Ha hecho muy bien Claudio Ramos en contar su vida. Por una punta, es una gran historia de amor a Margo, su esposa, y por la otra es la versión cubana de una novela de Horatio Alger. Otra persona que demuestra que sigue siendo cierto el sueño americano y que en Estados Unidos es posible, mediante el trabajo honrado, el ahorro y la inversión juiciosa, abrirse paso hasta la riqueza y el reconocimiento social. La historia de un país se hace con las historias de la gente que lo compone.
Es la “intrahistoria” de que hablaba Unamuno. Este cubano ejemplar fue privado de todos sus bienes en Cuba y salió al exilio sin dinero, con su mujer y cuatro hijos. Salió por México y debió cruzar la frontera de un modo impresionante. En Estados Unidos recomenzó su vida. La dictadura comunista se lo había quitado todo menos las ganas de luchar por labrarse un destino. Lo consiguió. Mi vida junto a Margo es el testimonio de esa vida ejemplar.