Tras varias horas de detención e interrogatorios, la pareja formada por la activista cultural Nancy Alfaya y el escritor Jorge Olivera fue liberada este miércoles 14 de agosto, en la noche, luego de ser detenida alrededor de las 2:00 p.m. por la policía política cubana cuando intentaba acceder a la sede del Comité Ciudadanos por la Integración Racial para participar en la peña ‘Arte Libre, Literatura sin Censura’, en La Habana.
Es la primera vez que el matrimonio es detenido en Cuba tras regresar a la Isla en el verano de 2018. La pareja había residido en Estados Unidos durante dos años, primero tras obtener Olivera una beca en la Universidad de Harvard, como parte del programa Scholars at Risk (SAR), y luego otra en la Universidad de Brown como parte del International Writers Program (IWP). En diciembre de 2014, en ausencia, el poeta y narrador recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba ‘Gastón Baquero’, en un evento realizado en la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
Este miércoles, Alfaya y Olivera fueron interceptados en la vía pública por el mayor “Alejandro” y el mayor “Alexander”, quienes, tras retirarles sus identificaciones, les advirtieron “que no se podía hacer ninguna actividad” cultural y que se dirigieran a pie a la unidad policial de Zapata y C. Como la pareja permaneciera en el lugar, los represores llamaron a un auto patrullero para trasladarla.
Ya en la unidad, “nos dijeron que no lo viéramos como un interrogatorio sino como una conversación amigable”, reveló Nancy Alfaya desde La Habana, tras ser liberada. “Pero, me advirtieron, yo tenía que hacer sacrificios para que ellos pudieran ser generosos conmigo”.
Al preguntarle Alfaya a su interrogador de qué clase de sacrificios hablaba, éste respondió que debía dejar de reunirse con esos “externos” que están “calentando las redes”.
«Tus proyectos culturales y de género son ilegales, contrarios a la revolución y no los vamos a permitir», amenazó el oficial a Alfaya. «Te puedo procesar por la ley de peligrosidad».
«Le dije que soy una mujer cristiana, que considero que tengo un propósito y una asignación de Dios en Cuba», contó Alfaya, a lo que el represor contestó que allí Dios era él, y que si no abandonaba su labor alternativa nunca más podría salir del país.
Por su parte, durante el interrogatorio, Jorge Olivera fue objeto de maniobras disuasorias mezcladas con veladas amenazas que el escritor describió como una combinación de “elogios, ironía y falsa condescendencia”. Su interrogador incluso le aseguró que no era necesario que conversaran en una estación policial y que bien podrían reunirse en un futuro en su casa, en un parque o en “la habitación de un hotel”, propuestas rechazadas por el autor de Quemar las naves.
“Me dijo que no iban a permitir más actividades y que en caso de autorizarse alguna tendríamos que darles un guión del evento previamente, a lo que por supuesto me negué”, abundó Olivera.
El represor lamentó que la pareja estuviera trabajando o colaborando con proyectos como Puente a la Vista, a los que consideró “contrarrevolucionarios”.
Tanto a Alfaya como a Olivera se les anunció una multa de cien pesos por violar “el cordón de seguridad”, según la Disposición 141, Artículo 2, Inciso H.
Cordón, Disposición, Artículo e Inciso desconocidos por la pareja, y que los represores no supieron o no quisieron explicar.