Hay sed sin sal en La Habana,
ni azúcar, la desazón
desemboca en crispación
pa’ la familia cubana.
Madre, padre, hijo, hermana…
quienes fueron, deben ser,
que no hay ni un huevo pa’ hacer
la sombra de una tortilla.
Como Amelia Calzadilla,
¡el pueblo quiere comer!