por Armando Añel
En la era del ‘puesto a dedo’ Miguel Díaz Canel, como llaman en las redes sociales al actual gobernante títere de la familia Castro, quienes apostaban por una mayor apertura se han llevado un chasco. La represión ha aumentado considerablemente en Cuba en los últimos dos-tres años, particularmente en el ámbito cultural.
En los dos-tres últimos años han aumentado exponencialmente los casos relacionados con dos tácticas de guerra psicológica que el régimen de La Habana utiliza de preferencia contra los creadores independientes: El bloqueo a sus viviendas, para que no puedan ganar la calle, y los secuestros express que fluctúan entre las pocas horas y los dos o tres días.
La situación se vuelve insostenible y la policía política apuesta por el cansancio psíquico de la sociedad civil, implementando de facto el infame Decreto 349. De estas tácticas han sido víctimas en numerosas ocasiones, insistentemente, artistas, escritores, periodistas y activistas independientes como Nancy Alfaya, Jorge Olivera, Luis Manuel Otero Alcántara e integrantes del Movimiento San Isidro y el grupo Demóngeles, entre otros. Solo este año, Otero Alcántara ha sido secuestrado en 16 ocasiones. Solo en este mes que cierra, Alfaya ha sido arrestada cinco veces.
Guerra psicológica, guerra de desgaste contra la cultura independiente. Es el camino que ha escogido recorrer un régimen vengativo, chantajista, que vive, ahora sí, sus últimos días. Y en consecuencia recurre al pataleo.
Texto perteneciente al número 14 de Puente de Letras, de pronta aparición.