Diez respuestas de Julián Daniel Jiménez Krause

2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.

Al habla con el licenciado en Matemáticas Julián Daniel Jiménez Krause:

Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?

Julián Daniel Jiménez Krause- Matria es el origen, la raíz, el seno que nutre, la matriz que abriga, la infancia, los primeros recuerdos (generalmente idealizados). Tengo tres matrias: Cuba, Alemania y el Mar.

Patria es lo conocido, lo propio, lo que nos pertenece, la palabra, nuestras creencias y valores, los amigos, los libros, la memoria. Patrias, tengo la cultura iberoamericana (lengua, literatura, música) y el humanismo europeo.

AA- ¿Qué es la libertad?

JJK- La libertad es un concepto super complejo. Los grandes filósofos se han estrujado los sesos con esta pregunta.

Llevándolo al plano terrenal de nuestra vida cotidiana, a mi entender la libertad es el equilibrio entre la necesaria autoridad del Estado moderno y la concesión de espacios para que el individuo decida y actúe lo más ampliamente posible sin coacción. Ejemplos concretos: Si un gobierno hace mal su trabajo, si un dirigente resulta ser un inepto, los individuos deberían poder cambiarlo, sustituirlo, sin derramamiento de sangre. Si un grupo de individuos desean asociarse o expresarse en torno a una idea u objetivo común, deberían poder hacerlo sin ser perseguidos o reprimidos por ello. La igualdad (o su aproximación) ante la ley, la idea de que nadie puede escapar a la ley, es también otro pilar de ese balance. La democracia representativa resuelve satisfactoriamente esta difícil cuestión. En todo caso, infinitamente mejor que todos los demás sistemas ideados hasta ahora por el hombre.

AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?

JJK- No sé, nadie lo sabe. Puede ocurrir mañana o no ocurrir nunca. Cuba sufre un régimen totalitario atroz, diseñado e instaurado con especial perfección y perfidia. Las acciones del pueblo cubano no derrocarán directamente a la dictadura (es la historia del león y el mono amarrado), pero indirectamente podrían propiciar que ocurra algo desde dentro del aparato.

AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?

JJK- No veo un problema ahí, no creo, honestamente, que queden tantos charco’e sangre convencidos e irredentos. Menores de 40 años debe de haber muy pocos. Y de los tembas ya se encargará la naturaleza de que no jodan demasiado.

La nueva Cuba deberá airear el espacio público de la garra totalitaria con medidas similares a las aplicadas en la Alemania reunificada en 1990. En 1991/92 mi universidad, la Universidad Técnica de Dresde, estuvo virtualmente paralizada, pues casi todos los cargos administrativos y muchos profesores titulares eran del partido totalitario y se les instó a recoger e irse. Creo que fue necesario y creo que debería aplicarse también en Cuba.

Ojo, que los peores hijos de puta van a llegar al cambio con millones robados y viviendo en fincas de lujo en Siboney. Será necesario, mejor pronto que tarde, establecer procedimientos para determinar la legalidad de fortunas amasadas durante la dictadura. Sería nefasto para la salud moral del nuevo país permitir una casta tipo oligarcas rusos.

Habrá igualmente que trabajar muy arduamente para crear y nutrir una memoria histórica que limpie 63 años de historia manipulada, de mentiras constantes, sin caer en el extremo opuesto.

El problema mayor va a ser la reeducación de ese pueblo; habrá que hacerle un reseteo moral y no sé cómo. Ese pueblo ha sido envenenado con ideología a veces rozando lo nazi, ha sido indoctrinado salvajemente. De que la reeducación y el reseteo moral no se producirán de manera espontánea lo demuestra el reciente entusiasmo de muchos cubanos de la Florida por otro mesías con desvaríos antidemocráticos.

AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?

JJK- El internet acabó con el monopolio de la información de la dictadura. Pero creo que la «democracia in extremis» de las redes sociales es una perversión que erosiona la democracia misma. Me refiero, por ejemplo, a la (aberrante) igualdad de tribuna y eco que tienen el experto y el ignorante cuando se discute un tema. También me refiero a la facilidad y eficacia que proporcionan las redes sociales para difundir las mentiras más obtusas, minando la capacidad de la gente para discernir entre lo verdadero y lo falso.

Yo veo esto con gran preocupación (no solo en el contexto de la Cuba futura). Pero, nada, no me hagan caso, que “yo soy de esos amantes a la antigua que suelen todavía mandar flores”.

AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?

JJK- Creo que será imprescindible incluir un curso de civismo que eduque a los nuevos cubanos en los valores del humanismo, el respeto y la tolerancia, la democracia y el estado de derecho, el medio ambiente, la economía (ésta sería una asignatura obligatoria aparte). Las experiencias del pasado reciente pueden y deben servir para ilustrar lo que es maligno, dañino, vicioso, lo que destruye, lo que es inhumano.

AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?

JJK- No sé decirte mucho sobre esto. No son santos de mi devoción, no los sigo ni consumo lo que hacen. Vi hace poco un corto video de los Pichy Boys loando con mucho respeto la labor de Alexis Valdés y me gustó. Por cierto, no sé si Alexis Valdés entra en tu definición de influencer, pero aprovecho y te digo que él sería mi candidato a presidente de una nueva Cuba.

AA- ¿Qué tipo de influencia podría ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?

JJK- Espero que las muchas cosas buenas y grandes de Estados Unidos y las muchas cosas buenas y grandes de muchos cubano-americanos y cubanos de todo el mundo iluminen a la nueva Cuba, la guíen, sirvan de ejemplo a los nuevos cubanos. Quiero que nos iluminen y guíen en la construcción de los pilares de la nueva Cuba. Tendremos mucho que aprender, empezando casi desde cero, sobre: las instituciones y la división de poderes; el respeto al empresario, la valoración del esfuerzo, la capacidad y el éxito (sin perder la humildad, la solidaridad y la compasión); la pluralidad política; la prensa independiente; el estado de derecho.

Y espero que ciertos temas jodidos no brinquen el charco. No quiero que se vendan armas de fuego en Cuba, ni siquiera revólveres, jamás. No quiero fanatismo religioso de ningún tipo.

Una idea me da vueltas en la cabeza desde hace rato. Creo que una futura Cuba necesitará un pacto con EE. UU. que nos proteja del totalitarismo, un pacto tipo OTAN. Porque el Mal Totalitario persiste, tanto en las almas podridas de muchos cubanos como en potencias al acecho, y el riesgo de recaída, de que un pequeño grupo de hijos de puta intente de nuevo establecer una dictadura, no puede darse por descontado.

AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?

JJK- Quiero que me incineren cuando deje de ser. Mis cenizas no irán a Cuba. Tal vez pida que mis cenizas sean arrojadas al mar. Pero aún no lo he decidido.

AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.

JJK- ¡Patria y Vida!


 

Artículo anteriorDiez respuestas de Jesús Hernández Cuellar
Artículo siguienteDiez respuestas de Germán González
Armando Añel
Escritor, editor, zensicólogo. Ghost Writer. Entre los años 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba. Tras recibir el premio de ensayo anual de la fundación alemana Friedrich Naumann, con la revista Perfiles Liberales, en febrero del año 2000 viajó a Europa, donde residió en España e Inglaterra hasta radicarse en Estados Unidos en 2004. Tiene una docena de libros publicados. Dirige Neo Club Ediciones y es uno de los coordinadores del proyecto Puente a la Vista y del Festival Vista.