La reflexión que sigue la publiqué en 2014, en el libro La conciencia lúdica. Apuntes sobre el arte de vivir (foto de portada del gran Delio Regueral), disponible en Amazon. Y debo ser sincero: cuando la publiqué no imaginaba que esta derecha europea antiamericana iba a contagiar tan profundamente a su prima allende los mares. Un año después llegó la apoteosis trumpista, y con ella la negación de los valores libertarios que han hecho grande a Estados Unidos:
“En Europa, cierta derecha puede y hasta suele ser antiamericana (para no hablar de cierta izquierda). Es el caso de la llamada Nueva Derecha, con epicentro en Francia. Ha dicho el académico Alain de Benoist que ‘la apertura de un MacDonals o de un Walmart son una amenaza mayor para la identidad europea que la apertura de una mezquita’. Y también: ‘No tenemos por qué elegir entre la internacional del terrorismo y la colonización americana’.
“De lo que se desprende que la “identidad europea” constituye una suerte de abstracción vaporosa, o quebradiza, que cual viuda alegre elude a sus pretendientes para no tirar de ellos, empujarlos a la cama y hacerse poseer. Vaga identidad aquella que se asume incapaz de digerir la apertura de un supermercado.
“Así, esta derecha nacionalista, rígida, ignora tozudamente la ‘cara oculta’ de Estados Unidos, una nación blanco, mediática y diplomáticamente hablando, de la otredad en zafarrancho de combate. Aseguraba Octavio Paz que este es ‘un país fuera de la historia’. Un suprapaís, se entiende. Que abre, o preconiza, la prehistoria de un nuevo tiempo”.