El narrador José Abreu Felippe, autor de El tiempo sometido, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
José Abreu Felippe (JAF): Eso siempre es un misterio, qué impulsa a un ser humano a algo tan antinatural como es escribir. Yo leo mucho desde muy niño, tal vez el hecho de emular las lecturas, de continuar historias que me gustaban o cambiarles el rumbo o el final, de inventar otras, haya influido algo. También el ejemplo de mi padre, gran lector.
Lo primero que yo recuerdo que terminé fue una novela de misterio, al estilo de Poe. Se llamaba La mansión de los Lovers y estaba ilustrada por mí. La encuaderné y la conservé muchos años. Yo tendría 11 o 12 años cuando aquello, no sé a dónde habrá ido a parar. Más tarde, siendo ya un adolescente, escribí muchos cuentos. Todos se perdieron. Lo último en llegar fue la poesía.
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
José Abreu Felippe
JAF: No tengo ni la más remota idea de lo que puedan descubrir los lectores, si es que hay algo que descubrir y alguien con interés de hacerlo. Sí puedo aclarar, que en toda mi obra hay una serie de claves, de patrones que se repiten, sobre todo en las cinco novelas de El olvido y la calma, detalles –más bien obsesiones– que, aunque cada pieza sea un círculo cerrado, las concatenan Además, de conocer, bueno, supongo, que también un poco de mí, de mis gustos, mis lecturas y mi mundo personal.
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
JAF: El mundo de ayer de Stefan Zweig. Lo leí muy joven y sentí como que el universo se me abría y expandía en muchas direcciones, aprendí mucho con él y descubrí autores que no conocía. Un libro que releí no hace mucho, y que en vez de envejecer como sucede con muchas lecturas de juventud, lo encontré fresco, como si hubiera sido escrito ayer mismo. Lo recomiendo vivamente.
Rilke, en especial Las elegías de Duino, en la traducción de Jaime Ferreiro, que no es perfecta, pero es la mejor de las que conozco.
La Biblia, y quizás debería haber empezado por aquí. ¿Por qué? Porque es un libro de libros. Da lo mismo que se sea creyente o ateo. La clave, para disfrutarla, está en buscar un ejemplar lo más antiguo que se pueda. Claro, la versión de Casiodoro de Reina revisada por Cipriano de Valera, pero el problema es que todas o casi todas pretenden estar basadas en esa versión. No es así, añaden “nuevas revisiones” y “cotejos” y el resultado es el caos. En Cuba yo tenía un ejemplar magnífico de principios del siglo XX, aquí no he podido encontrar algo ni parecido.
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
JAF: Ahora hay tanta información que nos llega por todos lados que el resultado es que estamos más desinformados que nunca. Por otro lado, la vida fue y seguirá siendo literatura para el que esté dispuesto a vivirla.
José Abreu Felippe (La Habana, 1947), poeta, narrador y dramaturgo cubano, se exilió en 1983 y reside actualmente en Miami. Ha publicado, entre otros libros, los poemarios “Orestes de noche”, “Cantos y elegías” y “El tiempo afuera” (Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero, 2000), así como las novelas “Barrio Azul”, “Siempre la lluvia” (finalista en el concurso Letras de Oro, 1993) y “Dile adiós a la Virgen”. En 2012 recibió el Premio Baco de Teatro otorgado por TEMFest (Teatro Miami Festival). El libro «El tiempo sometido», publicado por Neo Club Ediciones en 2016, es una compilación de su poesía.
El crítico Waldo González presenta a la escritora y promotora Rebeca Ulloa durante el V Festival Vista de Mami
El Festival Vista de Miami, de arte y literatura, anunció este 11 de mayo la creación de un Consejo de Selección de propuestas para realizar su sexta edición en la ciudad, prevista para el próximo mes de julio.
Según los coordinadores del evento, la gran cantidad de propuestas recibidas y el hecho de que en sus ediciones de verano el festival cuente con menos días para desarrollar su programa que en sus ediciones de invierno, han sido determinantes en la decisión de formar un Consejo de Selección que escoja aquellos proyectos más «atractivos e inclusivos».
«Desde hace tiempo valorábamos la posibilidad de formar este Consejo, a partir de las sugerencias de amigos creadores y promotores culturales», señaló Idabell Rosales, presidenta de Vista Larga Foundation.
El crítico Waldo González presenta a la escritora y promotora Rebeca Ulloa durante el V Festival Vista
El Consejo de Selección estará integrado por reconocidos escritores, artistas, periodistas y promotores culturales.
«Para esta edición ha habido una gran afluencia de propuestas de participación ya desde diciembre del año pasado», abundó Idabell Rosales. «Sencillamente, no damos abasto y no nos ha quedado otra alternativa que formar el Consejo».
A partir de este 11 mayo y hasta el 25 del mismo mes de 2017, los interesados en presentarse en el festival deben escribir al email [email protected] poniendo en el asunto del correo «VI FESTIVAL VISTA». Las propuestas podrán incluir desde presentaciones de libros hasta charlas, performances, conciertos y otros.
Las propuestas enviadas deberán incluir una breve explicación, o resumen de la proposición, que no supere las 200 palabras. También deberán contener un teléfono de contacto y el tiempo exacto (duración de la presentación) que solicita el autor o presentador. En el caso de libros, el correo electrónico debe adjuntar también portada y contraportada.
Todas las propuestas enviadas recibirán acuse de recibo. Las seleccionadas recibirán un aviso antes del próximo 5 de junio, también vía email, confirmando su participación.
El Festival Vista se celebra en Miami desde el año 2014 con una amplia cobertura de prensa y una fuerte presencia en Internet. Consiste en presentaciones de escritores y artistas en interacción con el público, pues no solo incluye lanzamientos de libros sino también conciertos, exposiciones, lecturas colectivas, performances y paneles de intercambio y promoción cultural. Escritores, editores y artistas participan en cada edición atrayendo durante varios días la atención de los conocedores y el público en general.
El Festival VISTA, de arte y literatura independiente, se celebra desde el año 2014 con una amplia cobertura de prensa y una fuerte presencia en Internet. Consiste en presentaciones de escritores y artistas en interacción con el público, pues no solo incluye lanzamientos de libros sino también conciertos, exposiciones, lecturas colectivas, performances y paneles de intercambio y promoción cultural. Escritores, artistas y figuras públicas de gran prestigio participan en cada edición atrayendo durante varios días la atención de conocedores y público en general en Miami, La Habana (en espacios no controlados por el Estado cubano) y otras ciudades.
Según sus coordinadores, VISTA “es un evento necesario para escritores y artistas que no tienen acceso regular a mecanismos de promoción institucionales en el exilio y fuera de sus países natales, o que son marginados (caso de Cuba), fundamentalmente aquellos que crean y producen de manera independiente. Pero no solo, pues se trata de un espacio inclusivo que celebra la diversidad y auspicia la interacción creativa”.
La primera edición del Festival Vista en La Habana (abril de 2016) demostró que los jóvenes creadores cubanos demandan espacios verdaderamente independientes para el intercambio cultural
María Laria (presentadora de televisión, pianista y escritora): “Aplaudo los inmensos, titánicos esfuerzos de Idabell Rosales y otros coordinadores y promotores para unir talento hispano en Miami. Este cuarto Festival Vista fue un lujo con grandes escritores, poetas, músicos e intelectuales hispanos que se dieron cita en la Casa Blanca del Ballet de Pedro Pablo Peña. Art Basel, Festival Vista y otros eventos culturales contribuyen a realzar a Miami como una nueva sede del arte y la cultura internacional. ¡Felicidades! Ha sido un privilegio ser parte del Festival Vista”.
Armando de Armas (escritor y periodista): “El Festival Vista es una fiesta de la literatura y de las artes en general. Un punto de encuentro entre cubanos en la República de las Letras. Un espacio de la libertad y por la libertad”.
De izquierda a derecha: Karen Caballero, Lincoln Díaz-Balart e Idabell Rosales en el II Festival Vista de Miami
Waldo González López (crítico y escritor): “Hubo, sin duda, no pocos momentos de valía en las espléndidas jornadas del Festival Vista que merecieron la atención de quienes participamos en este ‘verdadero intercambio cultural’, como lo denominara el colegamigo Juan Manuel Cao en su entrevista con el poeta y periodista Luis Felipe Rojas para Martí Noticias.
“De tal suerte, en esta cuarta edición, durante los dos días del esperado evento, ganó la poesía, arte mayor cuando se crea con verdad y razón. Tal bien lo ejemplificó el valioso poemario Café amargo, de Rafael Vilches, presentado en el acogedor Miami Hispanic Cultural Arts Center, dirigido por el prestigioso bailarín y promotor cultural Pedro Pablo Peña.
“Mas no menos meritoria es la reconocida publicación de obras de poetas y narradores residentes/disidentes en Cuba, realizadas por Neo Club Ediciones —en algunos casos en conjunto con Alexandra Library o Palabra Abierta—, y gracias a las que pudimos adquirir, además, la novela de Coco Fariñas, sin olvidar la presentación de otros títulos de Rebeca Ulloa (con las complementarias caricaturas de su infaltable Arístide), Manuel Gayol, Denis Fortún, Baltasar Santiago Martín y otros.
“Sin duda, de este ya necesario evento protagonizado por los escritores del exilio y la Isla deben sentirse orgullosos sus promotores, a quienes alentamos a continuar tan honroso y necesario empeño de ‘aunar voluntades’, como dijera el ciudadano del mundo José Martí”.
Manuel Gayol e Ivette Fuentes durante el V Festival Vista de Miami
Luis Jiménez Hernández (escritor): «El Festival Vista es un golpe en la cara de los incautos, y nos hace saber que sí existen una literatura y un público independientes, este último deseoso de leer a sus contemporáneos. Utilizando sus dones y su constancia, llenos de voluntad, los organizadores de este evento han logrado lo más difícil en estos tiempos de tecnología celular e Internet: establecer un punto de encuentro entre la literatura y los lectores y espectadores para mostrar el talento de los artistas y escritores latinoamericanos.
«Es el escenario que se le negó a muchos autores en sus países, un espacio para la independencia tal y como cada uno escogió. Un lugar donde todos tienen un sitio, desde los lectores críticos más exigentes hasta los autores que nadie esperó encontrar o leer. Una legión de almas poseídas por el amor a las artes llenando las salas de presentación, ansiosa por encontrar ese universo que solo se puede degustar a través de los libros».
VISTA: La coordinadora y promotora cultural Daisy Kramer con libros de editoriales independientes en Miami
“Vista es un proyecto vigente dentro de Cuba y muy necesario para el futuro del país”. Dagoberto Valdés entrevistado por Luis Felipe Rojas para Martí Noticias.
“Creo que el Festival Vista no es solo un festival alternativo, creo que es una buena idea que participen en un verdadero intercambio cultural artistas y escritores que en Cuba no tienen dónde ni cómo publicar, y a los que este evento les abre una ventana”. Juan Manuel Cao entrevistado por Luis Felipe Rojas para Martí Noticias.
“Vista es un proyecto que definitivamente merece la atención de todos. Se está afianzando pero también le está dando un espacio a gente talentosa a la que no sé por qué los medios establecidos no prestan suficiente atención”. Denis Fortún entrevistado por Luis Felipe Rojas para Martí Noticias.
Carlos Alberto Montaner y Juan Manuel Cao durante una presentación en VISTA
“En julio 30 y 31 de este año 2016, en una batalla contra viento y marea de sus realizadores, celebrábamos la cuarta edición de Vista, festival independiente de arte y literatura en Miami. Dos días inolvidables, como las ediciones anteriores. Presentaciones de libros, lecturas de poesía, encuentro de amigos y debates más allá del salón, porque la discusión se empieza, el tiempo implacable da por finalizada la sesión, pero no puede callar a los hambrientos de la palabra». Rebeca Ulloa
“Vista ha estado insistiendo en la promoción de los creadores y sus obras también antes y después del festival, contando con el entusiasmo espontáneo que el proyecto encuentra en las redes sociales. A diferencia de otros eventos culturales, en los que la exposición mediática del invitado cesa tras su presentación, Vista se caracteriza por insistir en la promoción de los participantes en el festival antes y después del mismo. Esto es clave y el crédito es para todos: coordinadores, invitados, asistentes, medios e internautas en general”. Armando Añel.
El escritor Luis Cino, autor de Los tigres de Dire Dawa(Neo Club Ediciones), responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el autor, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Luis Cino (LC): Parece que nací con el bichito de escribir. Escribía desde la adolescencia, tratando de imitar lo que leía. Por suerte, leía mucho, compulsivamente. Por desgracia, mucho de lo que leía no estaba acorde con mi edad, si hubiera sido mayor lo habría disfrutado más. Pero eso me hacía esforzarme y sacar curiosas interpretaciones. Y no hay dudas que me creó el hábito de leer. Lo primero que escribí en serio fueron cuentos que solo leían –los pobres – algunos de mis amigos y alguna que otra novia. Luego probé suerte en casas de cultura y talleres literarios, pero me señalaban problemas ideológicos. De unos me botaron y de otros me fui antes de que me botaran. Y en 1998 me inicié en la prensa independiente. Si no, hubiese reventado. Pero desde entonces, noto que el periodismo lastra mi literatura y viceversa. Aunque algunos me dicen que no, que más bien ambas se benefician. Puede ser…
Luis Cino
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
LC: Fundamentalmente, la vida en la Cuba real, las frustraciones, los sueños rotos de la gente. Y en segundo plano, a mí, mis sueños, mis pesadillas…
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
LC: Gabriel García Márquez, Tom Wolfe, Guillermo Cabrera Infante. Y perdonen si me excedo e incluyo un cuarto escritor del que no puedo prescindir: William Faulkner.
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
LC: Para bien o para mal, la vida es entre otras cosas más, literatura. Solo que no siempre buena y contada como la quiera recordar el autor. Eso, que pudiese ser un inconveniente, se compensa leyendo a muchos autores, lo que equivaldría a vivir muchas vidas.
Luis Cino (La Habana, 1956). Escritor y periodista independiente. Perteneció al consejo de redacción de la revista ‘De Cuba’. Ha publicado en diversas revistas en el exterior. Es colaborador habitual de la página electrónica Cubanet.org y jefe de redacción de Primavera Digital. Obtuvo premio en el concurso de cuentos El Heraldo, convocado en Cuba por el Proyecto de Bibliotecas Independientes con un jurado integrado por Raúl Rivero Castañeda, Víctor Manuel Domínguez y Hugo Araña Sanchoyerto. Sus libros de relatos ‘Los tigres de Dire Dawa’ y ‘Los más dichosos del mundo’ pueden adquirirse en Amazon. Reside en Arroyo Naranjo, Cuba.
La escritora Sussette Cordero, autora de Arar la sombra(Neo Club Ediciones), responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué la impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Sussete Cordero (SC): Si soy sincera, no puedo marcar un tiempo de inicio en la literatura. Fue demasiado temprano. En la casa donde vivía con mis abuelos y mi madre, había un closet que nunca nadie abría. Un día descubrí que estaba lleno de libros. Y como todo lo que te dicen, eso no se toca, pues aquello se convirtió en uno de mis caprichos. Vigilaba a mi abuela para esconderme dentro del closet. El olor a humedad era funesto. Mi casa era muy pequeña, incluso tenía filtraciones en el techo, habían un montón de hojas sueltas, libros muy viejos, algunos estaban totalmente rotos (recuerdo ahora la portada de Lil de los ojos color del tiempo, mohosa), el hueco era un verdadero cementerio, pero yo buscaba las páginas humedecidas en aquel reguero y continuaba la lectura aunque no entendiera nada. Eran todos libros para adultos, estaba El padrino, ¡imagínate! Pronto se me acabó la fiesta, porque me descubrieron, pero entonces mi abuelo, que me recogía todos los días al salir de la escuela primaria, comenzó a consentirme en este asunto.
Me llevaba cada tarde a la librería del pueblo, y todos los días me compraba un libro de cuentos diferente. Casi todos libros de muñequitos rusos. Los músicos de Bremen, El riachuelo, La liebre fanfarrona y Salgari. Llegaba a casa y me lo leía antes de la tarea escolar. Un día entré a la librería y fui pasando la vista, este lo tengo, este lo tengo, este lo tengo, y me di cuenta que solo me faltaba un diccionario de gramática española, que en ese entonces costaba 25 pesos cubanos (años ochenta en Cuba). Di mi berrinche, porque una niña como yo necesitaba ese diccionario. Fue la última vez que mi abuelo fue a recogerme a la escuela.
Creo que esos fueron mis inicios. Años más tarde, en la Escuela de Arte, descubrí a Salinger y a Kerouac y a Allen Ginsberg y mi universo giró. Parece una historia trillada, lo sé, pero es la mía, será que algunos elegimos lo simple y frecuente, a algunos no nos molesta ser iguales y vivimos nuestras experiencias con el mayor placer. Puedo decir que he vivido en la parte simple de la vida, y ahí también hay emoción.
Sería además imperdonable dejar de mencionar aquí el nombre a Amir Valle, si hoy puedo escribir, si me atreví a hacerlo, fue gracias a su empuje, a su misiva de «Sí puedes, tienes que hacerlo».
Sussette Cordero
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
SC: Creo que un autor como yo no puede dejar de decirle al mundo quién es, o lo que siente. Aprendí que darse es la mejor manera de estar o no de acuerdo con el momento, con tu tiempo. Siento que al escribir, me libero. La gente tiene muchas formas de liberarse, de encontrar su propia libertad… la mía es escribir. A veces hasta con miedo, lo hago con todo respeto, en ello también van mis mentiras, mis anhelos, lo que no me atrevo ni siquiera a decir y por eso lo escribo. Me lo tomo muy en serio. Eso es lo fundamental en mi obra, me doy y no temo usar mis emociones. Y mientras me acosan las miserias humanas, yo escribo, y les construyo, como el poeta, una ciudad de andrajos.
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que la hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
SC: Esa es la pregunta más terrible que alguien podría hacerme. Yo soy un ser de multitudes. Mis influencias vienen desde distintos puntos del arte, amo la literatura pero también la fotografía, las artes plásticas (no puedo imaginar la vida sin la quietud y la paz en la obra de Tomás Sánchez), el arte es mi pasión. Tengo muy pocos límites, me arriesgo bastante. Pero intentaré hacer lo mejor posible.
Yo soy de una generación que tuvo casi por obligación que atravesar el boom latinoamericano, Cortázar, Rulfo, Borges, Carlos Fuentes, Carpentier, García Márquez. Ese tránsito que por ende me vislumbró. A los 25 años había leído mucho, muchísimo, tanto que dejaba de atender a las materias escolares y me entregaba por entero a la lectura, y por eso recibí muchísimas críticas, cosa que muy poco me ha importado siempre. Pero sin embargo mis primeras influencias literarias, las que me llevaron en verdad a decir, yo quiero hacer eso, quiero contar, quiero emocionar, vinieron de otra dirección. Salinger, Lezama, Virgilio, Cootzee, Baudelaire, Rimbaud (¡ah!, esos poetas malditos), Dulce María Loynaz, Octavio Paz, Carver, Cormac McCarthy (¿cómo olvidar el escenario de La carretera?), Sergio Pitol, Henry Michaux. Ya dije que sería muy difícil responder esta pregunta. Pero si tuviera que decir solo un título, uno solito, escribiría incluso con mayúscula el nombre Paradiso. Creo que ese es el punto más alto de la literatura, ahí está lo insólito, lo que nunca podrá ser alcanzado, la mayor exaltación de lo escritural. “EI color crema del mantel, sobre el que desteIIaba la perfección del esmalte blanco de la vajilla, con sus contornos de un verde quemado, conseguía el efecto tonal de una hoja reposada en la mitad del cuerno menguante lunar”, página 62: lo sé de memoria, a eso me refiero, al momento en que lo simple, lo que resulta normal o trivial, se convierte en maravilloso.
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
SC: ¡Claro que es literatura! «¡Es eso lo que hace soñar! ¡Es eso lo que hace mear a los perros con expresión soñadora a los pies de los árboles!«. Lo siento, no he podido evitar a Michaux en ese tremendo texto que es Cuando las motos vuelven al horizonte, uno de mis favoritos. Memorizar es algo a lo que acostumbro. Vicio de la escuela primaria donde me ponían a recitar cuanta poesía se perdiera.
Con respecto a que la literatura es esencial tengo una teoría. Cada vez hay menos personas que leen. Leer es un lujo, y eso tiene que ver con la escasez de interés por la buena literatura. Todo lo que es escaso, se convierte en un lujo. La paz, incluso, lo es.
Así que de cierta manera sentir que la información está por todos lados y que la tienes ahí esperando, y no saber aprovecharla, es también un signo de pobreza.
Sussette Cordero Sotero nació en Guanajay, Cuba, en 1982. Bibliotecaria. Poeta y narradora. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, ha trabajado como editora en la revista cultural Esquife. Ganadora del concurso Internacional de Poesía Editorial Lamás Médula, Argentina. Ha publicado los poemarios ‘Yo maté a Marilyn Monroe’ y ‘Arar la sombra’.
El poeta Ernesto Olivera Castro, autor de Donde crece el vacío(Neo Club Ediciones), responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Ernesto Olivera (EO): A muchos nos impulsa el amor, con todos sus matices, enseñanzas, pero no faltará el amor, la bomba, el dolor en metáfora. Aunque mi primer libro fue Los heraldos negros, que mi tío Gustavo me heredó en una caja antes de morir. Por otra parte, no olvido ir todos los domingos de la mano de mi padre a comprar un cartón de soldaditos de plomo, cañones, caballería, hasta armar las batallas, y luego las describía en una libreta de bagazo de caña. Desfilaron muchos fracasos de amor, que contribuyen a escribir buenos poemas, hasta que en 1984 me inscribí en un taller literario en la Universidad de Pinar del Río, y obtuve mis primeros premios estatales «14 de diciembre», y la primera mención nacional de Talleres Literarios en poesía con un jurado de lujo, en el que estaba Félix Luis Viera…
Ernesto Olivera Castro
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
EO: Intento comunicar esperanza, a mi manera, con cierto dulce dolor: la salvación a través de la poesía.
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
EO: José María Heredia, Rimbaud, y Borges. Pero tres es una summa, entonces Pessoa, Paz y John Donne, y así sucesivamente. Libros, El gran Meaulnes de Alain Fournier.
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
EO: Sin duda alguna, ¿podríamos imaginar un solo día sin literatura en nuestras vidas? ¿Sin la ficción aristotélica, sin inicio, clímax y desenlace? ¿Sin la posibilidad de las realidades? Creíble pero imposible como increíble pero posible.
Ernesto Olivera Castro (La Habana 1962), escritor, editor, académico y promotor cultural, es también ingeniero forestal y diseñador. Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Paula de Allende, de la Universidad de Querétaro, en 1991, entre otros premios y reconocimientos, y su poesía ha aparecido en antologías de México, Cuba, España y Estados Unidos. Su obra ha sido traducida al inglés y al italiano. Ha publicado, entre otros poemarios, Habitante provisional (1994), Cuarto menguante (1998) y Largo aliento (2013). Neo Club Ediciones publicó su novela Donde crece el vacío. Reside en Miami.
El escritor Rafael Vilches, autor de Ángeles desamparados, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el autor, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Rafael Vilches (RV): Mi primer texto lo escribí en la primaria, un cuento, para una tarea que nos dejó el maestro, se la dicté a Dimitri López Téllez, mi compañero de mesa y mi mejor amigo entonces. Estábamos en 5to grado.
Dimitri era el mejor alumno de la escuela, excelente en las ciencias exactas, pero yo quizás le ganaba con la magia de engarzar las palabras. Él no había hecho la tarea, y al dictársela mejoré la narración. Al final la mía resultó ser una copia de la suya-mía, por lo que me llevé unos fuetazos, el maestro me acusó de haber cometido fraude, y me zurró con un gajo que le había pedido a Oscarito Ortiz que arrancara de uno de los árboles que crecían frente al aula, y mi amigo se quedó en silencio. Ahí supe con sangre en las canillas, que la escritura era una cuestión dolorosa.
Comencé a escribir poemas como un poseso cuando estudiaba décimo grado para convertirme en técnico medio en Riego y Drenaje; la escuela quedaba a unos metros de mi casa, pero entonces no sabía que existía eso que se llama poesía y mucho menos que quienes la escribían eran poetas. Tendría 15 años y no sabía cómo decirles a las chicas que me gustaban, que me moría por ellas.
Luego comencé a noviar con la maestra Marquiza Lago Pompa, quien comenzó a pasarme novelas francesas, rusas, norteamericanas e inglesas. Por ese tiempo leía mucho y escribía más de 10 poemas diarios, llenaba libretas escolares con mis inquietudes, mensajes de amor, con las heridas que me iban dejando las otras chicas, las de mi edad, de las que me enamoraba y no sabía cómo decirles mis sentimientos, mucho menos cómo detener la sangre que me causaban sus dolores, ni con las palabras se detenía aquella hemorragia. Aquellas ingenuas escrituras pasado los años comencé a romperlas, creo que ya en casa de mis padres no queda ninguno de aquellos cuadernos, en los que hacia ejercicios el escritor que luego iba a nacer en mí.
Le debo mucho a mi tía Hermila que, siendo aún niño, me leía los cuentos de la recopilación que hizo Hermino Almendros sobre los cuentos del también escritor español Alejandro Casonas, Flor de leyendas, y a las historias que me contaba mi madre y a los cuentos que me hacía mi padre, a las décimas que les oí cantar a mi abuelo Erade Proenza Almaguer y a mi tío Ismael Proenza Socarrás, en el Cero de Las 1009.
Hay tres escritores que no puedo dejar de mencionar porque me ayudaron cuando a partir de 1990 comencé a buscar mentores literarios. Son ellos el ya fallecido Carlos Galindo Lena, en Santa Clara; Antonio Borrego, en Las Tunas, y a la bayamesa Zoelia Frómeta, ahora por tierras aztecas.
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
RV: En mi libro de poesía Café amargo me descubrirán a mí, mi entorno, las cosas que me lastimaron mientras me hería la distancia de un ser amado, un libro escrito en las noches cuando mis hijos más pequeños dormían y yo les velaba el sueño.
También descubrirán las penurias y miserias humanas de la Cuba de estos tiempos.
En mi novela Ángeles desamparados, hay una denuncia a lo que ha sucedido en mi país después de 1959, en ella podrán descubrir lo que fue y sigue siendo, los campos de concentración donde internan a los niños y adolescentes de mi país, Las Becas, donde lejos de sus tutores, descubren el dolor, la violencia, el sexo, la mentira de un sistema socialista-comunista. Ambos libros publicados por Neo Club Ediciones en Miami.
Rafael Vilches Proenza
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
RV: Aparte de los autores ya mencionados, fue muy importante conocer a Guillermo Vidal, ser su amigo, autor de esa novela memorable: Matarile. Una vez le leí un cuento de una cuartilla y algo, y descubrió que allí, en esas líneas escritas deprisa, tenía el argumento para una novela. Hizo que le hablara del cuento mientras almorzábamos en Bayamo, luego sentados en un parque de aquella ciudad me leyó un fragmento de No se lo digas a nadie, novela del escritor peruano Jaime Bayly, libro que el Guille leía en ese momento; con ese incentivo y mi cuento, tiempo después escribí Ángeles desamparados. En ese momento me hubiese gustado dar con Lo peor, libro del escritor español Ray Loriga, pero llegó más tarde.
Fue importante leerme El vino del estío de Ray Bradbury.
Encontrarme con El Guardián en el trigal, de Salinger, fue una fiesta, en la que sufrí más que su personaje y salí dispuesto a seguir hundiéndome en la literatura.
Descubrir una mañana en la Biblioteca 1868 de Bayamo, junto al periodista, crítico, y poeta Carlos Manuel Pérez, en la oficina de la entonces directora de ese recinto, Rebeca Brull, La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa, fue la condena a permanecer en este mundo de pobreza económica, donde la magia está en abrir cualquier libro para encontrar en él la libertad.
Tres autores que me estremecieron: Jorge Luis Borges al caer en mis manos el libro que preparó el intelectual cubano Roberto Fernández Retamar; dar con los poemas de Rafael Alcides fue un hallazgo, cambié una antología de la poesía de Roque Dalton, a Nerio Rodríguez, por el inquietante Agradecido como un perro, y Alcides me dio una patada de asombro en los sentidos. Leer los cuentos de Ángel Santiesteban, fue conocer al mejor narrador de los muchos que aún hoy viven en Cuba.
Pero por qué no mencionar a cuatro autores que son Best Seller en Cuba, sin que esto signifique que sus libros se vendan por miles, porque en verdad no se encuentran en las librerías; aun así, los lectores los buscan y son: Amir Valle, Leonardo Padura, Abilio Estévez y José Kozer.
Siempre hablamos de escritores, esto hace que dejemos siempre fuera de las cuerdas a las mujeres; pido que busquen los cuentos y novelas de Mariela Varona, Karla Suárez, Rebeca Murga y Ena Lucía Portela, para que constaten lo injusto que somos.
Y también somos injustos con los que escriben para niños y jóvenes. ¿Tres nombres?: Eduar Encina, Luis Carlos Suárez y Otilio Carbajal. Mildre Hernández, Mailén Domínguez y Mirna Figueredo; que suman seis.
Es muy difícil mencionar tres libros, y detenernos solo en tres autores.
Tres autores: Ayn Rand, Guillermo Cabrera Infante y Roberto Bolaño.
Tres libros: Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas; El tambor de hojalata, de Günter Grass; El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso.
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
RV: Sinceramente, no me importan para nada las nuevas teorías cuánticas, la esencia, la materia, la energía, no soy un científico, y todo está en la literatura, la información también.
La vida puede que sea más rica, triste, dolorosa, que la literatura, pero los libros nos dan otra dimensión de la vida, nos permiten un escape a lo irreal.
No escribo para escapar, lo hago para que los otros no olviden el oprobio del pasado y del presente. Lo hago porque los vencedores siempre son los que cuentan y rehacen la historia del país, a su antojo y conveniencia.
Si acaso les surge una mínima duda de que la vida no es literatura, entonces les sugiero que lean los libros de Elvira Lindo, Jenny Downham, Svenja Leiber, Marta Rivera de la Cruz, Sonia Díaz Corrales, Zoe Valdés y Joanne Kathleen Rowling, por solo citar a siete mujeres que escriben como quieren.
No me juzguen, pero cúlpenme.
Sí, yo soy feminista, ¿y qué?
Rafael Vilches Proenza (Vado del Yeso, Granma, 1965), es poeta, narrador, editor, periodista independiente. Licenciado en Artes Plásticas. Ha publicado, entre otros libros, los poemarios ‘Dura silueta, la luna’; ‘El único hombre’; ‘País de fondo’; ‘Trazado en el polvo’; ‘Tiro de gracia’ y ‘Café amargo’. Su obra ha sido editada en varios países y obtenido numerosos premios nacionales e internacionales. Es miembro del Club de Escritores Independientes de Cuba.
Denis Fortún, autor del poemario Serio divertimento (Neo Club Ediciones), responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el autor, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Denis Fortún (DF): Siendo un muchacho, en sexto grado, gracias a mi madre, me leí Los conquistadores del fuego, o La conquista del fuego, como igual se presenta la novela de Joseph Henry Honoré Boex, más conocido por el seudónimo de J. H. Rosny. Sin embargo, si bien en ese instante no padecí “la conciencia premonitoria” de que en mi adultez iba a escribir, sí resultó una suerte de convicción que fue creciendo con el tiempo. Hoy, no me cabe duda, gracias a ese libro terminé por hacerlo. De hecho, tengo un relato cargado de una fuerte ironía, denuncia más bien, por el modo de sobrevivir que nos tocó en La Habana de los noventa (‘Deseos’), publicado en El libro de los Cocozapatos (Editorial Silueta), que lo dedico a sus personajes: Naoh, Nam, Gau, y a la hermosa Gamla. Ese, además, es uno de mis primeros textos, escrito a los treinta y seis años. Después vino la poesía. Una parte de mí no comulga totalmente con la prosa, esa que, al decir de Apollinaire, es buena para los periódicos.
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
DF: Un poco de mí. Y de ellos, mucho más…
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
DF: Comienzo al revés, por el número dos, un viejo amigo que ya era escritor cuando yo me dedicaba únicamente a poner luces en un cabaret, por esa faena de luminotécnico que tantas satisfacciones y placer me dio en su momento. Quiero ser honesto, reconocer que le debo mucho en este “oficio” (que no recomiendo a nadie, y apenas si lo conozco bien) a Armando de Armas. Por él, cuando éramos “más jóvenes”, allá por la segunda mitad de la década de los ochenta, y corríamos Cienfuegos arriba y abajo, siendo testigo del mismo modo de cómo escribía su novela La Tabla, de su pasión y disciplina para con la literatura, no tuve dudas que era un buen momento para que yo reafirmara lo que había intuido en mi adolescencia. Sin embargo, no fue hasta el año dos mil que decidí escribir con regularidad. Después, vinieron un par de amigos que influyeron sobre todo en la poesía. Y por último, la que fue mi mujer en Cuba, quien siempre confió en mí, me impulsó muchísimo a que no dejara de borronear cuartillas, época en que escribía a mano, sobre papel (cualquiera que fuera) y con bolígrafos.
El cuanto al primer autor, ya te lo mencioné en la pregunta que abre este cuestionario: J. H. Rosny. El resto de los escritores a que debo aludir no consigo reducirlo al único que me queda, según tu lista de tres. Podría, por ejemplo, señalar a Vallejo y Borges, ya más crecidito yo, con una disposición para la literatura más comprometida. En mi adolescencia, a Julio Verne, Emilio Salgari. Hablo de un momento en mi vida en que la lectura me lleva a soñar que un día la crearás tú mismo, y fantaseas con eso de escribir alguna vez. En fin, demasiados marcaron mi “existencia literaria” de algún modo. Voy entonces, para resumir, por varios los libros importantes, con sus autores, que desde esa edad de la que te hablo (doce, trece, catorce años), hasta la fecha, me susurraban que fuera cómplice de sus andanzas. Desde luego, lista incompleta, supondrás que son demasiados: El maestro y Margarita, Corazón de perros, ambos de Bulgakov; Juego de abalorios, de Hermann Hesse; La montaña mágica, de Thomas Mann; Los quinientos millones de la Begún, de Verne; Fouché y Magallanes, los dos de Zweig; La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa; Corazón, de Edmundo de Amicis; El Principito, de Saint-Exupéry (aunque suene manido, trillado); La piel de Onagro, de Balzac; Mala jugada, de Armando de Armas; Los anormales son invisibles, de Jesús Candelario; El espíritu de las leyes, del Barón de Montesquieu; uno de matemáticas, que me obligaban a estudiarlo, y que odiaba tanto, al punto que cuando fui a devolverlo me robé otro de literatura en la biblioteca de mi escuela. Qué sé yo, la lista es inmensa…
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
DF: Amén de que resulta una suerte de ecuación que vincula a la absorción (vivencias), lo que presupone luego emisión (escritura), ya sea parcial o total, lo que es básicamente un concepto físico-cuántico, por supuesto que la vida es literatura. Si alguien lo duda, tome cualquier libro, sin importar género, incluso de poesía, y léalo. Verá que no miento.
Denis Fortún (La Habana, 1963). Poeta y narrador. Artículos y crónicas de su autoría, con un toque humorístico sobre la cotidianeidad en Cuba y su exilio, aparecen con regularidad en bitácoras de otros autores, y en diversos ciberportales y revistas. Textos suyos han sido incluidos en antologías de narrativa y poesía en Cuba, México y Estados Unidos. En Miami, donde reside actualmente, edita el blog Fernandina de Jagua. Ha publicado los poemarios ‘Zona desconocida’ y ‘Serio divertimento’, ‘El libro de los Cocozapatos’ (narrativa) y ‘Diles que no me devuelvan’ (crónicas), entre otros libros.
Doribal Enríquez, autor de Los pianos son muy caros, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el autor, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Doribal Enríquez (DE): Cada persona tiene su propia historia, y todas son válidas. En comparación con otros autores, yo empecé un poco tarde a escribir, en realidad, leía poco. Me cayeron en las manos algunos textos. Fue como una exploración petrolera. Saltó lo oculto. A esto hay que unirle el incentivo de amigos que sí escribían antes, y el profesor de Literatura del Pre de La Habana, quien nos empujó a unirnos y debatir. Eso fue todo. Y bastante.
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
DE: Al principio (años 70-80), me tildaban de oscuro, hermético. No sé por qué, pero eran tiempos, en Cuba, de ideales y estéticas épicas y heroicas. Parece que lo mío no cabía en ese “saco colectivo”. Ahora creo que soy más abierto, más anecdótico. Casi cronista de mi época, aunque no me lo he propuesto. Algunos jóvenes critican a mi generación, o parte de ella, de estar signada por la precariedad, la abulia social, las escaseces de todo tipo. Pienso que no es tan así, solo que es muy difícil escapar al medio y a la historia nacional, incluso desde el mismo inicio del siglo XX. En mis libros pudieran hallar ironía, pero no sarcasmo; nostalgia, pero no “ñoñerías” baldías. Si hay algo más que encuentran, será hurgando en los textos. Esa es la misión del lector.
Doribal Enríquez
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
DE: ¡César Vallejo!, al principio. Un Premio Casa de las Américas, Blanco spiritual (no recuerdo el autor). Eliseo Diego, Reina María Rodríguez, Lina de Feria, y un segmento de la obra de Nicolás Guillén (sonetos). Extranjeros (muy pocos).
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
DE: No sé nada o casi nada de ese tema. Como teoría, y como todo, hay que demostrarlo. Me parece un poco reduccionista. Y si yo aceptara tal filosofía, diría entonces que el futuro del Arte en general, aunque sea su representación ética diferente a la actual, incluso muy diferente en su estructura semántica, el arte tendría que representar, a su manera, al ser humano, en todas sus formas.
No todo será literatura, porque no se puede generalizar y englobar a todo el mundo en un mismo patrón. Además, la información quien la provee soy yo, tú, él, todos, y cada ser humano es un ente diferente (¡por suerte!). Creo que sí, un gran espacio del hombre y la mujer, será ocupado por las artes y la literatura, cada cual en su entorno geográfico, cultural y social. ¡Bienvenidas sean!
Doribal Enríquez Enríquez, poeta y narrador cubano, nació en 1949. Licenciado en Lengua y Literatura Hispanoamericanas por la Universidad de La Habana, forma parte del Consejo Editorial de la revista Vivarium y ha publicado, entre otros poemarios, ‘La soledad de los verdugos’ (Ediciones Vivarium, 1999), ‘Vértigo de la otredad’ (Ediciones Extramuros, 2003) y ‘Los ángeles no son sino demonios’ (Editorial Oriente, 2005). Es primer premio de poesía del Concurso Literario ‘Última hoguera’, primer premio del Concurso de Poesía de la Editora Oriente y premio del Latin Heritage Foundation con el poema publicado en la antología ‘Isla en la Isla’ (2011). Actualmente dirige el taller literario “Padre Ángel Gaztelu”, en el Centro Cultural Católico “Padre Félix Varela”.
El escritor Manuel Gayol Mecías, autor de La noche del gran Godo(Neo Club Ediciones) y otros libros, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Puente a la Vista (PV):Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Manuel Gayol Mecías (MGM): Realmente yo empecé tarde en la literatura. Cuando niño fui un lector de comics. Recuerdo que eran historias imbuidas por la más rancia concepción americana del héroe (confieso que hoy en día las películas de Marvel y, en general de los comics, me gustan). A esta altura de mi vida (71 años) no me da pudor decir que el origen de mis lecturas fuese ese. Hace mucho tiempo que me quité el prejuicio contra lo americano y la sutileza conspiranoica de la penetración ideológica que nos trataron de inculcar los más icónicos intelectuales de la izquierda, incluso escritores a los que siempre he admirado.
Mis lecturas, ya en la adolescencia, se fueron complejizando mucho más, con autores y temas literarios, filosóficos, históricos y científicos, específicamente en la literatura con el género de ciencia-ficción. No voy a decir que tengo o tuve autores preferidos. Para mí, por lo general, la preferencia es toda buena literatura. Todo libro bien escrito tiene siempre algo que decirme y hay algo que admirar en él.
En fin, esta fue mi entrada por la lectura en el mundo de la literatura. Pero, en realidad, lo que me llevó a ella fue un sentimiento de creación que tuve cuando estudiaba el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Holguín. Allí tuve una profesora de gramática y literatura de la que solo recuerdo su nombre, Fernandina, muy culta y de grandes deseos de enseñar. Una vez me revisó un trabajo de una prueba; creo era algo así como una composición literaria para ver cómo la misma literatura nos podía interesar y si desde una perspectiva literaria éramos capaces de plasmar el tema que nos dio, que en verdad ahora no recuerdo; pero de lo que sí me acuerdo es que ella me elogió el trabajo y me pidió que siguiera interesándome por la literatura… Recuerdo que ya estaba yo estudiando la carrera de Literatura Hispanoamericana allá en La Habana, cuando me enteré de que ella se iba para Estados Unidos, y estaba en el hotel Capri. La noche antes de que se marchara la fui a ver y me encontré con una bella anciana que seguía comportándose como la misma profesora que me sembró la idea de estudiar letras. La despedí y le di las gracias por haber sido ella quien me estimulara y descubriera en mí el deseo de crear. Nunca más la volví a ver, pero fue un encuentro hermoso, radiante, feliz, como un segundo descubrimiento, de que la literatura, fundamentalmente, era humanidad: era asimismo la belleza de agradecer.
Manuel Gayol Mecías
Mis primeros textos fueron dos que salieron publicados en el mismo año de 1989, cuando yo cumplía diez años de trabajo en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas. De los dos libros, uno vino a ser la Valoración múltiple sobre Andrés Bello (una investigación de compilación crítica) que había estado trabajando durante tres años sobre el sabio venezolano; una figura, si se quiere ver, olvidada tanto por la dinámica contemporánea de la literatura latinoamericana como por las diferentes disciplinas en que ese extraordinario hombre de letras, quien fue tanto chileno como venezolano, se destacó. Después de esos tres años de investigación sobre esa figura, tuve que luchar durante unos años más para que la Casa de las Américas, su consejo de dirección, decidiera al fin su publicación, puesto que al parecer Bello ya no interesaba políticamente. Pero insistí tanto que por fin se hizo su publicación y se presentó en la institución cubana ante la asistencia de un buen número de escritores venezolanos.
El otro libro fue mi primer poemario publicado por la Editorial Letras Cubanas también en 1989, titulado Retablo de la fábula. Es un poemario acerca de mi familia (la primera parte es una conversación con mi madre sobre mis demás seres queridos; y la segunda parte es una conversación con mi esposa Gladys sobre el amor, sobre nuestra hija y sobre la vida). Es un cuaderno de poemas muy querido.
PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
MGM: Aspiro a que mis libros se lean con el sentido del asombro (quizás sea un tanto pedante en esto, pero quiero ser honesto). Algo así como que mis libros hablen de filosofía sin ser filósofo, de ciencia sin ser científico, de narrativa con visos de poética y de poesía con cierta carga de metafísica, de intuición y de fenomenología. Intento que el lector sienta que se encuentra ante algo nuevo; frente a un tema explosivo, abarcador, variado y al mismo tiempo unificado. Es como quisiera cualquier buen investigador de física relativista o cuántica: lograr unificar todas las leyes del universo; en lo que a mí respecta sería lograr escribir un universo de hechos y personajes literarios pero unificado como en una sola gran novela, y que esta aspiración balsaciana, de Comedia humana, fuera captada e identificada por el lector.
Quisiera que mis libros descubrieran nuevas posibilidades de proyectar valores inteligentes, pasiones y coincidencias éticas. Que los lectores conozcan, a través de mis libros, un mundo diferente donde las cosas se viren al revés y el lector pueda sentir la profundidad de un beso con una exquisitez inaudita; un acto de amor en el cual el hombre penetre totalmente el universo de la mujer, descubra sus intimidades entregándole las de él y busque hacer de la posesión su propia entrega. Busco poder darle al lector los temas más difíciles y escabrosos, incluso científicos y filosóficos, con un discurrir narrativo intuitivo y metafísico, pero buscando siempre la manera (y este es el gran reto) de llegarle al ojo inverosímil que tiene cada persona dentro de sí y hacerle sentir y vibrar más que entender. Pretendo que el lector sienta lo que yo escribo.
PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
MGM: Ante todo pido disculpas, porque no puedo hablar solamente de tres escritores debido a que son varios los que me han fascinado siempre y en realidad no puedo decir que tenga uno u otro como preferido. Empezaré por Jorge Luis Borges (con sus libros: El Aleph, Historia universal de la infamia, El hacedor, Inquisiciones, Historia de la eternidad, entre muchos más). Este influyó en mi visión literaria. Me ha hecho imaginar la filosofía y la ciencia como un misterio vibrante; la belleza en la prosa, límpida, serena y muy humana, como si las letras salieran de los mismos dedos porque deben llevar el registro de las huellas como plena identificación personal a la hora de escribir. Este escritor y pensador siempre me fascinó. Borges es para mí uno de los grandes pilares de la literatura y el pensamiento latinoamericano, al igual que Octavio Paz, de quien soy admirador no solo por sus ideas y conceptos, sino además por esa prosa también límpida, precisa y enriquecedora, llena de metáforas y deslumbramientos verbales.
Otro de los escritores de influjo y pujanza para mí ha sido Felisberto Hernández (Nadie encendía las lámparas, Por los tiempos de Clemente Collins, El caballo perdido, El cocodrilo y Las hortensias, entre otros libros más, un genial escritor uruguayo, quien también fue pianista de películas del cine mudo; un narrador inconfundible pero que, a la vez, se ha dicho, no se parece a nadie).
José Lezama Lima: su poesía, ensayos y, por supuesto, Paradiso, constituyó para mí la revelación de una nueva dimensión; algo que rompía con el orden de la sencillez y el barroco carpenteriano para hacerme sentir como una gran espiral de imágenes en la que los valores, costumbres, aspectos, entre tantas cosas, ideas y sentires de lo cubano (siempre en movimiento) se mezclan fuertemente con valores, mitos, leyendas y arquetipos universales. Creo que esto es a lo que aspiraba Lezama: a lo universal en lo cubano. Y a su manera, bellamente coloquial, Eliseo Diego y, por supuesto, otros autores pertenecientes al grupo Orígenes. Es importante para mi narrativa el hecho de que he tocado a Guillermo Cabrera Infante, en su deslumbramiento por La Habana, en su enorme regodeo y rebuscamiento por el lenguaje; a Virgilio Piñera y su La isla en peso, además de La carne de René; y, de alguna manera, me impresionó mucho el libro Fuera del juego de Heberto Padilla.
En verdad, siempre leí: unas épocas más, otras menos. Hasta que llegué al boom de la narrativa latinoamericana (fenómeno que creo ha sido único en la literatura universal y que, al parecer, no va a repetirse). Autores como Julio Cortázar (con sus cuentos y su gran novela Rayuela); Juan Rulfo (su novela Pedro Páramo y sus cuentos El llano en llamas); Carlos Fuentes (La vida de Artemio Cruz,La región más transparente y, fundamentalmente, con Aura, esa exquisita novela corta que embriaga con su erótica sensualidad); Alejo Carpentier (con todas sus obras, pero principalmente con las novelas Los pasos perdidos y El siglo de las luces); García Márquez (claro, con un discurso narrativo increíblemente pegajoso, hechizante, en cada uno de sus cuentos y novelas, incluso en algunos de sus libros de reportaje).
PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
MGM: Bueno sí, la vida es literatura y viceversa, porque la literatura también es una dimensión creadora de vida, de vida imaginaria, que es asimismo muy real. La Realidad, como yo la veo, es tanto corpórea (visible, presente, lógica) como imaginaria (invisible, sensible, presente y ausente, subjetiva y ficticia).
Pero aún creo que hay más. La vida y la conciencia —según el biólogo Robert Lanza— son los creadores de la materia. Pero yo reordenaría un tanto ese orden; es decir, para mí, la conciencia y después la vida son los creadores de la materia. Todo esto, como ya sabemos, viene sabiéndose por el desarrollo que está teniendo la ciencia y la tecnología en estos tiempos, gracias principalmente a la física relativista y a la cuántica.
Y si decimos que la conciencia es el fundamento primero de todo (podríamos pensar entonces en una Conciencia para infinitos universos paralelos, lo que daría lugar al Unimultiverso). Y en esa Conciencia, como en las individuales del homo sapiens, la literatura es un universo en un espacio-tiempo creativo, donde los mundos de la novela, de los poemarios, los cuentos, los ensayos y la crítica, entre otros géneros, constituyen un sinnúmero de otros submundos, digamos, formados por imágenes, metáforas, atmósferas espaciales, personajes y tramas que se funden a través de enlaces ocultos. Si se habla de “universos y mundos paralelos”, es también factible decir que hay “novelas, poemarios, relatos, críticas y ensayos paralelos”. Cabrera Infante hablaría de “vidas para leerlas”.
Al parecer, en los estudios que se han realizados sobre agujeros negros (black hole), todo lo que estos entes del universo atraen, hablando de materia y energía, se le ha empezado a considerar como “información”. Es como si viviéramos en un inmenso e indescriptible programa (software) computacional y de todas las percepciones de que se nutre y que, a la vez, genera nuestra conciencia la característica más real, a ciencia profundis, es la “información”, puesto que se supone que hay un gran y asimismo indescriptible centro (Matrix) que lo recepciona todo, lo procesa, lo remodela y lo devuelve en algoritmos de respuestas (que muy bien podría tratarse de entregas mediante los llamados agujeros blancos o white hole.
Si todo esto forma parte de la literatura de ciencia-ficción, de hecho, forma parte de la vida, por ser vida y ser literatura (información, imaginación) y por estar dentro de la vida y dentro de la literatura. Desde una perspectiva cuántica, la literatura puede ser vida y viceversa.
Manuel Gayol Mecías, escritor, investigador literario y periodista cubano, ganó el Premio Nacional de Cuento del Concurso Luis Felipe Rodríguez de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en 1992, y en el año 2004 el Premio Internacional de Cuento Enrique Labrador Ruiz del Círculo de Cultura Panamericano de Nueva York. Ha publicado, entre otros libros, “Retablo de la fábula” (poesía), “Valoración múltiple sobre Andrés Bello” (investigación), “El jaguar es un sueño de ámbar” (cuentos), “Marja y el ojo del Hacedor” (novela) y “La noche del Gran Godo” (cuentos). Reside en California.