El barcelonés Enrique Vila-Matas es hoy uno de los más interesantes escritores del panorama hispanoamericano. Entre los españoles vivos, es el que más me interesa. Ingenioso novelista y cuentista, exhibe, además, un estilo muy singular para el ensayo y la crónica. Este breve relato pertenece a su libro Exploradores del abismo, del año 2007.
Nunca hizo nada por mí
“Embarulló tanto a los personajes en la larga novela que estaba escribiendo que hasta olvidó quiénes eran y qué hacían esos personajes. A una mujer muerta, por ejemplo, la hizo reaparecer a la hora de cenar. Y el día en que se suponía que el asesino iba a ser electrocutado, le hizo comprar flores para una niña…”. Leo todo esto de pie en la plataforma iluminada del tranvía que, al atardecer, me devuelve, como todos los días, a casa. Levanto un momento la vista, y después sigo leyendo: “Y sin embargo, nunca hizo nada por mí. Fui haciéndome más viejo y gruñón, como era de esperar, en un pequeño pueblo descuidado que él siempre describía como muerto e irrelevante”.
En la plataforma del tranvía crepuscular quedo raptado por este comienzo de cuento. Y me llega la impresión de estar dirigiéndome a un hotel de algún pequeño pueblo, muerto e irrelevante. Comienza a llover…