Del desasosiego y la emancipación
¿Ves ese pájaro que colma tu paciencia?
Es un signo sin límites
para atrapar el tiempo en los océanos.
Ese pájaro preso, que traes en la mano,
es un espejo de talego y habitáculo.
Él te ha apresado a ti:
Eres su víctima y su victimario.
Es la emboscada del coro
que crece en la penumbra,
es ese canto ambiguo y entusiasta
que crispa tus sentidos:
el eco de las bocas contra el muro.
El parecido entre ambos es notable.
Traes el gesto
que secretamente le has copiado,
su cántico gastado, penitente,
su agitado y hambriento manoteo.
Prepárate para la fuga inevitable,
para cierto abandono anticipado,
para ese silencio que tú mismo atrajiste
mirando lo que tu capricho no alcanzaba.
Busca un lugar seguro.
Presta atención al aullido del viento.
Has encerrado demasiada energía
en un cuerpo sonoro, pequeñísimo.
Alístate para lo intrépido del éxodo.
Una bandada emigra y te libera…
Sobre ninfas y alimañas
En la húmeda selva
los alacranes
señalan a la ninfa
que van a devorar.
Uno de ellos se acerca
con sus pinzas…
El oscuro animal
cercenará lo rosado
de sus labios,
su cuerpo sibarítico, perfecto,
su candor excesivo.
Será un ataque nocturno,
solitario, silencioso…
no olvidará
el más mínimo detalle.
Ese pequeño aguijón
se precipita,
aniquilando la amarillez
de los limones.
Graba su nombre
en el paisaje inhóspito,
desapacible, fatalísimo.
Ahora la ninfa
es dinero encontrado,
bailarina en camisa de fuerza,
ganado agujereado por la tribu.
Solo un milagro la devolverá,
intacta e inocente
a sus encantos.
Rodrigo de la Luz nació en 1969 en Villa Clara, Cuba, y estudió teatro en la Isla. Es pintor, escultor y escritor. Ha publicado, entre otros, los poemarios Mujer de invierno (2002), Poesía viva (2008), Mío mundo ( 2010) y La luz que se prolonga (2012). Además, el libro de relatos Cien hombres, una mujer y otros delincuentos, editado en España en 2014. Actualmente reside en Miami.