A propósito de la visita de Miguel Díaz Canel a Nueva York en 2018, escribí este soneto paródico. En ese momento no podía imaginar que la marca de croquetas Prodal alcanzaría la relevancia noticiosa que esta primavera de 2021 hace evidente.
El soneto evoca los peligrosos estallidos, o chispazos, que provocaban, al freírlas en Cuba, las croquetas castristas. Y que provocan. Porque Prodal es continuidad:
Me descroqueto, Canel, me descroqueto
cuando evocas mi masa aplatanada
cual fufú envilecido, atornillada
al silencio implacable de un soneto.
¿Por qué si el estallido no concreto
aquí en USA, en Cuba era sonada,
y hay aceite girasol en tu mirada
y en tu boca la baba es como un reto?
Tanto sonar en la alta madrugada
tanto estallar en Cuba en andanada
y ni en «Niuyor» obtengo tu respeto.
Aunque intento explotar no suena nada.
Veo un jurel que avanza y silenciada
me descroqueto, Canel, me descroqueto.