Home Obras y autores Ganar la batalla, perder la guerra

Ganar la batalla, perder la guerra

Las estelas de las lanchas rápidas, en plena competencia en los cayos del sur de la Florida, remedan las líneas de “perico” que Ralph Linero, el piloto de los “Cocaine Cowboys” Sal Magluta y Willy Falcón, consume sobre el tablero de controles del avión que conduce desde Colombia a Estados Unidos, transportando kilos de “oro blanco” para consumo del Miami de los festivos años ochenta.

Así comienza la nueva serie de seis capítulos ‘Cocaine Cowboys: Los reyes de Miami’, que Netflix ha puesto a disposición de sus abonados este verano. Un inicio impulsado por la contagiosa música de Pitbull, como un guante en la mano de esta serie dirigida por Billy Corben.

El morbo de lo prohibido, y la agilidad de un guion que salta vertiginosamente de una escena a otra, garantizan el éxito de este buen documental cuya dinámica alimenta, o enardece, el célebre cártel de Medellín de Pablo Escobar.

No se trata, claro, de una serie dramatizada, o de ficción, al estilo de ‘Breaking Bad’, pero en su género documental se sirve del éxito y ciertas coordenadas de este clásico de Netflix para, marcadas las distancias, atrapar al público desde el primer instante.

Por otro lado cabe considerar, como bien explica el sitio Cibercuba, que “las biografías y desempeños de Sal Magluta y Willy Falcón estuvieron entre las referencias vivenciales que se integraron al guion del filme ‘Scarface’ (1983), del director Brian de Palma, considerado un clásico del género policíaco y uno de los grandes remakes en la historia de Hollywood”.

“Todo el mundo era familiar de alguien”, apunta, en relación a los tentáculos de la organización traficante, uno de los testigos filmados para la serie. Y esta es otra de las características sobresalientes de ‘Cocaine Cowboys: Los reyes de Miami’, la abundancia de testimonios de parientes, novias y amigos de los dos protagonistas o cabezas del negocio. Además de ‘dealers’, investigadores, periodistas, abogados, policías, etc.

La intensidad de este material de Netflix nunca decae. El calidoscopio testimonial de cada episodio jamás ralentiza sus giros. Y eso que, tan temprano como en el segundo capítulo, el documental se concentra en la prisión y el proceso judicial contra los protagonistas, cuyo dinero continuaba corriendo en su provecho en las calles, financiando manipulaciones y atentados contra testigos. El caso del jurado Miguel Moya resulta particularmente estridente y ocupa buena parte del cuarto episodio.

Arrestados en 1991 y con 17 cargos en su contra, Magluta y Falcón pasan algunos años en la cárcel hasta resultar absueltos en 1996, luego de que varios testigos en su contra pasaran a “mejor vida” y las pruebas incriminatorias fundamentales brillaran por su ausencia. “Haz un trato, llama a esas personas, siéntate con los abogados, dales el dinero y el polvo… ¿crees que solo se irán a casa con la cola entre las patas?”, le avisa entonces a Magluta su antiguo jefe, Jorge Valdés. Pero el capo, cuyo ego andaba por las nubes tras ser liberado, se negó a entender razones. “Los jodí una vez y los joderé de nuevo”, respondió.

“Primo, ganaste una batalla pero jamás ganarás esta guerra”, le insistió Valdés. Tres años después, Sal Magluta fue nuevamente acusado de varios cargos.

Finalmente, el capo sería condenado a cadena perpetua en 2002. Aún permanece en prisión. Su pareja de fechorías, Willy Falcón, estuvo preso entre 2003 y 2017, año en que fue liberado y deportado a República Dominicana. Se desconoce donde “disfruta su retiro” tras abandonar poco después el país caribeño.


 

Previous articleCayetano Brulé lucha contra el ‘Demonio’
Next articleCuarenta mujeres sentadas en el aire
Armando Añel
Escritor, editor, zensicólogo. Ghost Writer. Entre los años 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba. Tras recibir el premio de ensayo anual de la fundación alemana Friedrich Naumann, con la revista Perfiles Liberales, en febrero del año 2000 viajó a Europa, donde residió en España e Inglaterra hasta radicarse en Estados Unidos en 2004. Tiene una docena de libros publicados. Dirige Neo Club Ediciones y es uno de los coordinadores del proyecto Puente a la Vista y del Festival Vista.
Usamos cookies para brindarle la mejor experiencia posible en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio, acepte nuestro uso de cookies.
Aceptar
Privacy Policy