La existencia de un premio nacional de literatura independiente en Cuba, el ‘Gastón Baquero’, significa recibir un reconocimiento por realizar una labor literaria al margen de la cultura controlada por el poder del Estado. Una cultura en la que el hacedor literario y artístico tiene que supeditar su pensamiento –ese “pensamiento cautivo” del que hablara el poeta polaco Czelaw Milosz– a los dictámenes de un régimen y su ideología.
La centralización de la cultura por parte del Estado no solo priva a los escritores y artistas de libertad de pensamiento político, sino, además, del libre albedrio que le permite ejercer un criterio estético sobre su propia obra. Ante los favores del ogro filantrópico, el escritor del gremio oficial ha tenido que dar a cambio lo más preciado con que puede contar un creador: la libertad de pensamiento y espíritu que le permite plasmar su cosmovisión, tanto en contenido como en forma.
Fragmento de las palabras leídas por el escritor Joaquín Gálvez en la VIII edición del Festival Vista de Miami, durante la entrega del Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba Gastón Baquero 2017 a los escritores Ángel Cuadra y Rafael Almanza. Gálvez fue parte del jurado de esta edición.