El escritor Félix Anesio, autor, entre otros libros, de Crónicas aldeanas, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Cuando uno es un lector empedernido acontece -como razón de causa y efecto- que la escritura aflora, aunque quizá en el momento más inesperado. Desde pequeño me di a la tarea de leer apasionadamente, pocas cosas me producían tanto bienestar como un buen libro. Incluso, siendo estudiante de ingeniería, mezclaba mis libros técnicos con los de literatura. Tan apasionante me resultaba un mamotreto de ecuaciones diferenciales e integrales, como una novela de Balzac.
Luego, mi profesión ocupó casi todo mi tiempo; eso y la familia y la propia subsistencia en Cuba le robaban casi toda posibilidad a las nuevas lecturas durante casi 25 años. Hasta que al fin llegó ese momento inesperado cuando, en espera del proceso de emigrar como asilado, dediqué parte de mi tiempo a escribir. Varias crónicas y, un poema o dos, fueron los resultados de esa breve pero intensa etapa. Uno de esos textos fue publicado por la Revista Alba, de la Diócesis Católica de mi provincia (Guantánamo).
Llegando a los EE.UU. en el año 2000, comencé a participar en las tertulias literarias de Miami. Seguí escribiendo… y hoy cuento con cinco libros publicados y un nuevo poemario en preparación. Varias son las antologías en que aparecen mis textos y reseñas, asٌí como en numerosas revistas como Linden Lane, Crear en Salamanca, Nagari, Arique y también Puente de Letras, entre otras. Obtuve el Florida Book Awards (Medalla de bronce, 2018) y he participado en dos ediciones de la FIL Miami (2016 -2018).
No me quejo, y agradezco mucho que el exilio haya conformado esta vocación sin la cual no hubiera podido concebir mi vida a plenitud. Puedo decir, sin lugar a dudas, que mi literatura es un fruto genuino del exilio.
Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
Girones de mi vida y de la vida de los otros que me rodearon alguna vez. En mi poesía podrán sentir todo el apasionamiento por la vida a pesar de la angustia existencial inherente.
Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que la hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
Puedo citarte tres de ellos: Crímen y castigo de Dostoievski; El Proceso, de Kafka y toda la poesía de Borges. Claro que no son los únicos y no me gustaría dejar de citar a José Martí, Octavio Paz, César Vallejo (siempre me pregunto por qué los guantanameros somos tan vallejianos), Lezama y José Angel Valente.
¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?
Ciertísimo, la energía supera en presencia y esencia a la materia; y la información a ambas. Baste mencionar a Varga Llosa sobre el tema de lo que él ha denominado “El siglo de la imagen”.
La información quebrada, el tiempo quebrado, una nueva percepción espacio temporal, las imágenes fragmentadas y superpuestas caleidoscópicamente, lo fractal, la literatura cuántica, (como ya lo hicieron Borges, Rulfo, Faulkner, Kafka, Bioy y Cortazar), la poesía cuántica… Una lírica acorde a la necesidad de estos tiempos; una nueva estética para encontrar sentido al cosmos voraginoso que nos rodea e intentar decodificarlo.
Así como el agua lo es, la literatura es también la vida. Y hoy la literatura está al alcance de un clic, con todos los riesgos que entraña si no usamos nuestra capacidad de discernimiento.