Divertido y juguetón —Cultura The Club. El folclore que vendrá. La letra lo enuncia. “Deca-Dance”, de AdriáNomada:
https://vimeo.com/828270753/5132a4f110
Apuntes post-conceptuales de posible lectura del vídeo:
Como creadores, hemos de hablar de todo, incluso cuando resulta incómodo. Todo ello es parte del cuento, el folklore de la cultura urbana de hoy. La responsabilidad transversal testimonio de/con tu tiempo. Compromiso y testigo.
El título resulta apologético del oscarizado film de Sydney Pollack donde se baila hasta morir, en una letanía tan macabra como cínica que inunda de cine todo el clip.
Casi profético del injusto proceso posterior que sufre el creador y su fatídico accidente (que entonces nadie intuía), del que sale afortunadamente airoso y sin culpa, a sabiendas de que la justicia que demora no es justicia, luego de tres años y más de silencio fecundo. Así descubre otro mundo aún siendo el mismo… un lugar sin ley, demasiado desconocido, demasiado caro y demasiado peligroso. Marcando el fin del sueño, que se abre a un abrupto y asombroso “despertar” gnóstico, divertido y consciente. “Polifilo” correteando la imaginación —si se quiere— imperecedera.
Un tema que juega con la arquitectura triunfalista de un París posmoderno. La Torre Eiffel detrás, telón de fondo, escenografía y contexto, desde el punto de vista de los pies (Nómada) en escorzo, enredados con el manto, bufanda, rabo o velo (de Maia) a casco y gafas puestos, protegido para soportar una realidad difícil, veloz y urgente.
Así cruza por debajo del mismo puente donde Bertolucci y su film el Último tango… de M. Brando y aquella donde DiCaprio in “Origen” desdoblaba la ciudad en un sueño dentro del sueño, más bien enredada pesadilla en otra.
El vestuario, de un cuero omnipresente, versa la durabilidad explicita de Chuck Palahniuk en El Club de la Lucha, al anunciarlo como “traje para toda la vida, trepando las enredaderas que crecen sobre las ruinas de la Torre de Sears”. La chaqueta modelo es una “perfecto” design original de época, top “Easy Rider” o “Pez Peleador”. Surcando escapista, desde un “arte de la fuga”, su “deriva” o “velocidad terminal” en la “Nómada” scooter negro metalizado de Rara Avis ¿Harley?, propiedad del realizador Ricardo Vega (brothers in arms), atravesando “la cité de la lumière” como un relámpago entre luces y sombras, virus, anteojos, los autos, el fuego, el color ardiente que inhala cantando, mientras la nariz le derrama de azul (subliminalmente sutiles franjas chorreantes de la bandera cubana), cayendo rostro abajo.
Así, manejando apurado, lo bautizaron como “El halcón milenario”, la Machine, vuelta asombro de “MotoPapi” —que no escandaliza el músculo de la mayúscula hembra Rosalía.
Vestido con “escafandra para salir a la calle a la neurosis cotidiana” (dice en otro tema suyo) —otrora “Sucede”, de los años 80—, igualmente ácido, quemando el asfalto como sosa cáustica.
Modo extremofilo en que el espíritu salva, sana y despierta… porque todo acto extremo es revelador… continuidad sin fin donde luego (se) descubre, quitándose las gafas, limpiando sus ojos al sonreír por primera vez en todo el clip, abriéndose por fin el túnel… puente Einstein-Rosen, donde la gravedad loca invita a movernos superluminares y contentos. Celebración de la vida después… Recuperando la fiesta sagrada del arte, más allá de toda gravedad accidental.
Finalmente y después de todo, tal dijera Humphrey Bogart: Siempre nos queda París.
Director y realizador: Ricardo Vega. Tecnología GoPro, edición digital, Telebemba/NomadART Co.Productions, París/Barcelona, Francia/España.
Deca-Dance
Ya no te sangra la nariz (bis)
Incombustible terror.
Hacinados borregos.
No será por no probar —¡Drugstore victim a full time!
Encontradamente perdido, perdidamente encontrado.
Ya no te sangra la nariz (bis)
Ya no aguantas la presión.
Ya no sientes más dolor.
Ya no sabes si estás vivo…
¡Danzad, danzad malditos!
Pero riendo de oreja a oreja,
porque reír primero no es peor.
Nunca reír fue peor. ¡Yeah!
Ya no te sangra la nariz (bis)
Mírate bien en el espejo,
en el rayado polvo de uñas
donde la mosca dorada con alas de diamante
va zumbando sobre la herida
y tu cabeza se prende
como una lámpara oscura.
¡Danzad, danzad malditos! (bis)
Ya no te sangra la nariz (bis)
¡Danzad, danzad malditos! (Bis)
LudensAristoCrazy
Sobre el clip “Deca-Dance”, tercer single del CD Pilgrim Souvenir. Apuntes para una Cimática. Variaciones y deriva literaria sobre idea de Marta Meseguer Caraltó (otoño de 2024)
“Dos cosas contribuyen a avanzar, ir más de prisa que los otros o ir por el buen camino”. René Descartes.
Una vez superada la sobredosis post-Cuba Reboilucionaria ya no le sangra la nariz. No estaría mal señalar que este transgresor creador nunca se ha drogado, no toma café ni fuma y adora los dulces. La Velocidad no es lo suyo, sino más bien la Lentitud que asocia con la memoria, distinto a la prisa que Milan Kundera lee como imperativo al Olvido. Sociedades (re)corridas con urgencia cuya condición es la carencia más absoluta de memoria y consciencia. La memoria requiere rumia pausada, autorreflexiva y gnóstica, y hasta en eso AdriáNomada se transgrede a sí mismo. Según Descartes: “Si quieres ser un auténtico buscador de la verdad, es necesario que dudes al menos una vez en tu vida —en la medida de lo posible— de todas las cosas”. Esa superación de “la oscura noche del alma” cuyo renacer luego es la preciosa cicatriz sobre el cuero sano, que significa la madurez y la experiencia. Dolor bien gestionado.
Y ahí nos cruza el rostro en este clip, con la Biker Jacket del Marlon Brando más salvaje, prototipo rebelde “con” causa, Rocker además, también, inclusive, términos conjuntivos e integradores del ocaso invitándonos a deambular. Perdido en París con la determinación del que sabe a donde va (o por lo menos a donde ya no…), trascendiendo el bendito ¿naufragio en el Sena?, “la Deriva” sin la colorada, o será rosadita —que nunca roja— “Internacional Situacionista”, o simplemente otro paseo Nómada, que emprende su “Arte de la Fuga” sin descanso, ahora en un Scooter de lo más “Mod”, como si todos los rivales del “Brighton 64” escenificados en “Quadrophenia” se reconciliaran en él. Intrépido, urbanita, Mad-Max, siempre en el responsable paroxitón preapocalipto, que el propio William Blake advierte desde su (a)romanticismo gótico intemporal, donde la ciencia ficción se intuye (sin estar), mecánica de las pasiones con un sarcasmo saludable con/contra sí mismo. Poiesis del grado summum entre las luces, la calle que cede, mientras la cámara, el “gran” ojo, o “hermano” —según se mire— revolotea sobre su azotea cargada de ideas contagiosas, vírico ademán al contagio para su supervivencia. Y parece un súper héroe de la “Marvell”, persecuta (a)moral del villano ontológico, desde una libertad, más bien liberalidad sin miramientos, donde él mismo se pone sin miedo en la diana.
Al alba, tras “la larga noche” donde la celeridad del tiempo no transcurre, el “Mod Scooter“ desaparece por arte de magia (su Magia), como a Cenicienta su Carroza, cuando a sabiendas del cuento sigue avanzando… Y sugiere en otro tema reciente:
Por donde nace el sol
Aquel que nunca duerme conoce por donde nace el sol.
¡Sigue avanzando!, pase lo que pase,
si te molesta sonríe, si tropiezas levántate.
Si te equivocas rectifica, si te detienes empújate.
Sánate si te enfermas, encuéntrate si te pierdes.
Y si no sabes, aprende, solo aprende. No te desconcentres.
Cada error es tu maestro, cada avería una oportunidad,
si te duele agradece, si todo se tuerce, enderézate.
¡Avanza!, avanza, avanza y continúa…
no pares, no, nunca de moverte.
Aquel que nunca duerme conoce por dónde nace el sol.
Sigue en marcha, imparable, no abandones,
continúas viv@ en tu carrera, en la trinchera,
en tu maravillosa brecha…
Eres fuerte, eres amad@, indestructible y no estas sol@.
¡No estás sol@!
Aprende, ¡sólo aprende! ¡Aprende y avanza!
Aquel que nunca duerme conoce por dónde nace el sol.
Le Petit Prince Robe Noir de sangre azul o ¿acaso escarlata?, radiado al flúor del neón y su ternura, juega con su bufanda al viento como un experto espadachín, hiriendo de muerte al bello y absurdo escenario de palecetes acosados por la arquitectura de tan mecánico juego.
Ciñe de nuevo la bufanda alrededor de su cuello por descubrir que ella es el camino de vuelta al lugar del sí mismo, donde le espera el niño que nunca debió extraviar —hacerse como niño—, sólo entonces se desprende de la máscara, se frota los ojos para ver verdaderamente y sonríe —¡por fin! — en su planeta.
Dice el visionario Ray Bradbury en sus Crónicas marcianas: “…A veces Dios nos da una segunda oportunidad…” Si comprendemos que “Nuestro Reino no es de este Mundo, un Mundo, el nuestro, que finalmente tampoco es de este Reino”.
La comédie française ne s’est fini plus.