto— resulta “antropológicamente imposible”… pues en la medida que te integra, te somete y te anula, y de igual forma promete su (eufemística) posibilidad de liberación, cuya trampa falaz de la utopía emancipatoria desemboca en una definitiva pero frustrada y engañosa ilusión de independencia.

De tal modo aborda el análisis de las “no-cosas”, entrando al tajo, con la revolución anulada o cancelada por el “poder de la seducción” (Narciso) en lugar del otrora elocuente “poder represivo”, disciplinario del otrora “Yo Soy”. Los últimos coletazos de la dictadura político-ideologética del fin del humanismo histórico, sustituida por otro totalitarismo camuflado tras el mercado, instruido a base de la hueca ideología del deseo, la perenne insatisfacción y el consumo, su narcosis paliativa.

A finales de los 90, en mi tesis “Contenido sin continente”, concebí un apartado relativo al corrimiento conceptual del tema “Evolución versus Mutación” (desestructurador de las raíces del “positivismo” decimonónico), alertando sobre la entropía “era del vacío” moralizador implícita, en la cuestionable idea de ¿mejoramiento? estoico, activo y masculino del homo sapiens, distinta al epicureal, femenino y pasivo homo ludens. Lo que en otros textos he propuesto como “sociedades estrogénicas”, u ostensiblemente cada vez más femenizadas, incapaces de gestionar su propia violencia, designada y recluida a ser impuesta por un grupo cada vez más reducido de individuos cuyo valor patriarcal (alpha) queda segregado como burdos dinosaurios en plena fase de extinción y deterioro lento, cual coeficiente residual de la geriátrica incapacidad genésica natural, cuya virilidad y fuerza resulta cada vez más extraña y excepcional.

El rechazo que produce este tipo de inmersión crítica ¿creo? radica en el desencuentro tácito entre el asumido paradigma “estoico” imposible y arreproductivo (en el que vivimos inmersos, incluso sin darnos cuenta) frente al lado epicureal y cuasi femenino, estéril y agénero de Byung-Chul Han, con el que no alcanza(ría)mos a construir nada, más que a seguir quietos, ensimismados, afásicos y catalépticos, tirados al rincón de la caverna (en el sentido platónico). Porque no se trata de la maldición inconsciente de intentar justificar con argumentos nuestra propia mediocridad, dándole un perfil trascendente, triunfalista, iluminista, filosófico y tropológico a todo “looser”, donde encontrar su sentido, su razón de ser; sin embargo, en el otro extremo de la ecuación se ubica el provocador canadiense de la generación millenians Jordan Peterson; desencuentro tan antiguo como controversial: Del Heráclito (filósofo llorón) frente a(l) Demócrito (que ríe). Ambos concurren, en dependencia al “Zeitgeist” de su respectiva circunstancia(l). Igualmente necesarios y complementarios, como luz y sombra, en los modos de entender lo que difícilmente nos es dado como experiencia (Totalidad).

Por eso al compartir este análisis abro un canal transversal fuera del dualismo clásico, por explorar cualquier cosa a la que debemos sobreponernos cuya polaridad resulta tan maniquea como simplificadora.

No se trata de una filosofía para especialistas y enterados, sino para cualquiera. Y quizá sea esa la clave de su éxito editorial, pero así mismo su propio hándicap. Así podría verse.

Asimilado con rapidez por la sociedad profana, como relativo couching enfático/imperativo popular de quien entiende la filosofía como barricada y su necesidad de pistas, como migas de pan para enrutar el camino tras otro trillado rastro, aunque endurezcan y se hagan incomibles al menor soplo de tiempo dándole a lo que viven cierto (sin)sentido en “la sociedad del espectáculo” tipo ¡Wao! que tan pronto suena, campañas sin saber dónde, igualmente se enroca y desaparece.

Obvio, no se trata de los impensables refritos mediocres y oportunistas de los ¿respetables? impresentables Jorge Bucay o Paulo Cohelo —salvando el perogrullo, no huelga la salvedad tal está el mundo en redes—, sino de alguien con una solida formación, que aprovecha el tirón comercial complejo de las “sociedades escopicas-satelitales” (tal dijera Gilles Deleuze) y sus imperativos en las dinámicas del “control”, distint@ al paradigma “disciplinar” y/o de “soberanía”, donde le sería difícil encajar o exponer su (tan arriesgada y peligrosa, desde el punto de vista intelectual) simplificación. Inmersa en una problemática de naturaleza compleja, incluso obviando o saltándose a la torera cualquier imposible profundidad de campo analítico historiográfico (que a cualquiera le resultaría imprescindible, y que al apreciar su obra comprende). Tal como en su momento Francis Fukuyama y “el último hombre”, el “crimen perfecto” contra la realidad en Jean Baudrillard o la “tercera mujer” de Gilles Lipovetsky, entre otros alineamientos. Todos con algo didáctico de manual boutade, que sacrifica (en cierta medida) la saludable dosis crítica priorizando el show literario, la voluntad “sensacional(ista)” del impacto, la inmediatez y la (in)comunicación frente a un lector anatematizado en plena era de la galvanización (uni)polar informativa.

Alineando el actual discurso de género de la neoizquierda, la posverdad e incluso el terrorismo en la “sociedad líquida (Zygmunt Bauman) del espectáculo (Guy Debord)”, como resultado hipertrófico y/o expresión sublimada en la era de la post-reproductividad serial y el post-taylorismo de la supuesta democratización infotainment.

Tres formas de ultracapitalismo global sin control, autorreplicándose de constante, como necesidad y nuevo “lobby” (rentable) que aparenta (una falsa) ¿rotura? para pervivir como sistema y mantenerse intact@. Porque también la saturación estrogénica ha (con)formado/(con)figurado parte del discurso y la férrea voluntad de sometimiento social (vuelta “voluntad de poder” mercantil y corporatocrático).

En la senda oscura las sociedades de hoy pronto tendrán que escuchar, tolerar y respetar hasta “el día del orgullo perro, delfín o calamar” esponsorizado y promocionado por “la sociedad ¿protectora?” (la singularidad y el ¿inalienable derecho? Robot y/o Alienigena), una vez disueltos los géneros, preocupados por el respeto a la distinción y homologados (in)deseadamente por los algoritmos de la I.A. (Inteligencia Artificial). Además de las durísimas consecuencias de la negada condición solar/masculina rota, el déficit educativo de una responsable y necesaria  (in)tolerancia y el no haber aprendido a decir ¡Basta! por cobardía, entre otras sinrazones, negados a comprender el Yo Soy, me es dado, tengo el poder y el capital suficiente que me permite, a discreción, incluso ser (tan)improductivo como desee, como único modo de ser libre. 

Debate ausente que nos incapacita, bajo estas “sociedades escopicas” (G. Deleuze/P. Virilio), cuya virtualidad sustitoria, y sistemas protésicos, anula la sagrada ilusión de cualquier albedrío (ya no libre) pero que al menos otrora paliaba con sutil poesía y mimesis (Aristóteles), la evidente imposibilidad manifiesta, el estado de simulación general (Baudrillard).

Minusvalía ya no sólo intelectual, sino que alcanza el summum plano físico, (in)moral e integral de la existencia, en cada aceptación tácita del sistema y su incuestionable e inquebrantable status quo. Además de que resulta imposible ser desmentido, o contestado en la medida que le perteneces, ya sin otredad, sin “inercia polar” (Paul Virilio) y sin afuera.

Esta es la gravedad poliforme del paradigma sistémico del comportamiento en las sociedades de hoy.

Entiéndase que: Consume mucha más energía y encierra más imposibilidad desmentir cualquier burrada, dicha por cualquiera, que la opinión mesurada, contrastada y profesional argumentada por un experto. Ver: “La Ley Brandolini”, o el principio asimétrico de la estupidez.

Así percibo el grito de horror, antes de sucumbir al imperativo psicótico serial, sobrevaloradamente universitario, (re)productivo, hiper-tecnologizado y sobre-rentable principio taylorista de peligrosa singularidad. Un triunfalismo indolente, antipático, indiferente, egoísta, arrogante y abandónico. Maximalismo del “Yo-No”, no es para mí, digno no-cuerpo (Octavio Paz), un “no soy” kundartiguador y/o crepúsculo de los dioses, ya sin vernos, repletos de espejos bizcos,  ya sin nadie, sin otredad, sin sustancia, definitivamente vivido(s) como problema fundamental y fundacional de la sociedad narcisista: “La soledad”.

“Si Dios escuchara las oraciones de los perros, del cielo lloverían huesos”.

Mi enorme proeza existencial —modestia aparte— es haber permanecido y vivido intensamente tanto tiempo sin integrarme al sistema, y no quedar excluido sin participar.

Dice mi canción: “Soy como un animal a contracorriente, salmónicamente”.

Aún sigo encontrando estrellas entre lombrices.

A diferencia: “Ahora uno se (auto)explota a sí mismo y cree que está realizándose”.

Sugiere Gilles Deleuze: “Un creador es un ser que trabaja por gusto. Aquel que realiza una obra por puro placer, y precisamente por eso sin duda pondrá más cuidado en su realización.”


Resumen del texto de Carles Geli publicado en El País (19/08/2021):

Las Torres Gemelas, edificios iguales entre sí, reflejan mutuamente un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo igual. O la gente practicando binge watching (atracones de ver series), visualizando continuamente solo aquello que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro… Son dos de las potentes imágenes que utiliza el filósofo Byung-Chul Han (Seúl, 1959), uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto (en España, publicados por Herder) compendian su tupido discurso intelectual, que desarrolla siempre en red: todo lo conecta, como hace con sus manos muy abiertas, de dedos largos que se juntan mientras cimbrea una corta coleta en la cabeza.

“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”.

Autenticidad

Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.

Autoexplotación

Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.

‘Big data’

“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual… Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo, sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas… Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos… ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE. UU. hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones… Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.

Comunicación

“Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno: ¡lo igual no duele!”.

Jardín

“Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones… Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está… Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.

Narcisismo 

Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. Llegando también a lo que debería ser la panacea del arte: “Degenerando al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, (Narciso) víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.

El/los Otro(s)

Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta “la producción”; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; -no tengo soluciones concretas-, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo… En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, ya no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizás así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.

Refugiados

Chin Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados, sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países.

Tiempo

Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.

https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html


“Hacer nada” en lugar de “nada que hacer”:

https://www.youtube.com/watch?v=T2PPWZE_ej4

La agonía del Eros por el Narciso. Desgaste de la idea del otro. La desaparición del otro:

https://www.youtube.com/watch?v=yqH11D2OC8c

La sociedad del cansancio:

https://www.youtube.com/watch?v=zPNbDDxysk0

El culto a la velocidad y la aceleración. La falta de tranquilidad:

https://www.youtube.com/watch?v=FW1ukTAGnz8


 

La venganza más dulce

Decía Herbert Spencer: “La risa es el síntoma de un esfuerzo que de repente se encuentra en el vacío”. Y Kant: “La risa nace de algo que se espera y que de repente se convierte en nada”. Siguiendo esta línea de pensamiento, y atemperándola al proceso histórico que desde 1959 padece Cuba, puede concluirse, con Bergson, “que la risa es, por lo tanto, un gesto colectivo con el que se subraya y reprime una distracción especial de los hombres y los acontecimientos”. La historia elevada a la categoría de distracción especial, la burla como evasión o venganza, han marcado las pautas de una “nación” que en los últimos sesenta años (¿acaso en los últimos dos siglos?) se ha visto obligada a reafirmarse a sí misma por medio de la risa.

En un país donde la intolerancia ha campeado, y aún campea, por su respeto, la política popular de la burla ha intentado paliar los desastrosos efectos de la sociopolítica del absurdo. La fusión de culturas que en Cuba dio origen a un individuo locuaz, impulsivo, heterogéneo, ha contribuido también, diríase que decisivamente, a conformar un sujeto hecho para el humor en el sentido más diametral de la palabra. Cuando el cubano bromea, y discúlpese el arquetipo, no está sugiriendo una idea, sino asumiendo una causa. El cubano sobrevive: se burla. Quizá porque si no se burla no se toma en serio.

A partir de los años sesenta, el único partido legal en Cuba y, consecuentemente, el único en condiciones de ejercer el mando, se dio a la tarea de conformar una sociedad en la que el humor sería tolerado siempre y cuando no ejerciera su natural función crítica contra las estructuras del Poder. Desde sus mismos orígenes el régimen comunista ha procurado institucionalizar una imagen de sí mismo de la que la burla, ya sea como vía de escape o instrumento crítico, está desterrada; en los dominios del kitsch que tan minuciosamente diseccionara Milan Kundera, la sátira no tiene cabida (en su momento, la proliferación de grupos como Punto y Coma o Humoris Causa no demostró un mayor grado de tolerancia por parte del régimen, en todo caso su compresión de que en ciertas circunstancias un cierto desorden de los factores no altera significativamente el producto. Estos grupos se mueven en espacios cerrados, carecen de apoyo gubernamental y se les niega acceso a los medios de difusión masiva; si alguno, muy de cuando en cuando, comparece en la televisión, está obligado a hacer un humor estereotipado, inofensivo si se le compara con el que habitualmente articula).

“El peor enemigo de la risa es la emoción”, no ha dicho Castro, sino Bergson, pero el difunto presidente de los Consejos de Estado y de Ministros muy bien podía haber acuñado la frase invertida: el peor enemigo de la emoción es la risa. Tan sólo una sonrisita y el impresionante castillo de la retórica de lo heroico puede venirse abajo. El gobierno cubano lo sabe, y ante semejante posibilidad no dispone de otra alternativa que la de hurtar el cuerpo: hurtar el cuerpo y arrancar cabezas, todas las que se atrevan a recurrir frontalmente a la burla o el sarcasmo.

A nivel clandestino, sin embargo, la sátira ha florecido hasta alcanzar cotas inimaginables sesenta o setenta años atrás. A pesar de ejercer un control monolítico sobre la sociedad en su conjunto, control que no reconoce fronteras a la hora de aceitar sus mecanismos de vigilancia, a pesar del truculento aparato de la censura, de los cuantiosos recursos destinados a representar la imagen y la mitología de la supuesta revolución, el régimen de La Habana no ha podido impedir que con su triunfo triunfe también la visión sarcástica, humorístico-contestataria, del ciudadano de a pie. Nunca antes en la Isla se había hecho tan patente el grado de politización del humor subterráneo o clandestino. Y es que el proceso que vio la luz en 1959, y que tuvo su máximo esplendor en los primeros años de la década del sesenta, vendió bien temprano su alma al diablo de la utopía: el ser imaginario se alzó sobre el hombre concreto, y esto, que parecerá monstruoso, a la postre resultó tremendamente ridículo.

Más que a la muerte, el castrista de pura cepa egobiado, agobiado, le teme a su propia ridiculez. En un fragmento del tema al que tituló El necio, el cantautor Silvio Rodríguez devela una vez más su obsesiva aspiración, la misma que a lo largo de la historia ha seducido a tanto robolucionario: “dicen que me arrastrarán por sobre rocas, cuando la revolución se venga abajo, que machacarán mis manos y mi boca, que me arrancarán los ojos y el badajo”. El referente militante, sacrificado del “guerrillero heroico”, despliega en estos versos su íntima razón de ser: ya no se trata de construir una sociedad más justa o desarrollada, sino de escapar del ridículo a través del martirio.

En los países del este europeo, como en la desarticulada Unión Soviética, unos pocos iniciadores del cambio eligieron vías violentas para alcanzar su objetivo. En el caso de Cuba, quizá la transición no esté marcada por un sangriento ajuste de cuentas, aunque tampoco por una ejemplar redistribución del componente social: la Isla es la olla de presión donde se cuecen la burla, el sarcasmo, el choteo al que Jorge Mañach dedicara su monumental estudio. Ese ente locuaz, impulsivo, heterogéneo que es el cubano, parece que ya solo puede encauzar su rabia burlándose, pretender que en un futuro recurrirá a la violencia para materializar su desagravio no resulta muy convincente. Rodríguez, por supuesto, no será arrastrado sobre rocas, nadie le machacará las manos ni le arrancará los ojos, en su fuero interno él lo sospecha. A la caída o muerte natural de la rutina ideológica amortajada por el humor es a lo que en verdad le temen los sostenedores del régimen. Muy probablemente estos no sean objeto de linchamientos ni fusilamientos ni encarcelamientos ni ejecuciones: los ajusticiará un multitudinario y demoledor ataque de risa.

Poquito a poquito. Suave, suavecito. Según Bergson.


 

Del TraBAJO al TraSUBO. Un cambio de paradigma

Decía Nietzsche que quien no dispone de las tres cuartas partes del día para hacer lo que le dé la gana y no tenga tiempo ni economía solvente para ello, es un esclavo.

Vivimos en sociedades con más esclavos que nunca, solo que no lo saben. Duchos para el confort y la complacencia, deplorando la libertad a cambio tan sólo de un amo ¿amable? o un tirano ¿justo?

Porque incluso hasta para descansar y distraerse, vacaciones y cultura, hay que tener tiempo y capital. Resulta muy esclarecedora la frase del banquero J. P. Morgan al calor del secuestro/creación de la Reserva Federal: “Dadnos el control del dinero y da igual quién gobierne”. (Que en el caso específico de Cuba, se trata de la homóloga, inaccesible, opaca y jamás pública “Reserva del Comandante”, con la impunidad, el descontrol y el abuso de poder que otorga e implica la propia dinastía tiránica, donde no hay leyes antimonopolistas ni regularizadoras, ni control alguno de para qué se utilizan esos fondos, como en Estados Unidos y cualquier país “democrático” al uso. Es decir, ¿quién vigila y supervisa a los que supuestamente nos vigilan y “nos cuidan“?). Visto está en pasadas manifestaciones de reclamo popular: Hospitales cochambrosos, pero militares y paramilitares represores llenos de pertrechos.

Cuando dicho esfuerzo (traBAJO) no encuentra equilibro entre el placer y recompensa, sacrificio y realización, ni siquiera tendrás ganas de vivir. La vida no puede tornarse sólo trabajo, dormir, consumir y comer, para recomenzar al día siguiente en la interminable noria de su monotonía. Y se multiplica el índice de alcoholizados y adictos a todo tipo de drogas legales e ilegales que ayuden a soportar la abulia y la inimaginable apatía general. Estadísticas que, como las de los suicidios, también las manipula el (des)gobierno y su enorme aparato represivo de desinformación propagandística.

Romper esta cadena de comportamiento patológico es nuestro deseo; deshacer la banda de moebius cuya interminable reiteración resulta obsesiva, maldita, viciada y cansina. Me refiero a la cadena o la serpiente que come su cola: No soy feliz porque trabajo, pero trabajo para ser independiente y poder vivir y disponer de todo lo que me hace falta para vivir y ser feliz, pero no soy feliz porque trabajo, y así sucesivamente.

A un nivel más general o global del análisis, comprendamos la trampa del paradigma de las “No cosas” que plantea el filósofo Buyung Chul Han.

Desafío de la sociedades posutópicas donde ya nadie tiene nada.

Desde un ejemplo personal: Yo tengo/conservo fotos que tiró mi abuelo y mi padre reveladas tradicionalmente en papel; sin embargo, estoy pasando verdaderos sacrificios para conservar fotografías de obras mías que prácticamente registré el otro día. Ya no existe el cd, cdRom, el dvd, el pendrive, y sabe Dios lo que viene.

Este filósofo de raíces surcoreanas resulta brillante al respecto. Lo descubrí al calor de la revista La sopa de Wuhan. Sobre esa intencionada educación generacional y sistémica, orientada a la metafísica intangible de la nada. Su argumento resulta dolorosamente claro. 

Así incluso en mi propia música y mi obra visual, por caro que me resulte, estoy volviendo a lo analógico.

Urge cierta ecología de las ideas y las obras.

Brillante su argumento sobre la narrativa. El eterno debate entre Seguridad y Libertad. De Homo Sapiens a Homo Ludens.

Tal parece que las generaciones de hoy sólo quieren disfrutar y jugar. Incapaces del sacrificio desde una nula gestión del dolor (que otrora “purifica”) y marca la diferencia. Así viven separados del componente moral del suficientemente ignorado y relativamente desconocido “superhombre” nietzscheano, que acabó reducido a la simplificación maximalista nazi (con su “teoría de la raza”) y comunista (con su idea del “hombre nuevo”). El fin colectivista (Ayn Rand) extremofilo, herencia inconforme luterano/calvinista, replet@ de martirologio, escarnio, incineración del saber y eterna protesta. Una heroica retórica de la posesión aguerrida, combativa y beligerante en lugar de la tradicional “doctrina del perdón” (distinta a la obligatoriedad etimológica del Tripalium), es decir, la necesidad de reconstituir una “narrativa” en lugar del “consumo”, el “valor histórico” en lugar de la “(in/de)formación”, el “coleccionismo” en vez del “descarte”, la “cultura” en lugar del “mercado”. Porque tal como sugerí hace años: “Desde que la información es mercancía la verdad dejo de interesar”. 

Urge demorarnos en el silencio de una autorreflexión consciente… todo aquello que nos devuelve a una devoción piadosa. “Trabajo y Rendimiento destruyen el juego y son un hacer ciego y vacío”.

Insisto: No se hace dinero trabajando, sino pensando. 

Y el trabajo no ennoblece, la nobleza nunca ha trabajado y las ideas nobles no nacen del trabajo, sino de la consciencia, la belleza, y la sincronía, cuando alineamos equilibrada y compensadamente la razón con la emoción, la fisicidad y la espiritualidad. Lo que Deepak Chopra denomina todo el caudal liberado y consolidado de la creatividad en “potencialidad pura” manifestándose. Es decir, cuando consigues la excelencia y eres capaz de abandonar el “yo”, individuo, ego, para pasar al “nosotros” de madurez y servicio… al todo, al otro y a la comunidad. Descubriendo el propósito.

Momento trascendente donde nuestro ser esencial y sus “cuatro centros formatorios” echan raíces, fertilizando nuestra realización para un vivir sin prestar atención al tiempo, con abundancia y plenitud.

El momento donde el Dharma revela no sólo tu talento, tu gracia, tu don, sino sobre todo lo que el mundo necesita de ti.

Ello significa (por profano que parezca) que todo esto, como toda verdad, y toda obra, también pasa por el Capital, el eje Solar, Aurum, principio masculino y activo de capacidad económica y poder ejecutivo financiero para (el) Ser.

Insisto desde el Cristo, familia de carpinteros en su tiempo, preciado oficio de/para ricos, a los que nunca les faltó trabajo, gente apreciada y valorada en su comunidad, donde vivían sin problemas económicos, podrían casarse, peregrinar a Belén, tener ganado y un montón de hermanos intelectuales y con estudios carísimos en su época, incluso con participación en el Sanedrín. De igual modo, Budha era un principe (Siddartha). Platón, Aristóteles, Zoroastro, Ptolomeo, Arquímedes, Leonardo y los Medici, Galileo, Copernico o Newton. Y en la modernidad, similar. Marx era un burgués mantenido por Engels que dejó morir de hambre a su propio hijo por negarse a trabajar en una imprenta que le quedaba a 50 metros de casa. Lenin otro tanto, vivía de los sablazos que le daba a su propia madre. 

Toda “la bohemia” eran “niños bien” jugando a “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”, donde nunca faltó para ginebra y en peores casos terminar cantando la internacional comunista. La metáfora más evidente de semejante hipocresía es Diego Rivera y su imposible mural, que fue borrado del Rockefeller Center de Nueva York pero pagado hasta el último centavo de dólar convenido, aún prescindiendo de sus servicios.

Más ingenuamente hablando es imposible pensar hoy en Van Gogh sin la ayuda de su hermano Teo. Marcel Duchamp sin Peggy Guggenheim. Marcel Proust fue otro burgués repleto de caprichos, incluso forrar una habitación de corcho (con lo caro que era por entonces) y contribuir al silencio que necesitaba para su “búsqueda del tiempo perdido”; Kafka fue contable de una compañía de seguros y su familia consagrada a la industria textil, Salvador Dalí amparado por su tío Anselm Domenech, un linaje de significativos notarios (sabemos que: Ser notario en España es incluso económicamente más solvente que un juez y más que abogado).

Salvando las distancias el propio Fidel Castro, el rojo, fue un resentido hijo bastardo, luego reconocido, de un terrateniente dueño hasta del ferrocarril de la zona. De igual modo, todos los movimientos revolucionarios y las vanguardias se hicieron con dinero para armas, propaganda y comprando al mundo. Nada de eso fue gratis y costaba mucho capital y tiempo.

Por eso desgraciadamente desde siempre (incluso tiempos prehistóricos) fue más rentable hacer terrorismo y traficar drogas, armas y hacer la revolución, que trabajar ocho horas diarias en lo que fuera. Mucho más lucrativo y envuelto en un halo de pretendida y falsamente creída dignificación de batalla moral y de las ideas. Hoy proliferan las narco-guerrillas, las revoluciones burguesas, los integrísimos, la protesta presupuestada y/o la disidencia vendida; cada actitud con su precio y consecuencia. Todas formas de ultra capitalismo global de la que por ¿vergüenza? o deliberado sesgo ni siquiera se habla. 

Puedo decir casi sin ninguna salvedad que: No hay, no existe nadie en la historia, en la política, en el arte, la cultura, ni ninguna relevancia, distinto al poder que le legitima. Y que de ninguna manera se pueden desvincular la belleza y la ciencia de sus profundas raíces catedralicias (cátedra) re-ligare, religiosas. 

Volviendo a lo particular. Sin demeritar ingenio, talento ni capacidad de gestión: Sabemos que muchísimos artistas como Wilfredo Lam, o Julio Larraz (de nuestra propia cosecha) o el actual Damien Hirts se encarga(ba)n ellos mismos de sus especulaciones económicas fantasmas, en contubernio con sus coleccionistas para subir precios en las subastas y controlar el mercado -de la escasez, pues la carencia genera (el) valor. Muchos incluso cotizando en bolsa su propia obra, como el caso del cantante y performer David Bowie en vida.

Sea o no correcto argumentarlo directa o indirectamente, Botero no sería quien es hoy sin el innegable, inconfesable e ¿invisible? narcotráfico detrás, duro sea decirlo, pues además del innegable talento (el capital sabe en quién invierte) está el ingenio patrimonial, empresarial y capitalista detrás. Y todo ello no significa ninguna carencia de/en la obra (aunque en algunos casos sea así) sino todo lo contrario (apartando el ámbito moral sin hipocresía ni cinismo), pues a todo ello hemos de sumar el enorme talento de gestión, el poder económico/financiero mucha veces clandestino y las carísimas armas propagandísticas que le consagran, siendo capaces de desarrollar incluso esa otra tan innegable como imprescindible “inteligencia” productiva ilegal (sin que esto resulte un elogio a la sombra) que tampoco puede ser ninguneada ni minimizada y que sigue siendo incorrecto siquiera mentar.

No es menos cierto que un producto artístico mediocre, con una buena campaña, se convierte en un fenómeno de masas, y por el contrario, obras excepcionales con carencia de este tipo de producción pasan inadvertidas, desconocidas, sin penas ni gloria y aparencialmente por infratecnificadas.

Siempre he insistido en la necesidad responsable de una cierta ecología y sostenibilidad de nuestro acervo cultural, consciencia y voluntad protectora de ciertas vidas y obras, cuyo desamparo les condena al ostracismo, la apoplegía, el suicidio intelectual y la extinción como principio en la tradición, la sociedad y la cultura. El incrementado % de creadores suicida en nuestra generación es alarmante.

Pero quién decide qué o quién sí y qué/quién no, en la escasa y gravísima problemática política de administración de las subvenciones y apoyo, cuando para todo exigen ideológica adhesión y fidelidad, es decir, un comportamiento bajo una tiranía contraria a la auténtica libertad de exploración y experimentación necesaria para la existencia y la obra como principio.

No podemos ignorar esas evidencias.

Y todo esto que parecería tremendamente básico y cruel, confirma el drama con absoluta certeza.

Pero volvamos al coeficiente de  “prosperidad”, como un emblema directamente proporcional a los indicativos de libertad, generosidad y lo único que te hace de verdad una persona “buena”, íntegra (por increíble que parezca). Lo demás es complejo de clase.

Hablo del aspecto/ámbito que puede descubrir, permitir sacar y externalizar su (yo/tu) total potencialidad. ¡La excelencia! Es decir: Ser, y tener para dar, compartir, y repartir.

En otro orden, cuando el Cristo versa en la metáfora del “camello por el ojo de la aguja”, la referencia al rico (interpretación polarizada y extremófila) se trata de una precaria alusión moderna que no aparece en ninguno de los textos antiguos originales que se conservan de los Evangelios en la biblioteca de Pergamo, donde de ninguna manera habla en clave de tensión entre ricos y pobres, a repartir valores y riqueza, sino de quién es capaz de dar o no. Pues no se puede dar aquello que no se “es” y/o no se tiene. Aparte de la lectura moral, el “ojo de la aguja” significaba encriptadamente y para los iniciados, la puerta de Jerusalén, y “el Camello” lanzado al desierto eran los propios “esenios” (los cátaros -los puros-, los gnósticos) disidentes, que jamás volverían al viejo culto. Cristo no era cristiano, sino un desobediente mal judío. Alguien que rozado por unas cuantas verdades mágicas se quedó solo en medio de todos.

Porque “la verdad te hace libre”, pero el precio es muy alto, y no sólo en el plano físico (de la supervivencia), plus emocional, intelectual y espiritual.

Los ricos (y no hablo sólo del aspecto económico, que también) deben andar con los ricos y los pobres con los pobres, pues los primeros serán y creerán ser timados por los segundos, que pensarán que los primeros nunca están siendo suficientemente generosos en relación con lo que tienen, aun siéndolo y mucho. “Grandes desafíos y gran poder acarrea grandes responsabilidades”.

En otro orden. Para ser capaz de pensar bien y hablar mejor, se ha de asistir a una muerte o un largo periodo de silencio. Sugiero esta brillante reflexión filosófica de Godard que cita a Dumas sobre “encender la mecha y salir corriendo, y en cuanto te pones a pensar, mueres”.

El corazón de la crítica a la razón pensante, que el control, las sociedades reproductivas y la psicopatología benévola, infieren.

Nuestra cotidiana babelización colectiva como histeria no aparente o normalizada, bajo el manto anodino de la afasia social, el anatema general y la susodicha “ignorancia”.

Vivimos invisibilizando los problemas. Obviando lo evidente y soslayando o restándole importancia a lo que resulta fundamental.

Quien comprende no se disgusta, quien comprende no suscita indignación, no hay conflicto. No difiere, en cambio complementa, distingue, suma. Y no es porque piense, sino precisamente porque de manera abundante pensó (autorreflexivamente) y murió (destruyó, transformó, mató ese arquetipo de comportamiento para renacer en otro). Es decir, aprendió a mutar, superar, alquimizar su mente. Educado con grácil entusiasmo, a perder el miedo a un vida del otro lado del espejo. Rey que sabe no muere… estructurando la marcialidad para una “Philokalia” o consciencia continua (perder los programas, los hábitos y las rutinas, los mismos que de inicio le ayudaron a formarse, crecer, crear, ser y sentir su propia espiritualidad).

Freud, el gran psicoanalista europeo, murió solo gritando de dolor, con un cáncer en su boca narrativa y fabuladora, repleta de libros envenenados en su ejercicio nominal o vano esfuerzo de nombrar las cosas, cuyo ¿exagerado? cientificismo (literario) se centró en lo que denominó “inconsciente”; en cambio Jung, heredero de esa tradición, al final más místico que racionalista, muere repleto de hijos y nietos acompañado de su familia, sonriendo y susurrando “¡qué maravilla, qué maravilla!”.

Reflexionemos sobre esta disyuntiva metafórica del pensamiento occidental y su encrucijada en la “ratio” per la “intuitio”.

Del mismo modo, quien no tiene consciencia y no la cultiva/desarrolla (también en el lenguaje) seguirá (ignorándolo) así durante toda su vida; y su propio karma creador de más karma (ignorancia) alcanzará incluso a sus descendientes, a menos que estos despierten y sacrifiquen su vida por una transformación radical, porque a veces, para transmutar un destino, el mismo exige total e irreversible entrega y rendición; hablo de consumir toda la energía del sistema mismo completo. Resetear/desmantelar/desinstalar, morir en un programa/pragma y no instalar otro, sino aprender a “vivir sin condicionamientos”. A veces el sacrificio exige incluso arriesgar la vida misma en el proceso, según la circunstancia, el entorno, el inconsciente colectivo y el marco donde se viva, como Jesús.

Un modo de permanente conspiración o perenne subversión que trata sólo de la “no perpetuación” en el alma común y colectiva, sea familiar o no (gnóstica y parasimpática) y ello implica también amigos y conocidos, de los abundantes programas de fracaso, autosabotaje y precariedad manifiestos en el destino.

El amor, la consciencia y la salud son un esfuerzo de presencia.  Y ello implica lo solar y lo lunar, lo activo y lo pasivo, lo Aurum y lo Argentum. La riqueza y la abundancia que yace entre Luces y Sombras, una férrea voluntad de éxito, victoria y plenitud… entiéndase, consagración, donde a veces desgraciada y/o afortunadamente la muerte es una disyuntiva.

La gratitud de vivir para ganar o morir, sin resignación posible, aunque para ello debas hacer trampas iniciáticas. (La Trampa Sagrada), un ardid, trampantojo que distrae el “consciente”, lo rompe y así, bajo la sugestión, el útil desconcierto, la sorpresa o el asombro necesario, nos abrimos al misterio, al “inconsciente” (puerta de acceso a la primera ley de “La Potencialidad Pura” -Chopra) con sus fuerzas ocultas y comienzan a obrar los milagros. Goya anuncia que “la vida es un oscuro arcano”, pero pocas veces le damos lugar, y verdaderamente permitimos sin control (de la ratio) su grandeza manifestación sobrenatural (que intuimos).

Estratagemas relacionales que alidan el “tech-non”, las tecnologías del espíritu, plus las “tecnologías del yo” (Foucault).

Reafirmando: “Si la voluntad y el destino del juego es ganar, para bien, “el tramposo” es el único auténtico jugador de verdad (Baudrillard dixit).

Las elocuentes investigaciones de Alejandro Jodorowsky sobre “la trampa sagrada”, argumentan incluso en la necesaria “violencia sagrada”, que coercitivamente evita mucha impensable crueldad posterior.

Si el cerebro no distingue fantasía de realidad y da igual en la sináptica imaginar una manzana que morderla y saborearla, entonces sólo a través del arte, la ficción, lo factual y la mentira sagrada, “imitatio” (bien definida su finalidad e intención), “Ratio per la Intuitio”, creemos/creamos una relativa decencia, más allá de la moral implícita, en relación a nuestros niveles de consciencia, una alineación a la felicidad, la belleza, la compensación, la templanza, la generosidad, la gratitud y el amor.

Distingamos “mentira” como trampa sagrada (su trama), fantasía e imitación, diferente al “embuste”, el engaño, la deslealtad o la traición en el estricto y empobrecedor ámbito moral. Finalidad e Intención distinta que si no se cuestiona, no se establece un borde idóneo en la ilustración o el comportamiento.

Libertad es sobre todo aprender a contar con la sombra, y ello incluye la muerte, la mentira, el atravesamiento del goce psicoanalítico, planteado como “ontología” sin renuncia ni exclusión de un Ser (Todo) y su Sombra.

En definitiva hasta (el) Dios también se/nos miente: “Exterminada la vieja Jerusalén, la humanidad resplandecerá en la bonanza de todas las naciones”. Entiéndase que: Toda idea de redención, o de conquista absoluta, al contrastarse como premio tras la inevitabilidad de la muerte, no es ahora (cuando lo único que es, es ahora; el pasado es discurso de la memoria, es decir ni siquiera lo que fue sino lo que uno recuerda, y el futuro no ha sido y apenas se roza, se desvanece y se vuelve presente eterno). Hablo de la imposibilidad manifiesta como resultante afán casi sexual de aniquilamiento.

Ontología de la necesaria falacia, como culto instituido a una mentira vinculante y útil, según su intención, con la que hemos de aprender a vivir. Pues fuera de esa analogía “nada”, el universo es una analogía fundada en diminutas pero grandiosas percepciones erróneas (mentiras), sobre las cuales creamos una red infinita de silogismos, interpretaciones y extrapolaciones generalmente abusivas, herencia de nuestros sentidos engañosos y empobrecedores, de los cuales no podemos prescindir salvo aniquilarnos como ser y noción, aprendiendo lo que para Descartes resultaba nuestra humana incapacidad de comprender la idea de Dios o el alma humana, pues no somos capaces de pensar nada sin imaginarlo. Y la Imaginación (incluso en mayúsculas) es precaria, ínfimo reducto o escueta cisterna a la que pretendemos reducir todo ser, cosa y condición. Imposible de verificar pues todas las pistas están ya contaminadas de nuestra razón pensante.

Exploremos “Sobre la verdad y la mentira en el sentido extra moral” en Nietzsche. 

Por dejar de moralizar al respecto.

Pues al igual que con el concepto de “egoísmo racional”, de Ayn Rand, como la suprema condición humana de conseguir su felicidad y realización plena individual… “la mentira” (obviamente también como ficción y fantasía) no solo es inevitable, sino incluso necesaria por hacer menos intolerable o quizás más soportable la extrema grosería y banalidad de la realidad y la existencia. Nuestra percepción, repleta de ideas, palabras, metonimias y metáforas, arma el entramado relativo e indeterminado que la configura y la soporta, inventando la mentira que aprendió a no declararse como mentira, creyéndose así portadora (in)cierta de la verdad, otra falacia como principio; ya sin cardinales ni brújula, ni sistema referencial posible, una vez sumergidos, contrariados, contaminados e inmersos en el oscuro claustro de la razón. “Los sueños de la razón producen monstruos” (Goya).

En ningún caso ya podemos hablar de “ciencias exactas”. A menudo la ciencia experimental termina viendo y seudo ¿confirmando? aquello para lo que está determinada, prejuiciada, preparada y precondicionada. Una ciencia también de la historia de los hechos acaecidos, el inventario vinculante a la hora de contarlo (que contrario a toda directiva lógica de poder, aún milagrosamente evite, o al menos lo intente, el imposible sesgo antitético de quién propiamente la financia), incapaz de la verdad, en cambio así creadora de supersticiones vinculantes. La ciencia de la historia está repleta de esos abusos. De la historia del comunismo a las colonias, la “Imperiofobia”, entre otras propagandísticas “leyendas negras”. Por eso ella misma ha creado otra ciencia de la verificación o factoría veritas, descarando en paralelo su utópico afán, voluntad que estudia la fiabilidad relativa de sus test, la tara instrumental, las deformaciones ópticas, las citas falaces, las creídas constantes universales, la relatividad general, el principio de indeterminación e incertidumbre, los habituales coeficientes de deformación, etc.

“Amar es aprender a contemplar el mundo en estado de gracia”.

Ser completo sin disfunción, ni represión, ni reticencias, sin reparo y sin afuera. Todo (es) dentro. “No candil de la calle y oscuridad de la casa”.

Una realidad que trascienda nuestra zona de confort. Cruzando las fronteras del determinismo y la condena miserable al barracón esclavo, sujeto a la inconsciencia.

Pero: “No pienses que el dinero lo hace todo o acabarás haciéndolo todo por el dinero” (Voltaire).

Esa esclavitud normalizada a la que tantos optan tácitamente, que Aristóteles refería como “Derecho natural”, y que subsiste como fatalismo cuyo hechizo sólo puede ser roto a base de la luz “integral” del ser primordial. Divinidad interior, núcleo del “Yo”, la a(c/p)titud y nuestro comportamiento. Porque todo es posible sin miedo. Y ello implica trabajar con la sombra o el lado oscuro. Hallar la luz guía o el orden sagrado del auténtico magisterio personal, íntimo e intransferible.

“Evangelio” es equivalente a ”Buenas nuevas”, nacimos para sembrar consciencias.

Hablo sin prejuicio del “Sol Negro de la Alquimia”.  “Luz y sombra se unen y complementan, la luz no disminuye la tiniebla, en cambio la incrementa”.

De cualquier forma un ¡Gracias! Integrador sería suficiente ante toda la cohesión generosa y repleta de compasión que se necesita para comprender un dolor que es tu maestro.

Pero iconoclastas y descreídos nos preguntamos: ¿cuándo van a heredar la tierra los mansos? Pues nunca los últimos serán los primeros ni los primeros los últimos.

Padre, ¿cómo vas a perdonarlos al darte cuenta de que ellos sí saben perfectamente lo que hacen?

La verdad puede hacerte libre pero no necesariamente mejor, ni más feliz.

Un televisor vocifera por los pasillo el yo perdido, ya sin alma, y enmudece ante otros escándalos peores que preferimos dejar de escuchar. Ese continuado ruido sórdido sobre otros y otros inaudibles, donde todo el mundo habla, pero ya nadie se escucha.

La crítica, el rechazo, la crispación, la xenofobia, el miedo y la negación tienen la respuesta a muchas preguntas que no nos estamos haciendo.

Desafiante anuncia Goethe desde el altar de su poesía: “El incendio de una granja es una tragedia, la ruina de la patria sólo es una frase”. 

Y nos advierte Thomas Hobbes:  “Los pactos que no descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno”.

Y concluye el Talmud: “Vivir bien es la mejor venganza”. 


Los gnósticos:

https://m.youtube.com/watch?v=epm7qo9b8ho

En la línea. La verdadera familia de Jesús:

https://m.youtube.com/watch?v=S5_P0mfcLCg

Atención, atención atención:

https://psicologiaymente.com/reflexiones/frases-dinero

 

Libertad para Barrenechea. Presentación de ‘Tubular Bells y otros relatos’

En 2018, Neo Club Ediciones publicó a José Gabriel Barrenechea su libro Tubular Bells y otros relatos (dirección ejecutiva: Idabell Rosales; edición general: Armando Añel; portada: Evans Giménez). «Quince relatos que bordean la crónica en unos casos o se adentran en la viñeta y el ultracorto en otros, y donde la ironía, el humor e incluso cierto hálito poético refuerzan las historias, otorgándoles una irreverente rotundidad». Quince piezas narrativas que revelan la agudeza de un escritor que fue inédito hasta este libro, pero cuyo oficio nada tiene que envidiarle a los más conocidos cultores del género en Cuba.

El 3 de mayo de 2019, luego de la proeza de hacer entrar a Cuba algunos ejemplares del libro, fue presentado en el espacio literario ‘La vuelta al mundo en 80 libros’, de la Biblioteca del Obispado de Santa Clara, Cuba, a cuyos fondos se donó también uno de los ejemplares. Este es un audio de dicha presentación, que hasta ahora había permanecido inédito:

En julio de ese año el escritor fue impedido de abordar un avión con destino a Miami para presentar el libro en el Festival Vista de literatura. Barrenechea fue «regulado» y de esa manera la visa otorgada por la Embajada de los Estados Unidos para que asistiera al evento de literatura, y todas las gestiones realizadas para el viaje, fueron burladas por la dictadura, la misma que le censura y le ha impedido publicar por muchos años en editoriales y medios oficiales cubanos, la misma que le impide ejercer como académico en cualquier nivel de enseñanza en cualquier institución educativa cubana, la misma que le arrestaba o le realizaba citaciones policiales con frecuencia, la misma que ahora le mantiene encarcelado en la prisión La Pendiente, de la ciudad de Santa Clara, y que pretende condenarlo bajo el ridículo cargo de «Desorden Público.»

Agradecemos al Obispado de Santa Clara, donde Barrenechea siempre tuvo un lugar especial. A través del cual consiguió estudiar y graduarse de Educación Sociopolítica por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia “San Agustín”, de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir. También con la solidaridad del Obispado, ahora contamos para exigir la libertad del escritor.

El libro puede ser adquirido en Amazon: https://a.co/d/9No3oA9


 

Otra banalidad. Un murmullo sobre la dialéctica de la imagen en Almodóvar

Reparto y equipo de la última película de Almodóvar, 'La habitación de al lado', en la 81ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia
…Las imágenes dialécticas son constelaciones entre las cosas alienadas y la significación exacta, detenidas en el momento de la indiferencia de muerte y significación. Mientras que en la apariencia las cosas despiertan a lo más nuevo, la muerte transforma sus significaciones en lo más antiguo…

Walter Benjamin 


Perico Almorranas -tal dijera Tino Casal- sobre el encumbrado, con pena post mortem, en el mismo año 1991, por su artística hermandad Luz rockera empujada a los brazos del cursi bolero enfático.

Suscribo el sugerente enfoque de Carlos Boyero levantando la voz. Se trata de un cine oportunista sin cuidado, resultado de una rotura que raya en lo insano, que no entiende a las mujeres y ni siquiera le interesan… en cambio ¿lo parece?

El circo mediático que armó del desencuentro con Carmen Maura le declara -vergonzoso-, algo que podría resolverse entre ¿amigos? -con amigos así no se requiere enemigos-. Otra versión de “La Sociedad del Espectáculo”, pero ni la de Vargas Llosa ni la de Guy Debord, sino de un maximalismo craso del papel cliché (ya ni couche). Ese es su verdadero film. Y cuidadín con hacerse público, el padrino mediático de corifeos y compinches sobre todo en las huestes zurdas controladoras de los medios, irán a por uno. Pero opinar es un responsable oficio de samurái, proponiendo atajos alternativos posibles hasta el encuentro repentino y factual con la verdad, “un constructo” que requiere testimonio y consenso, pero sobre todo, que hemos salido a buscar juntos -diría el poeta-. También para cortesanos de una “imagen pública”, salvaguarda engañabobos de ¿la idoneidad? contrasexual biopolítica plurinormativa (para expresarlo en términos de la incendiaria erudit@ Beatriz/Paul Preciado), disidente heteropatriarcal primero “queer”, luego ¿homo? “testo junkie”. Otr@ narco dependiente en manos de la tecnología, no de la biología. Vanguardia de lo suplementario que eclipsa lo fundamental. Y como la desorientación y la rotura se palia con exhibicionismo de la confusión general, la desintegración de los arquetipos, y/o la pérdida de cualquier sistema referencial cardinal. Enfocados a/hacia la nada, donde el tráfico de las ideas y las reivindicaciones políticas de barricada pretende ignorar o pasar por alto las diferencias biológicas, una línea editorial de la vida y la existencia cósmica universal insoslayables, a golpe de cara y peligrosa filosofía teratológica, rotura y “erotización del sufrimiento” que jerarquiza “el deseo” por encima de las sagradas e inviolables leyes cósmicas.

Del Zen ya se sabe: “El deseo empaña todo como el humo al fuego”. Desear es no tener, y arca/exhibicionismo de la carencia, aunque paradójicamente también implica “de-sidéreo”, contemplación de los celajes, en un no-ser, no realizar y no estar… sino proyectado al ¿desarrollo? desenvolvimiento del éter de ¿las ideas?, que sólo “ideas” son y así jamás pueden realizar nada, es decir, vías férreas y direcciones posibles, pero no reales, hasta que no les cruce el tren por encima. Fantasmagorías insostenibles y demasiado poco estables, bajo el influjo de los esteroides de una política (también cultural) demasiado oportunista, entiéndase “situacionista” al igual que la internacional roja de la sixties “gauche divine”. Que, además, luego aupados y envilecidos, subidos a la atalaya de la vanidad del supuesto ¿interés general?, la guillotina en la plaza pública de las redes, y la irresponsabilidad del “no tener nada que decir no es motivo para callarse”, crean beligerantes militancias, inmoderados estados de opinión, aparente condición vinculante, incluso terrorismo ideológico, plus incendian campanarios, demonizan el sentido común y arrastran a pueblos enteros.

Volviendo a Perucho, la música de sus films en general son ese pastiche, un pegotillo del todo vale que no respeta la sensibilidad del espectador medio, otro atravesado esperpento del cine de Españistán, colgado de la ceja del zurdo Patatero, y patriarca de una seudo “corrección política” (repleta de proselitismo y lugares comunes), exhibicionismo sólo de su deficiente interés por lo que “él cree” que está o no de moda, con/desde una superficialidad simulada/camuflada, que intenta jamás parecerlo, y presume internacionalmente de ¿cinema de autor? e independencia (colgado del dinero de la administración + su empresa (también) “El Deseo SA.” millonaria de limosna con escopeta -que no falte-, como cínica fórmula que desde Europa “la vieja”, ¿funciona? para la asimilación americana. El triunfo de la democratización del mal gusto, repleta de barnices para el consumo, la frivolidad llevada al estertor en la supuesta alta cultura y la inmensa vanidad, tintada de aparente reflexión moral que no deja más pozo que no sea la distracción. Otra muesca más en el cabecero de La España: Lolaylo, los perennes San Fermines bestiales -diría Orson Welles desde una mirada risiblemente exótica-, la Cabra del campanario, la mentira de las Urdes, el esperpento y la sensiblería a moco tendido. Genealogía “Pegamoide” de los ignorantes petardos niños bien de los 80 jugando a la marginalidad, hablando ahora de Warhol (otro bufón del arte contemporáneo), las tetas de Blanquita Sánchez -directora por muchos años del Círculo Artístico en los 90- (que en paz descanse) entre otras reivindicaciones contraculturales vueltas ostentación de las supuestas minorías desfavorecidas. Así lo contaba Carlitos Berlanga desde su altar de la memoria incorrecta del corazón de “la Movida”. Con séquito de Reinona incluido. Cuya sensibilidad de hormigonera convierte sus fantasías y problemas privados (el Edipo, la erotización del sufrimiento, el exhibicionismo homogenérico, el culebrón descarado y una seudo intelectualidad insostenible) en orgías visuales incoherentes para la risa esperpéntica -si Valle Inclán levantara la cabeza… Tal resulta su contribución a la “Marca España”, un collage general de incontinencias varias, sin ninguna moderación ni control facultativo verdaderamente riguroso.

Digamos que lo que yo voy a buscar a una obra de arte, Pedrito “el de Chueca y/o Castro” (nunca mejor dicho de la rojísima, aristocrática y europeisante de San Francisco a La Vana) no me lo da, y por el contrario me lo enloquece, decepciona, depaupera y aniquila… Pues cuando es ¿bueno?, procaz o deslenguado me recuerda “lo peor” de John Water y cuando es malo a un descafeinado Woody Allen pasado por el túrmix de la frivolidad seudofolklórico-modernilla del ¿pijo? ¿arrepentido? que juega a no serlo y sin la profundidad psicoanalítica del neoyorkino… donde “el todo” nunca es ni puede ser “todo” en sí, cualidad imposible, metafísica, y fuera de la escala humana, sea o no “sobre su madre” ni nada. “Lejanos tacones” hincados a la sensibilidad pervertida y orinada encima en el cuarto oscuro de una sucia sauna sólo para ¿caballeros?

Pues de El discreto encanto de la burguesía (L. Buñuel) o El sol del membrillo (V. Erice) a la fecha ha llovido mucho, y un arte con integridad intelectual en la era del reggaeton y lo influencer parece algo pasado y atorrante. Hemos cruzado la peligrosa línea del “to be or not to be” de Shakespeare al “chubidubidu” de Sinatra, para terminar en las nada ingenuas travesuras detectivescas del Gran Danés humanizado  “Scooby-Doo” y su Mystery Machine resolviendo problemas con fantasmas. The Shock Doctrine síndrome (a lo Naomi Klein).

En definitiva: Liberté, Égalité & Beyoncé. Plus la foto con la new pop diva Dua Lipa que no falte. El tema es estar en el candelero sea como sea. Ya decía el poeta: “Los entusiastas apedrean a los originales”.

Triunfo letal de social “esteticien” y palos de ciegos al agua en la absorta era “Mocatriz”, con perdón de Carlitos Areces.


 

¡Chúpate mi flan!

Poesía fresca, desafiante y contundente, buena también para recordarnos que aun en este tercer milenio audiovisual las palabras tienen la sartén por el mango. «Siempre que leo mis poemas en público / siento que el mundo se arrodilla a mis pies», Ariel Maceo Tellez.

Chúpate mi flan (Iliada Ediciones, 2024) ya disponible en Amazon.

Tellez, escribe su editor Amir Valle, «se inscribe con este libro en una larga tradición de poetas que escriben desde la voz del pueblo, desde la sabiduría ancestral del cubano de a pie a la hora de resumir el dolor de los sueños perdidos, las traiciones sufridas en su honesta lucha por conseguir esos sueños, las esperanzas en que la persistencia en la rebeldía conducirá al cubano a la luz al final del túnel al que fue lanzado mediante la promesa de una traicionada utopía de igualdad y fraternidad social. Poesía de pueblo que se duele; grito de rebeldía de ‘los de abajo’, de ‘los sin voz’, son estos poemas”.

Ariel Maceo Tellez (La Habana, 1986). Artista, poeta, fotógrafo, integra el movimiento cultural opositor a la dictadura en Cuba. Es coordinador de la plataforma cultural Demóngeles. Con recursos propios concibió una editorial para publicar a jóvenes artistas censurados en la isla. En su labor activista destacan la exigencia de una Ley de Protección Animal y la cooperación con otros actores de la cultura independiente cubana como el Movimiento San Isidro. Además, ha ejercido el periodismo para medios de noticias como ADN Cuba y Yukabyte. Ha sufrido amenazas, persecución, arrestos, interrogatorios, la prohibición de salida del país y ataques psicológicos y físicos por parte de la policía política castrista. En 2023 se vio forzado a salir del país rumbo a México, haciendo la travesía desde Nicaragua. En 2024 fue seleccionado para el programa internacional Writers in Exile del Centro PEN Alemania, país donde se encuentra actualmente.


 

José Daniel Ferrer, brutalmente golpeado en prisión

«El régimen cubano ha intensificado su presión sobre el líder opositor y preso político José Daniel Ferrer García». Martí Noticias

Ahora, «el coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) ha recibido una brutal paliza en la prisión de Mar Verde, Santiago de Cuba, y ha tenido que ser trasladado de urgencia al hospital de la prisión de Bonito, en la misma provincia». Consejo para la Transición Democrática en Cuba

«Exigimos a Raúl Castro, Díaz-Canel y todos los integrantes de esa criminal dictadura que den muestras de vida de Ferrer de manera inmediata. Los hacemos responsables por su integridad física y psicológica, y a su vez les exigimos su libertad y la de todos los detenidos y presos políticos». Ana Belkis Ferrer García

«La hermana del opositor confirmó la noticia a través de un preso en Boniato, la cárcel de Santiago de Cuba con hospital a la que fue presuntamente trasladado». 14 y Medio.

«José Daniel Ferrer fue detenido el 11 de julio de 2021, cuando intentó sumarse en Santiago de Cuba a una de las tantas protestas de descontento popular que tuvieron lugar ese día en decenas de ciudades de la Isla. Tras su arresto, le fue revocada una sanción de cuatro años y 14 días, impuesta en 2020, que cumplía sin internamiento». Diario de Cuba

Al momento de la agresión, Ferrer llevaba «20 meses en una celda de castigo sin luz solar, aislado y sin visitas familiares». Cubadecide


 

Reedición de ‘1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada’

Manuel Gayol Mecías

Ya a la venta 1959. Cuba, el ser diverso y la Isla imaginada en versión revisada y ampliada con prólogo del editor Amir Valle, publicada por Ilíada Ediciones. El propósito es acusar una vez más el nefasto aniversario de 65 años de dictadura castrocomunista en la Isla.

Ahora, esta más documentada edición contiene una bibliografía sobre la disidencia cubana sustancialmente ampliada, buena para demostrar la importancia cultural que ya tiene la diáspora y, en general, la disidencia, tanto dentro de Cuba como en el exilio.

De este libro ha dicho Amir Valle:

«1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada es una obra necesaria, controvertida, pendenciera, retadora (además de exquisitamente documentada y delineada hasta en sus más áridas connotaciones científicas); un análisis concienzudo y de lectura inquietante que nos permite reflexionar sobre nuestras verdaderas esencias, valores, virtudes, contradicciones e imperfecciones; en suma, sobre esas complejidades humanas, sociales, históricas que −más allá de las etiquetas que nos colgamos, de los clichés con los que nos describen, y de las marcas que nos han formado o deformado−, configuran nuestra más genuina singularidad».


 

La dramática vertiginosa del asombro compartido

“Respira hondo como si todo el aire del mundo no alcanzara, se siente en paz, el final de su caída es sobre un toldo verde que la hace rebotar y elevarse de nuevo. La gente empieza a tirar fotos para sus redes sociales mientras alguien grita que llamen a emergencias”. Pero en la emergencia del ojo solo hay lugar para la dramática vertiginosa del asombro compartido.

Sun Hee y otros cuentos (Neo Club Ediciones, 2024) desata innumerables lecturas, todas ellas estremecedoras. Porque si algo caracteriza la narrativa de Lewis Hellman es su capacidad para ahondar en los meandros de la naturaleza humana. Recorridos que en el caso de este volumen sobresalen por su profundización en lo erótico y lo escatológico. Once cuentos que dejarán sin resuello al lector, sumergiéndolo en situaciones al límite donde el deleite, la locura y el dolor luchan a brazo partido por imponerse.

Literatura vertical repleta de derivaciones sorprendentes: una fiesta de los sentidos que encuentra en la sedimentación de las palabras su pista de baile por antonomasia.

Lewis Hellman, poeta, narrador y ensayista cubano, nació en La Habana en 1978. Autor de los libros Cómo se mata a un toro y otros cuentos (Neo Club Ediciones, Miami, 2016), La magia que superas (Bonobos, México, 2019), Amargo (Neo Club Ediciones, 2023) y El hombre que vendió sus hombros (Neo Club Ediciones, 2024). Ha obtenido diversos premios. Fundó y dirigió la revista digital ZektorZero hasta el año 2008. Conferencista sobre escritura creativa y experimental, textos suyos han aparecido en Argentina, EE.UU., México, España, Nicaragua y Cuba, en publicaciones como la revista Crítica, de la Universidad Benemérita de Puebla, y La Gaceta de Cuba, entre otras.


 

Ola represiva contra manifestantes en Cuba

«El gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha cumplido su amenaza del pasado 20 de octubre, cuando advirtió que usaría el sistema judicial para castigar a quienes participen en protestas en el contexto de la crisis energética en el país».

Así comienza la última nota de prensa del grupo de trabajo Justicia 11J a propósito de la nueva ola represiva contra manifestantes en Cuba, con personas detenidas y procesos penales abiertos.

Hasta el momento el grupo ha verificado «70 manifestaciones públicas de descontento ocurridas en la Isla desde que colapsara casi completamente el sistema eléctrico nacional el pasado 18 de octubre».

La Fiscalía General publicó este 9 de noviembre una nota en la que confirma se tramitan procesos penales «por la supuesta comisión de los delitos de atentado, desórdenes públicos y daños en La Habana, Mayabeque y Ciego de Ávila». Justicia 11J ha verificado protestas en las provincias de Artemisa, Ciego de Ávila, Camagüey, Granma, Guantánamo, Holguín, La Habana, Mayabeque, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba y Villa Clara.

«Asimismo, se ha logrado aunar información sobre al menos 25 personas que aún están detenidas en Ciego de Ávila, Camagüey, Santiago de Cuba y Villa Clara, en relación con su (supuesta) participación en protestas registradas desde mediados de octubre».

Justicia 11J expresó su preocupación por todas las personas detenidas de las que no se tiene información hasta el momento. «La Fiscalía no menciona a las personas actualmente en detención de la provincia de Villa Clara —arrestadas desde el inicio de la nueva ola de protestas en octubre— que, de acuerdo con nuestro registro, ascienden a 19, de los municipios Manicaragua, Encrucijada y Camajuaní».

«Alarma que se estén desarrollando en total opacidad procesos penales contra manifestantes, pues las condenas de las personas detenidas en anteriores escenarios de protestas desde el 2021, en algunos casos se han extendido hasta más de 20 años de privación de libertad», adicionó el grupo.


 

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