2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.
Al habla con el escritor y abogado, expreso político, Roberto Quiñones Haces:
Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?
Roberto Quiñones Haces- Confieso -con perdón de los ilustres académicos- que el concepto de patria que aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no me convence. Creo que la razón estriba en que ese vocablo tiene connotaciones profundamente espirituales y hasta misteriosas. También confieso que me siento incapaz de ofrecer un concepto que me satisfaga.
Los académicos mencionan como primera acepción de la palabra “a la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. Luego, como segunda acepción, expresan que es también “el lugar, ciudad o país en el que se ha nacido”. El diccionario también hace referencia a la “patria chica” y a la “patria celestial”.
Creo que la patria es una interminable fidelidad atada por recuerdos, vivencias y sensaciones.
La patria lleva en sí la belleza de la aurora y la esperanza del amanecer. Es también esa forma de abrazarnos que tenemos los cubanos, la resiliencia que nos acompaña sin obviar el dolor que provocan las carencias, la represión, las cárceles y el exilio. La patria es como una mano extendida y un trago compartido… en fin, la patria es algo que no cabe en un concepto.
He vivido lo suficiente como para asumir que constreñir ese vocablo a un espacio refleja una limitación propia de muchos seres humanos. “Patria es humanidad”, dijo Martí y tuvo mucha razón. Lamentablemente la patria chica sigue siendo un vestigio necesario en el camino hacia la madurez de la especie humana. En materia de patria y siguiendo las acepciones ofrecidas por los académicos, yo prefiero la patria celestial.
AA- ¿Qué es la libertad?
RQH- Como no soy filósofo y jamás he tenido ínfulas de aparentarlo, respondo desde mi humilde experiencia. Creo que existe la errónea y muy difundida creencia de que la libertad es algo que viene de afuera y eso es totalmente falso. Dios nos hizo libres, la libertad está en nosotros y nadie puede arrebatárnosla si no lo permitimos. Tampoco hay que olvidar que Jesús nos enseñó que la verdad nos hará libres.
Yo sufrí dos condenas de prisión en Cuba y encerrado seguí siendo un hombre libre, me atrevería a decir que más libre.
Cuando en la década de los años noventa poquísimos cubanos se enfrentaban a las injusticias de la dictadura, yo me reunía con defensores de los derechos humanos en Guantánamo, los asesoraba y defendía ante los tribunales, lo que provocó fuertes enfrentamientos con altos oficiales del MININT en la provincia y con varios dirigentes del partido, al extremo de que me apartaron del ejercicio del derecho penal. Entonces nadie salió a defender a un desconocido abogado residente en la provincia más oriental de Cuba, excepto el Dr. René Gómez Manzano ante el mismísimo José Ramón Machado Ventura.
Esa actitud contestataria no cesó y fue la que me llevó a mi primera cárcel. Cuando salí de la prisión en agosto del 2003 sufrí mucho porque no se me permitía trabajar. Mis libros de poesía jamás circularon en Cuba como los de otros poetas porque fueron retirados por la seguridad del estado. Mi libro de cuentos La chica de nombre eslavo tuvo que ser publicado en Miami por Neo Club Ediciones porque el Centro Provincial del Libro de Guantánamo se negó a publicarlo por su contenido contestatario. La UNEAC -de la que fui miembro desde 1985 hasta el 2012, cuando renuncié a ella públicamente- se desentendió olímpicamente de mis derechos como intelectual y ciudadano.
Cuando en el 2012 comencé a trabajar en Cubanet como periodista independiente, los abusos y la discriminación aumentaron. Pagué un precio muy alto por el que también sufrieron mucho mi esposa y mis dos hijos, pero yo no cedí a pesar de las detenciones, los registros arbitrarios y la segunda cárcel.
Si hablo de esto no es para vanagloriarme, porque esa ha sido y es la actitud de otros periodistas independientes que permanecen en Cuba y de muchos opositores. Lo hago para reafirmar mi opinión que el ejercicio de la libertad es una decisión muy personal contra la que nada puede el poder de la dictadura. Estoy convencido de que ese ejercicio es altamente adictivo y está indisolublemente vinculado a la congruencia que todos debemos ostentar.
AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?
RQH- Cuba será libre cuando quienes desean un cambio real -la mayoría de los cubanos- se convenzan de que ese cambio exige sacrificios y valor y de que no hay poder en el mundo capaz de frenar la vocación libertaria de un pueblo. No sé cómo ni cuándo ocurrirá, pero estoy absolutamente convencido de que Cuba será libre y que entonces volverá a estar a la cabeza de América Latina.
AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?
RQH- Los cubanos tenemos que aprender mucho sobre justicia transicional y tomar como referencia lo ocurrido, por ejemplo, en Sudáfrica. Apoyo la idea de que todos los castristas que cometieron y cometan crímenes y abusos deben ser juzgados, sancionados severamente y enviados a las mismas prisiones que hoy existen en Cuba, donde deberán recibir el mismo trato y la misma comida y atención médica que hoy reciben los presos políticos. Si de mí dependiera no fusilaría a ninguno, pero tampoco permitiría que se les concediera libertad condicional ni licencia extrapenal, tengan la edad que tengan cuando lleguen a la cárcel. Y también creo que los bienes que obtuvieron gracias al ejercicio de su despotismo deben ser confiscados.
Creo que la ideología comunista debe ser analizada públicamente y denunciada por su carácter excluyente y que el poder democráticamente electo por el pueblo en elecciones libres, multipartidistas, monitoreadas por la ONU, la OEA e importantes organizaciones internacionales, deberá crear instrumentos jurídicos que impidan la reproducción de la fatídica experiencia legada por el castrismo.
Una vez detenidos y juzgados los responsables de los crímenes mencionados, Cuba debe abrirse a un profundo proceso de sanación espiritual y reconciliación nacional en el cual debe existir la posibilidad de que a los sancionados que acepten revelar públicamente los entretelones del castrismo y sus injusticias, así como a esclarecer hechos ocultos, se les rebaje la sanción inicialmente impuesta. Los que no acepten no deben recibir condescendencia de ningún tipo.
AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?
RQH- Cuba ha llegado a un estado tan deplorable que va a necesitar muchísimo del asesoramiento de la ONU y de muchas entidades y países para volver a ser un país normal, para crear un sistema jurídico realmente garantista y fuerte, independiente del poder ejecutivo y de ideologías, capaz de coartar esas nefastas acciones que fueron un signo inequívoco de la personalidad de Fidel Castro.
No va a ser fácil eliminar esos lastres en un país como el nuestro, pero si recibimos el apoyo internacional necesario podremos lograr un país donde exista una verdadera Constitución y donde se respeten las leyes y todos los derechos humanos.
Quien difame en esa Cuba con la que todos soñamos, o use las teorías conspirativas para minar a la democracia, deberá responder política y jurídicamente por sus acciones y cada caso deberá colocarse en la picota pública para evitar la reiteración de conductas semejantes.
AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?
RQH- Lo primero que hay que hacer es crear un sistema de educación donde se respete el derecho de los padres a escoger la educación que prefieren para sus hijos. También creo que hay que devolverle a la Iglesia Católica y a otras denominaciones religiosas las propiedades que fueron confiscadas, entre ellas las escuelas. Y cuando existan múltiples opciones educativas podría pensarse en la enseñanza de esa asignatura y de otras muchas vinculadas a la enseñanza de valores y al uso correcto del idioma, entre otras muy necesarias.
Creo recordar que Ortega y Gaset afirmó que los angloparlantes se distinguían por la hipocresía y los hispanos por la envidia, ambos son sentimientos muy malsanos y están presentes en todo el género humano. Obviamente, una forma de combatir la envidia sería mediante una buena educación centrada en afianzar los valores más altos a que puede aspirar una persona.
AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?
RQH- De los que se mencionan creo que Alexander Otaola ha hecho un trabajo encomiable en materia de activismo político y te aseguro que tiene gran influencia sobre muchos cubanos, influencia que también tienen Eliécer Ávila y Manuel Milanés. Siendo líderes de opinión creo que deben interiorizar mucho más la importancia que han alcanzado en las redes y ser más consecuentes con eso, cuidar mucho sus expresiones y no reproducir aquellas vulgares que más que demeritar al contrario disminuyen la valía de quien las lanza. En mi opinión, estos tres influencers- y todos los demás- pueden hacer muchísimo por la libertad de Cuba, pero creo que un poco de humildad y algo de elegancia siempre resultan necesarios para quienes se exponen al escrutinio público. Personalmente agradezco mucho a Otaola y a Eliécer por su apoyo cuando estuve preso la segunda vez. Ojalá un día pueda darles un abrazo. A todos les deseo mucha salud y éxitos y les recuerdo que no deben desgastarse respondiendo ataques de personas que solo buscan celebridad gracias al alcance de sus programas porque, como dice la máxima latina, “las águilas no cazan moscas”.
AA- ¿Qué tipo de influencia podría ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?
RQH- La influencia de Estados Unidos sobre Cuba ha sido, es y será enorme. Fíjate si es así que a pesar de la enorme campaña de mentiras y odio que el castrismo ha lanzado contra este país, el sentimiento de admiración de los cubanos hacia él no hace más que crecer.
Hay muchísimos cubanos vinculados a la historia política, militar, económica y cultural de este pueblo, y viceversa. Sangre cubana se derramó aquí durante la guerra por la independencia y sangre estadounidense se derramó allá durante la guerra necesaria convocada por José Martí.
El pueblo estadounidense es profundamente educado, amistoso, pragmático, amante de la libertad y respetuoso con respecto al derecho de los demás. Creo que Estados Unidos puede aportar muchísimo a la reconstrucción democrática de Cuba partiendo precisamente de esos valores presentes en su pueblo y que debemos aspirar a sembrar también en el nuestro.
AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?
RQH- A mí me importa poco donde me entierren porque estoy seguro de que si Dios quiere mi espíritu viajará mucho sobre Cienfuegos y hasta se dará un saltico ocasional por Guantánamo. Y aunque amo extraordinariamente el mar, no me gustaría que mis cenizas -si me creman- sean echadas en él.
AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.
RQH- Creo que esta pregunta guarda alguna relación con la primera y que cada cubano puede tener un nombre secreto para identificar a la patria, aunque más que un nombre prefiero identificar a mi país con asociaciones que me provocan recuerdos y sentimientos, algunos muy agradables, otros no tanto. Sí creo que en nuestras meditaciones cada uno de nosotros tiene una forma sui géneris de dirigirse a la patria, pero indudablemente a ella le quedan muy estrechos los nombres. Aunque si tuviera uno, no podría ser otro que Amor.