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Palabras para Gayol Mecías, el poeta desconocido

Manuel Gayol Mecías

Manuel Gayol Mecías, a quien llamamos afectuosamente el “Hacedor” dada su numerosa obra literaria, que incluye alrededor de 14 libros publicados, una buena cantidad de artículos críticos y ensayos, ¿acaso no tiene quien lo lea? Si así fuese, tendríamos que considerar que no es una excepción, estaríamos en presencia de un hecho muy reiterado en la cultura cubana: escritores, compositores, intérpretes y artistas plásticos que han alcanzado notoriedad internacional y, desde la fundación de la nación, permanecen, en muchos casos, desconocidos entre cubanos. Ese asombro que puede no entenderse sin conocer nuestra psicología colectiva, me ha motivado a escribir este comentario sobre su obra poética en particular.

Este escritor, ganador del Premio UNEAC de Cuento 1992, es un poeta cuya excelencia lo llevará tarde o temprano a ser mencionado entre los mejores cultivadores del género —puedo atestiguarlo, pues he leído cuatro de sus libros de poesía, a saber, Retablo de la Fábula, Retorno de la duda, Los resplandores ocultos y El laberinto de Dios—, en los que nos entrega una poesía de carácter filosófico, en cuyos versos viaja la angustia que aqueja la soledad de los poetas en estos tiempos de cambio.

En sus resplandores ocultos he sentido el dramatismo que ha provocado su destierro acaecido hace más de dos décadas (otra constante de los poetas cubanos), parafraseando al escritor, cito, que anda “a cuestas con [su] voz”, vocación que estorba a los lisiados, a la gente dormida que ha sido cercenada… ¡Qué triste declaración! Nos llega su obra en su caudal múltiple desde su lejana cercanía, luchando contra el peso del olvido…

Somos el otro, dijo Octavio

y estamos en medio del susto.

Camino sediento

y bebo de los ojos

y mi sed no tiene límites.

Ando a cuestas con la voz del otro

cargando el peso intenso de mi isla.

En su “Revelación del mito” he descubierto, entre verso y verso, la toma de conciencia que provoca la censura totalitaria que se agolpa, pero no mata el espíritu altruista, y la crisis existencial de haberse revelado dentro de un sistema programado para no tolerar las disquisiciones existenciales, y donde se ha negado, en cierto modo, la existencia misma, y el poeta se empina para hablar de humanidad sin pódium, sin pedestal. He aquí la expresión que vuela entre sus versos, como una declaración de independencia frente a los opresores, tratando de llegar al otro, a ese sujeto que ha sido cercenado y maniatado.

…Reconozco entonces que el mito fue

de una naturaleza intensa. Sin embargo, el sucedáneo crepúsculo, el de ahora, está enriquecido. El mito paralizante, el desmedido,

la vieja cara de las imágenes vencidas, que nos provoca y nos

desdobla, ya no alumbra, ya no duerme, ya no clava nuestros

cuerpos contra el espejismo. Ahora creo, ahora existo, ahora

soy el otro verdadero, que me desborda con cierto anuncio de

que estoy en ti y paso por todas las historias

aún sin escribirse.

Ese descubrir el mito de la utopía que fue inventada para paralizar y congelar la memoria, viaja la poesía de Gayol Mecías, a la raíz que no nos deja ser, revelación que ha descrito y publicado recientemente en su libro 1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada…, libro donde el sentido poético del cubano también está latente y se busca proyectar la historia actual de una identidad indefinida, de los defectos que no nos dejan ser —como ya dije—, pero que siempre apuntan a nuestra redención.

En su “Poema del agonista”, el peso mustio, otro lugar común de nuestros poetas, desde José María Heredia y José Martí hasta la presente generación considerada contestataria. Manuel alza su voz en el mínimo espacio que habita, esperando un día exacto y sin origen que el cerco de cañas se sumerja entre las aguas y sea mirándonos los unos a los otros, la resurrección colectiva.

 Poema del agonista

Es el fuego que se levanta con su condenado

                                 Rimbaud

I

Como una llama de brillo esmeralda, la hoguera es un poema

cercano de atrapar el instante que se bifurca, sin eternidad

sino en el ubicuo presentimiento de su huida. El fuego crepita

y se desborda, se expande en puntos intermedios… Oh, Dios

espero el salto. Ando tras de ti desde hace siglos, y quiero

ser más que la emoción, más que el instinto de tu propio sueño

…Por ti estoy aquí, como el fuego sin resignación… ¡Aquí!

Sí, inepto pero latente, dispuesto a transformarme, temeroso y

deprimido, en fin, un continuador de tu pasión bajo nuevas

circunstancias.

II

Es la incandescencia que resurge. Fue solo un segundo, quizás

menos… Y ahí quedé yo, para siempre, como un soplo de recuerdo

más allá del tiempo.

III

Voy ardiendo, hueso a hueso. Solo por dentro, pero todos lo

saben. Tremolan los muros invisibles y los ladrillos y los

sillares, transparentes, se derriten. Vuelco y mudo lanzo mi

interior al cielo, y me convenzo de mi estado de conciencia

…Estoy más allá de mí —me digo, y creo en los mundos

increados… Oh, Dios, tú de mí… Soy, de pronto, el reverso

del miedo… el fuego mismo sobre la ciudad.

Por último, debo mencionar su obra El Laberinto de Dios,  en la que no podemos llegar a ÉL, pero podemos imaginarlo, que es mucho más trascendente que conocerlo, porque es sentirlo, y no tenemos más que la certeza de necesitar su presencia, y el poeta trata de explicarlo mientras la muchedumbre calla, y la expansión podría no ser infinita.

De El labertinto de Dios (fragmentos)

I

Oh, Dios de los solsticios de invierno

que surges de nuevo en la penumbra

cálido sol entre tinieblas

que, en la noche más negra, tocas a mi puerta

y abro…

Mi casa entonces se descubre

con sus claros bordes

de tristeza

con las blancas paredes

manchadas de sal

con su techo taciturno

bajo la tormenta.

Mi casa, ya agobiada por el tiempo

cansada de borrascas

se postra ante ti

que estás en el umbral.

II

Oh, Señor, tú en el lado del mundo

resplandor de peregrino

que sacias la sed

con la tenue luz de tu presencia.

¿Quién sino yo ha vivido en la estrechez

de mi propia isla

(mi isla invadida de miserias)

sin escuchar las huellas

de tus pasos?

III

Oh, Dios de los solsticios de invierno

ahora que vuelves

que has pasado sobre las aguas

y te detienes en el pórtico de mi morada.

Ahora me dices:

Yo soy… Yo soy el peregrino.

He tocado a tu puerta y la has

abierto, y nadie te hará daño

porque el retoño ha florecido.

Entonces, nos percatamos de que su poesía va clamando humanidad con metáforas e imágenes de múltiples lecturas, y el propósito de habernos nombrado, ya para siempre.

¡Salve poeta, los mortales te saludan!

https://www.eniolamedia.com/eniolapublishing/

La OEA debatirá sobre el Decreto 349

El próximo lunes 6 de mayo, a la 1:00 p.m., la sede de la OEA en Washington acogerá un debate sobre la censura cultural en Cuba y los retos que afrontan los creadores independiente cubanos frente al decreto 349.

El Decreto 349 criminaliza la creación en libertad y, aunque toda actividad independiente ha sido perseguida por el castrismo desde el año 1959, alienta toda clase de operativos policiales y profundiza en la estructuración de la censura, “formalizando” la represión cultural de cara al relevo generacional en el poder.

Recientemente, entre otros, artistas cubanos como Luis Manuel Otero Alcántara, Amaury Pacheco, Maikel Osorbo, Pupito en Sy, Coco Fusco o el propio actor Luis Silva (Pánfilo), que protagoniza el ya célebre programa humorístico ‘Vivir del cuento’, de la televisión cubana, han sufrido diversas formas de censura, presión y represión por parte del régimen y sus funcionarios:

“Por un pan en forma de cocodrilo no salió el capítulo de este lunes pasado. No se puede mencionar ni el cocodrilo, ni la jutía, ni el avestruz. Lo peor es que ese capítulo estaba grabado desde enero…”, denunció Silva en las redes.

«La discusión se centrará en cómo la libertad de expresión está severamente restringida y criminalizada en Cuba, especialmente con la nueva ley de censura (Decreto 349) que restringe la libertad artística y la pone bajo control estatal», anunció la OEA en un comunicado.

Tras el debate tendrá lugar una recepción en el Museo de Arte de las Américas con una exhibición de arte cubano.

“El evento será transmitido en directo a través de la página web de la OEA y la página oficial de Facebook de la organización”, informó Diario de Cuba.

Perdidos en La Habana

Lezama en su casa de Trocadero

 

El escritor argentino César Aira, notable entre los más notables del actual panorama de la literatura hispanoamericana, visitó La Habana en el año 2000. No porque fuera simpatizante del régimen castrista, todo lo contrario. Ni siquiera fue motivado por una particular curiosidad hacia nuestro país. Lo hizo porque había resuelto escribir algo sobre los museos habaneros, partiendo del mítico Trocadero 162, la casa de Lezama Lima.

Su conocido y muy elogiado ensayo En La Habana es resultado de aquella visita, y no gratuitamente aparece en libro junto a otro ensayo cardinal de Aira, Sobre el arte contemporáneo, escrito para la inauguración del congreso Artescritura, Madrid, 2010, donde, entre otros tópicos, se analizó la relación entre arte y literatura, el proceso de creación, el arte de lo incompleto y, en general, la autenticidad literaria en estos tiempos.

No queda otro remedio que aceptar que la brillantez de En La Habana no parece ser derivación del impacto que nuestros museos produjeron en César Aira. Incluso sobre Trocadero 162, que fue el que más le interesó, dejaría anotado en su ensayo: “No hay gran cosa que ver: los muebles son dudosos, los cuadros no son muy buenos, hay unas vitrinas con libros (pero la biblioteca de Lezama la donó la viuda a la Biblioteca Nacional) y la mitad de los cuartos, que no son muchos están vacíos y se los adorna con deplorables cuadros donados por jóvenes pintores”. En suma, Aira calcula haber permanecido allí sólo unos cinco o seis minutos. Y lo que más le gustó de la antigua casa de Lezama, según asegura, fue su humedad. Por cierto, al anotar esto, recuerda con sorna la famosa respuesta de Jean Cocteau a propósito de una encuesta mediante la que pretendieron saber qué salvaría él del Louvre en un incendio. El fuego, se limitó a decir Cocteau.

Descrito a vuelo de pájaro, a través del ensayo En La Habana Aira da cuenta de los recorridos que realizara durante su breve estancia en esa ciudad. Toma nota de algunas imágenes que casi caprichosamente vienen a su encuentro en los museos: escenas microscópicas en un vaso danés (roto) que perteneció a Lezama, un pañuelo con instrucciones para el uso de un fusil Remington, platos estampados, el escarceo amoroso de un pavo real… Son detalles que le facilitan elaborar relatos sin la ayuda de la psicología, la imaginación o la memoria, apenas tramando nexos entre las figuras que el azar ha puesto ante sus ojos. Se trata de un recurso con el que Aira rinde homenaje al llamado método de producción automática, de su admirado predecesor Raymond Roussel. 

En fin, ya que lo deleitable del ensayo no radica exactamente en el contenido, sino en la forma en que éste es abordado por Aira, no me parece que sea de gran utilidad ocupar más espacio reseñándolo. Y menos después de que tantas veces y tan bien lo han hecho otros.

Sólo hay un detalle en el contenido de En La Habana, en el cual me gustaría detenerme, no porque sobresalga entre los demás. De hecho, estoy seguro de que resulta insignificante para cualquier lector no cubano, o no habanero, porque consiste en una observación más bien simple, tangencial y pasajera. César Aira comenta que cuando iba en busca de la casa de Lezama, y encontrándose ya en Trocadero, a pocos pasos del número 162, preguntó a algún vecino la ubicación del lugar y sólo recibía respuestas disparatadas.

Por supuesto que el argentino no intenta profundizar en el por qué de tales respuestas. Ya apuntamos que el objeto de su texto no es buscar explicaciones sino plasmar impresiones. Así que apenas se limita a calificar como bienintencionados aquellos disparates que le dieron a manera de indicaciones. Y conste que al afirmar eso ya dijo bastante. Más no podría pedírsele a un extranjero que viaja a la Isla por vez primera y que no sabe (no tiene por qué saber) que entre las cosas más difíciles de hallar en La Habana de los últimos años figuran los residentes conocedores de sus calles y lugares de referencia cultural. En cambio, conforman mayoría absoluta los que no son capaces de indicar con certeza una dirección cualquiera de la ciudad, a veces ni del barrio donde residen.

Es un producto de la nueva era, pintoresco, desconcertante: habaneros perdidos en La Habana.

No me propongo (no más faltara) pergeñar un rancio elogio localista, trasnochado y nostálgico del habanero de antes, por llamarle de algún modo. A fin de cuenta, muchos entre ellos también habían dejado atrás sus provincias del interior para establecerse en La Habana. Es algo que siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo, por razones harto conocidas, y que en la actualidad representa una marca de incidencia definitoria en gran parte de las capitales más y menos desarrolladas, muy en especial en las del llamado tercer mundo. Fue precisamente así como se poblaron y fueron progresando todas las grandes ciudades. Y es en la dinámica de ese movimiento migratorio por el que la gente busca mejores condiciones para vivir, donde se asientan las bases de la civilización moderna.

La anomalía en el caso de La Habana no radica entonces en la similitud que pudo guardar con esta tendencia planetaria, sino en la forma en que allí ha sido violentada la tendencia.

En ninguna otra capital del orbe, que yo sepa, la composición socioeconómica de sus residentes resultó alterada en forma tan radical y multitudinaria como en La Habana. En ninguna se ha dado este fenómeno no como resultado de la emigración espontánea de la gente del interior, sino mediante un plan de ingeniería social y política de inspiración fascista, llevado a cabo por un gobierno sin escrúpulos y sin la menor responsabilidad histórica.

Que hoy apenas queden habaneros (digamos) naturales en La Habana podría no ser tan insólito ni lamentable como las razones por las que han ido desapareciendo en los últimos sesenta años. Que esa ciudad esté hoy poblada por un nuevo tipo de residente que no la conoce y no acaba de asumirla como su verdadero terruño, no es motivo para poner en solfa a estos actuales habaneros, mucho menos para cuestionar su derecho a considerarse como tales, dadas las circunstancias. Es, ni más ni menos, la constancia palpable y sonante del fracaso de los autores (o más bien del autor) de aquel plan fascista. 

Desde los mismos días de su ascenso al poder, en 1959, el régimen fidelista demostró un distintivo interés por violentar la composición socioeconómica de los habitantes de La Habana. Era lógico suponer que a los capitalinos, por vivir un tanto más cómodamente y con mayores niveles de información que el resto de los cubanos, les sería más difícil adaptarse a las condiciones de pobreza extrema y de sometimiento totalitarista que pronto, pasado el entusiasmo de los primeros meses y años, nos vendría encima.

Así, pues, Fidel Castro, con su habitual instinto maquiavélico, debió haber visto caer por su peso la necesidad de evitar riesgos. Esperar a que la gente de la capital emigrara hacia el extranjero, como al final ocurriría, era algo para lo que posiblemente no disponía de tiempo ni paciencia. Tampoco podía trasladar a los habaneros hacia el interior del país, aunque no iba a dejar de intentarlo. La solución estaba en imponerles un cambio en las condicionantes socio-económicas y, por supuesto, en la mentalidad. Y para que ello fuera factible, resultaría obligado alterar, en número, su composición demográfica.

Con ello no sólo conseguiría crear un desbarajuste (muy favorable para él) dentro de la clase media habanera, sino que además, sin invertir nada, sin el menor esfuerzo, les mejoraba la vida a nuestros paisanos del interior y aseguraba de paso su incondicional apoyo.

Comenzaron entonces las oleadas migratorias organizadas por el régimen. Primero, los integrantes del ejército rebelde. Después, cientos de miles de estudiantes, cuyo arribo a la capital tuvo fácil coartada en principio, ya que en el interior eran muy escasas las escuelas especializadas. Pero ocurrió que más tarde fueron los reclutas del servicio militar. Y detrás, decenas de contingentes de trabajadores para las más disímiles tareas, en particular para las obras constructivas. Luego los policías y los maestros emergentes y los trabajadores sociales… Y en todos los casos quedaba por descontado que no sólo fijarían residencia permanente en La Habana, sino que además iban a traer a la familia. Y esa familia también cargaría con sus otros parientes. No en balde los nuevos barrios de edificios altos, feos, numerosos y abarrotados, que se construyeron en predios capitalinos en los años 60, 70 y 80, no resultarían suficientes no ya para resolver, ni siquiera para aliviar la drástica situación de la vivienda en la ciudad. Y eso que una gran parte de los habaneros de antes ya estaban marchándose al exterior y entregando sus casas (obligados por ley del régimen) para que fuesen ocupadas por el producto de la nueva era.

Debido también al mismo desaguisado, La Habana se iría ensanchando en forma desproporcionada y además con tintes dramáticos, pues en la medida en que crecía, fueron aumentando sus limitaciones de infraestructura y sus problemas económicos y sociales.

Así las cosas, llegamos a la actualidad, donde, aun cuando haya variado la estrategia del régimen, no han cambiado las condiciones que esa estrategia creó para la avalancha migratoria. Si bien hay caos tanto en las zonas céntricas de La Habana como en su periferia (donde la miseria toca fondo, sobre todo en comunidades levantadas por los emigrantes), el drama del interior del país ha continuado agudizándose hasta alcanzar el colmo en la mezcla draconiana de pobreza material, falta de oportunidades y superpoblación. Ello garantiza otra variante de éxodo, constante y masivo, que convierte a la capital en escala de tránsito: desde el interior hacia La Habana y de ésta hacia el extranjero.

Las regulaciones migratorias dictadas en los últimos tiempos para devolver a los provincianos a sus regiones de origen (a la fuerza, de una forma inhumana), lejos de contradecir el anterior disparate del fidelismo, y más lejos aún de mostrar algún interés del régimen por enmendarlo, corroboran la indolencia y el carácter descabellado de sus decisiones, a la vez que devela el fracaso del proyecto, dando fe del callejón sin salida en que les ha metido una vez más su modo peregrino de disponer las cosas y de manipular a las personas. Aquellos a los que antes quisieron convertir en su punta de lanza, son actualmente una denuncia viva y hasta un peligro para la estabilidad de su poder. No caben dudas de que en este, como en tantísimos otros planes, el tiro se les fue por la culata.

Lástima que un tema tan complejo y delicado como este no haya ocupado la debida atención de los historiadores y especialistas cubanos de las ciencias sociales y que solamente sea posible hallarlo (apenas esbozado a grandes rasgos) en la prensa independiente y quizá en las ponencias de algunos estudiosos que actúan por su cuenta y riesgo.

Así que a nadie debe sorprender que el argentino César Aira diera más vueltas que un trompo en las repletas calles de la ciudad sin que pudiese encontrar un solo parroquiano capaz de indicarle alguna dirección con regular certeza. Y ni hablar de los policías, que son los más perdidos dentro de la enorme amalgama de habaneros perdidos en La Habana.

Odalys Interián y Verónica Vega en La Otra Esquina de las Palabras

La Otra Esquina de las Palabras –la tertulia que coordina en Miami el poeta Joaquín Gálvez– y el proyecto Puente a la Vista invitan el próximo 11 de mayo, a las tres de la tarde, a la presentación de los poemarios Nos va a nombrar ahora la nostalgia (Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’) y Poesía para el único día nuestro (Premio ‘Dulce María Loynaz 2018’), de la poeta Odalys Interián, y de la novela Aquí lo que hay es que irse, de Verónica Vega, escritora residente en Cuba.

Los poemarios de Odalys Interián serán presentados por la poeta y ensayista Lilliam Moro. La presentación de la novela de Verónica Vega estará a cargo del narrador y crítico José Hugo Fernández. Durante el evento, Interián recibirá formalmente la placa del Premio de Poesía ‘Duylce María Loynaz 2018’, que entrega Puente a la Vista.

Lugar: Café Demetrio (300 Alhambra Circle, Coral Gables)

Teléfono: 305-448-4949

Día y hora: Sábado 11 de mayo / 3:00 p.m.

Odalys Interián (La Habana 1968), escritora, presidenta y editora de Lyrics & Poetry Editions y miembro de AIPEH Miami (Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos), tiene varios libros publicados, entre ellos el poemario Respiro invariable y el libro de ensayos Acercamiento a la poesía. Textos suyos aparecen en varias antologías y su obra le ha hecho merecedora de numerosos e importantes premios dentro y fuera de Cuba. Reside en Miami.

Verónica Vega nació en La Habana en 1965. De formación autodidacta, es colaboradora de sitios digitales como Havana Times y Diario de Cuba. Aquí lo que hay es que irse (Neo Club Ediciones)es su primera novela, publicada anteriormente en francés, en el año 2010, por la editorial Bourgois (bajo el título Partir, un pointc’esttout). Recientemente, la editorial madrileña Hypermedia publicó otra novela suya, El arte de respirar. Reside en Cuba.

La entrada es libre y gratuita.

El sentido de atesorar horrores

Bajo la curaduría de Iris Ruiz, el artista independiente Amaury Pacheco inauguró este domingo la exposición ‘El sentido de atesorar horrores’ en su casa de Alamar, al este inmediato de La Habana, con dos obras principales:

-‘Caja 1/ Lote 1 (Horror molido dentro)’: una caja que atesora información sonora de los actos de repudio desde 1980 hasta la actualidad.

-‘Escarnio público’, con original, copia y conclusiones del análisis grafológico aplicado a la carta anónima que dejaran días atrás debajo de la puerta de su casa.

Statement:

“La creación ya no puede ser olvidadiza e incluso ya no debe proponérselo (…) El hecho de descubrirse ligado a la memoria, de no poder crear en una situación de olvido, se identifica para el artista con el hecho de reconocerse en continuidad con actividades menos claramente artísticas* (…)”. Gianni Vattimo

En la pos historia donde la información, las experiencias y las sensaciones cotidianas son activos desechables por la sobreabundancia, ¿qué sentido tiene atesorar? ¿En qué consiste la riqueza cuando se trata del horror? Cada presencia es un cuerpo consultivo más que obra artística o pieza museable. La conservación simultánea de la memoria colectiva y su acervo tangible dentro de cajas. Periódicos, insultos, dictamen grafológico de la personalidad de un represor. Cajas seleccionadas meticulosamente por el ciudadano, el padre, el artista y otras cajas que somos: caja casa, caja cuerpo, caja mente, y… como dice JKF: “Hoy, que podría ser lata de conserva, el horror molido adentro, soy un cosechador tranquilo, en su campo particular y pequeño, existiendo y cantando, dándole muerte al miedo”.

Lugar: Galería/Taller: Bloque del Este.

Dirección: Edificio E-83, apto 1, zona 9. Alamar. 2da parada del P-11 y del P-3. Frente al Círculo Infantil Blancas Mariposas.

Contactos:

Móvil: +5352942059

Email: [email protected]

Puente de Letras alcanza su duodécima edición

Ya en circulación el número 12 de la revista Puente de Letras, publicación del proyecto Puente a la Vista con editorial dedicado a la simulación cultural, la Matrix represiva que en Cuba criminaliza toda forma de disidencia, tanto práctica como conceptual.

“Frente a la evidencia de un mundo cambiante y una población cubana cada vez más en contacto con las nuevas tecnologías, el continuismo cultural de la simulación representado –para usar solo tres ejemplos– por los Iroel Sánchez, Fernando Rojas y Abel Prieto de toda la vida continúa apostando por la Matrix de la zanahoria y el palo. Se trata de una dinámica del atrincheramiento cuyos parámetros fundamentales guardan numerosos puntos de contacto con el mundo ilusorio que finalmente descubre Neo (Keanu Reeves) en la película de los hermanos Wachowski a la que dedicamos el Dossier de este número (The Matrix, 1999)”, señala el editorial. Y añade:

“Los sucesos en torno al grupo de San Isidro este mes de abril en La Habana Vieja, con la detención del artista independiente Luis Manuel Otero Alcántara –liberado tras cuatro días de incomunicación– y otros episodios represivos relacionados, demuestran que la Matrix castrista no puede renunciar a su carácter represivo (…) la Cuba del continuismo socialista resulta un compartimento estanco dentro de la propia Matrix, una especie de gaveta de tortura de La Cabaña por supuesto dentro de la propia Cabaña”.

Este número contiene textos de Abu Duyanah, Aimée Cabrera, Ángel Santiesteban, Eduardo R. Casanova, José Gabriel Barrenechea, Ketty Blanco, Lilliam Moro, Luis Cino, Manuel Gayol Mecías, Pedro A. Junco, Rafael J. Rodríguez,  Rafael Vilches, Verónica Aranda, Verónica Vega y Víctor Manuel Domínguez, entre otros.

La publicación cuenta con secciones de crítica literaria y espacios para la poesía, el ensayo, la narrativa… Para leerla gratuitamente, clic sobre el PDF y luego bajar el cursor:

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La obra de Waldo Balart en la Feria de Frieze

La galería madrileña Casado Santapau expondrá la obra del pintor cubano Waldo Balart en la próxima edición neoyorquina de la Feria de Arte Frieze, entre el 2 y el 5 de mayo de 2019.

Día: 2-5 de mayo
Dirección: 20 Randalls Island Park (New York, NY 10035)
Stand: S11

 

Esta feria pone a la venta obras de más de mil de los principales artistas contemporáneos con un programa especial de charlas, presentaciones y comisiones.

“Instalado en Madrid desde los años 70, este artista es uno de los referentes del arte geométrico en España”, explica la página Kedin Madrid sobre el pintor cubano Waldo Díaz Balart (Waldo Balart), nacido en Banes, Holguín, en 1931. Su pintura puede disfrutarse en el MoMA de Nueva York, en el Reina Sofía de Madrid, en el Museo de Arte Contemporáneo de Paraguay o en el Sammlung Grauwinkel de Berlín. Es considerado un exponente fundamental del Movimiento de Arte Concreto, con estudios de arte en el Museum of Modern Art de Nueva York entre 1959 y 1962. Reside en Madrid.

 

Noche de música y poesía

En University Bar and Lounge, el próximo sábado 4 de mayo, espera a los miamenses una noche de música y poesía con José Luis Barba y L. Santiago Méndez Alpízar.

Día: Sábado, 4 de mayo de 2019
Hora: 22:00
Dirección: 10777 West Flagler St, Miami 33174

Desde Madrid llega a Miami L. Santiago Méndez Alpízar ( Chago) escritor, editor, librero y promotor cultural cubano nacionalizado español. Ha publicado los volúmenes de poesía Plaza de Armas (1995), Rockasón con Virgilio Piñera (1996), ¿Entonces, qué? (2008), Bagazo: poemas iberos (2010), Primer conteo (2016), Punto negro (2016), y los ensayos críticos de Perversión del lenguaje, marginalia e historia (2016). Artículos y colaboraciones suyas pueden encontrarse en diferentes medios de distintos países. Edita y coordina la Colección Atocha de Literatura Hispanoamericana.

La música la pone el cantautor cubano José Luis Barba, que forma parte de la generación conocida como «novísima trova», segunda gestación de cantautores surgida a finales de los años 70. Tiene varios discos pero Cubanos es una obra especial en la que Invita a cantar sus canciones a los cantautores más reconocidos de dentro y fuera de Cuba.

5ª edición de ‘Conversaciones con Gastón Baquero’

Ya en Amazon un clásico de Betania en su quinta edición: ‘Conversaciones con Gastón Baquero’, del escritor y editor cubano, afincado en Madrid, Felipe Lázaro.

«En esta nueva ediciòn», explica su autor, «no sólo se pueden leer las dos conversaciones que mantuve con Gastón Baquero: la primera de 1987 y la segunda de 1994, sino otros tres textos de reconocidos poetas como Alfredo Pérez Alencart, Jorge Luis Arcos y León de la Hoz que enriquecen esta entrega. Además, se añade un Apéndice donde se reúnen varios poemas de Gastón Baquero seleccionados por mí (2019)».

Felipe Lázaro (Güines, 1948), escritor y editor, fue uno de los fundadores de las revistas Testimonio (1968), La Burbuja (1984) y Encuentro de la cultura cubana (1996). Ha publicado, entre otros, los libros ‘Las aguas’ (1979), ‘Ditirambos amorosos’ (1981), ‘Un sueño muy ebrio sobre la arena’ (2003), ‘Gastón Baquero: la invención de lo cotidiano’ (2001) y ‘Data di scadenza. Antología poética’ (traducción de Gaetano Longo, Italia, 2003). Obtuvo la Beca Cintas (1987-88) concedida por el Institute of Internacional Education de Nueva York. Dirige la Editorial Betania.

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Premio Nacional de Literatura ‘Gastón Baquero’, V edición

Un poster de Nilo Julián González

El Instituto la Rosa Blanca y el proyecto Puente a la Vista y sus amigos convocan al quinto Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba ‘Gastón Baquero’, que con el objetivo de promover la literatura en libertad entrega el galardón anualmente a un intelectual cubano de relevancia.

Un Consejo Asesor conformado por escritores, críticos, promotores y periodistas residentes en la isla y en el exilio seleccionará al Premio Nacional de entre las propuestas recibidas tras sumarse los votos de cada uno de los miembros del jurado, cuya composición se anunciará oportunamente.

Los coordinadores llaman también a todos aquellos críticos, periodistas y escritores cubanos que consideren una candidatura, ya sea la propia o una ajena, a enviarla con sus respectivos currículos –el de quien propone y el de su candidato(a)—, con el encabezado o asunto PREMIO NACIONAL, al correo [email protected]

El plazo de admisión de candidaturas vence el próximo 30 de octubre de 2019. Las premisas a considerar para el otorgamiento del premio son las siguientes:

-Calidad de la obra del candidato(a)

-El candidato(a) debe tener al menos dos libros publicados

-Independencia del candidato(a) respecto a las instituciones oficialistas en Cuba (en este apartado se tomará en cuenta sobre todo su desempeño en los últimos años)

-El candidato(a) podrá residir en Cuba o fuera de ella

El monto en metálico del premio parte de 1,000 dólares americanos. Aquellos filántropos —donantes individuales, empresas, instituciones, etc. — interesados en aportar una determinada cantidad para alcanzar o superar este monto, pueden comunicarse con los organizadores a través del correo mencionado en esta nota.

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