Desde el campo híbrido de la literatura, las artes escénicas, las artes visuales y la música, se desarrolló el sábado 15 de diciembre el X Festival Vista de Miami. Aunque en este se expone gran parte de lo mejor de la literatura contemporánea, de escritores cubanos independientes, no dejó de ser un espacio donde Calíope, Erato, Euterpe y el resto de las musas también bajaran para inspirar a cada uno de los participantes y dejarnos con ese sabor agradable de haber respondido a la invitación.
Idea esencial y recurrente en más de un panel fue el «descubrimiento» de que, a pesar de la censura de casi 60 años y el intento de matar la espiritualidad arraigada en el cubano transformándola en materialismo salvaje, el pueblo siguió, muchas veces desde el silencio, manteniendo una relación con las deidades.
Las presentaciones de Jacques Maritain y el humanismo cristiano para Cuba, de Jorge Núñez, y Ma Rufina te está llamando, de Rigoberto Hernández, fueron muestras evidentes de la actualidad del pensamiento martiano y un llamado a recuperar tanto dentro como fuera de la isla aquel sentido de lo superior del que el Maestro dijo: «Un pueblo irreligioso muere porque no hay nada en él que alimente la virtud».
No faltó la poesía en las voces de Estela Garpe y Alexis Rosendo Fernández, este último con un llamado recurrente y necesario a escuchar esa voz interior.
Una excelente muestra de maestría actoral fue la de Erwin Dorado, impresionante para mí y sumamente auténtica y cubana.
Y aunque lamenté no tener disponible el resto de la noche, las redes revelan que todo fue un río del que brotó una vez más el arte libre y sin censura. Un espacio que no nos podemos dar el lujo de perder, de integración de arte y comunidad. Un espacio que las generaciones actuales deberían sentir más suyo y más de todos.