por Joaquín Gálvez
La existencia de un premio nacional de literatura independiente en Cuba significa recibir un reconocimiento por realizar una labor literaria al margen de la cultura controlada por el poder del Estado. Una cultura a la que el hacedor literario y artístico tiene que supeditar su pensamiento –ese “pensamiento cautivo” del que hablara el poeta polaco Czelaw Milosz–, a los dictámenes de un régimen y su ideología. La centralización de la cultura por parte del Estado no solo priva a los escritores y artistas de su libertad de pensamiento político, sino, además, del libre albedrio que le permite ejercer su criterio estético sobre su propia obra.
Ante los favores del ogro filantrópico, el escritor del gremio oficial ha tenido que dar a cambio lo más preciado con que pueda contar un creador: la libertad de pensamiento y espíritu que le permite plasmar en su obra su cosmovisión, tanto en contenido como en forma.
Los dos ganadores del Premio Nacional de Literatura Independiente ‘Gastón Baquero’ de 2017, Ángel Cuadra y Rafael Almanza, son dos ejemplos de escritores que optaron por el camino opuesto al de la cultura oficial; ese camino escabroso, pero digno, por el que hay que pagar un precio: la cárcel, el ostracismo, el exilio e insilio. Ambos ganadores son legítimos merecedores de este premio por la calidad literaria de sus respectivas obras, así como por el grado de independencia con que la han realizado.
La poesía de Ángel Cuadra representa una zona de la poesía cubana de la que jamás se ocupará la crítica oficialista cubana: la poesía escrita en el presidio político, a la que también pertenecen otros poetas como Jorge Valls, Armando Valladares, Ernesto Díaz Rodríguez, etc.
La obra poética de Ángel Cuadra se caracteriza por su talante humanista, o, al decir de uno de sus poemarios, por esa “voz inevitable” que emana de la experiencia dantesca de una prisión y la dureza del exilio, mostrándonos una Cuba oculta por el régimen castrista. Por su parte, Rafael Almanza ha sido un escritor rebelde que ha hecho una obra en su insilio cubano, desmarcándose de los parámetros de la cultura oficial, ya sean ideológicos o estéticos. En su obra se entrelazan elementos de la tradición con los de la vanguardia, los del pensamiento postmoderno con el misticismo cristiano.
Tanto Cuadra como Almanza han sido promotores culturales desde sus respectivos ámbitos; Almanza en la creación de una editorial independiente como Ediciones Homagno, así como de tertulias y exposiciones de arte independiente; Cuadra en la fundación del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio y en la escritura de un libro de referencia como La literatura cubana del exilio. Hay que añadir que ambos son profundamente martianos: enarbolan en su obra a ese Martí no apto para una ortodoxia ideológica y que, por tanto, el régimen cubano oculta.
El Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero de 2017 tiene que sentirse honrado de premiar a dos representantes legítimos de la creación literaria cubana escrita en el espíritu de la independencia y la libertad del individuo.
Palabras leídas por el escritor Joaquín Gálvez en la VIII edición del Festival Vista de Miami, durante la entrega del Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba ‘Gastón Baquero’ 2017 a los escritores Ángel Cuadra y Rafael Almanza. Gálvez fue parte del jurado de esta edición.