Me leí la novela La Larga (Neo Club Ediciones, 2023) en dos días. Un libro bien escrito, ameno, que te sacude. Me incendiaron la nostalgia, el pleno disfrute y el espanto.
La nostalgia, porque viví exactamente lo que narra Ángel Osiris Milián en su excelente novela. Yo fui también becado, como casi todos los cubanos que nacimos en los años posteriores a la revolución. Lo estuve de séptimo a noveno grado, o sea, de los 11 a los 14 años, a finales de la década del setenta. Y casi cada episodio, cada anécdota, cada detalle, los conocía, los viví de una forma u otra. Creo que los hemos vivido todos los que estuvimos becados.
Tres fuertes emociones me trajo esta lectura: la nostalgia, el espanto y también el disfrute de una lectura amena, cargada de sabiduría popular. El autor es un verdadero filósofo de la vida. Prácticamente en cada página me arrancó una sonrisa alguna frase vivaracha e inteligente. La historia está muy bien narrada, creíble y sabrosa a la vez. Denos, el protagonista, es un héroe nato, un personaje positivo, con el cual uno se identifica. Y las historias de amor de Denos, tan joven, de catorce años… Uno se cree que fue precoz sexualmente, pero Denos, a los catorce, tenía a medio Camagüey con el corazón roto.
La tercera emoción que me deparó leer este libro es el espanto. Espanto de recrear el fascismo puro y duro que llegó y azotó a Cuba con la revolución. El adoctrinamiento más brutal. La manipulación de las mentes y el endiosamiento, a nivel nazi. Fidel Castro, el gran jefe, imponiendo una ideología como religión del medioevo. Este espanto tiene dos partes, tiene dos caras. La otra cara del espanto es el pueblo cubano, el pueblo entero, como si estuviese drogado, perfectamente dócil, sumiso, extirpado de raciocinio, completamente manipulable. No sé si en la historia moderna ha existido algo parecido, creo que el caso cubano es único: cómo se lanzó tan ciegamente a ser sometido y estafado por una partida de hijos de puta.
En fin, La Larga es una lectura que disfruté enormemente y que recomiendo mucho. Un pedazo importante de nuestra desastrosa historia, con una trama que engancha y un verbo que refresca.