Candil del mundo, oscuridad de la casa.
He aquí el país que envió aviones y barcos durante años de «bloqueo» para conquistar a los africanos con su modelo de «libertad».
El país que inundó de guerrilleros a Nuestra América. Se infiltró en las selvas de Bolivia y vio morir a su Che y lo «resucitó» para repartirlo por los Andes del orbe…
Tengo plena seguridad de que vivo en el país más triste del mundo, el que más pena da, el único capaz de perdurar en la mentira por infinitas décadas. El único capaz de matar a su Apóstol desde la pluma de sus propios intelectuales.
Que Dios ampare a Cuba.
Doy gracias a los buenos espíritus, que en medio del terror trajeron luz celeste a mis días. Doy gracias y oro con fe profunda porque Cuba despierte.
Los cubanos tenemos derecho a la luz de la Verdad.
Que se haga esa Luz. ¡Que llegue pronto!
PD. Escribo desde un barrio apagado de Holguín. Es demasiado largo el apagón.