Dos libros de Gayol Mecías, la presentación

En palabras de Roberto Alvarez Quiñones:

«Cuando se menciona el año 1959, cualquier cubano, esté donde esté, para las orejas. No importa si es viejo y como yo vivió en directo aquel día de Año Nuevo inicialmente fulgurante que luego devino cataclismo social, o si es un jovencito.

«Darnos la mano para planear con vista de águila sobre el cómo y el por qué ocurrió el asombroso viaje cubano a la Edad Media es lo que hace Gayol en esta entrega, 1959, Cuba: el ser diverso y la isla imaginada. Pero no es un vistazo más. Se lanza al terreno tabú de las características del cubano mismo, a desentrañar el ADN social de la cubanía. Y digo tabú porque casi nunca eso se ventila en público, o si lo hacemos por lo general luego de reconocer defectos terminamos por elogiarnos. Uno de nuestros defectos es que tendemos a valorarnos por encima de lo que somos.

«Por ejemplo, en materia política los cubanos no somos nada buenos. En los 57 años de república antes del castrismo tuvimos 32 de democracia (ocho presidentes elegidos en las urnas), 22 años de dictaduras populistas, y tres años de una intervención militar de tres años de EE.UU. (1906-1909) que fue pedida insistentemente al presidente Teodore Roosevelt por su colega cubano, Estrada Palma, porque luego de cumplir su mandato de 4 años quiso seguir en el Palacio Presidencial y se sublevaron los políticos opositores en la llamada Guerrita de Agosto.

«En este libro Gayol llega a la conclusión de que la tragedia (de casi 61 años) ocurrida en Cuba tiene que ver con esa tendencia a la sobrevaloración del cubano por sí mismo y a imaginarse lo que es y lo que no es, cosa que le permitió a Fidel Castro presentarse como el héroe que en verdad nunca fue, e hipnotizar y arrastrar tras sí a millones cual versión caribeña del Flautista de Hamelin».


Palabras en el lanzamiento de los dos más recientes libros del escritor Manuel Gayol Mecías. Para leer la presentación completa, clic aquí

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