En 1908 se descubrió petróleo en Venezuela, que en el lago Maracaibo aflora casi a la superficie. El país pasó de ser agrario en manos de un militar latifundista (Gómez) y sus amigotes, a tener pretensiones industrialistas. Fue muy corrompido desde su inicio porque estaba en el poder un militar corrupto y autoritario. Gómez repartía tabacos y prebendas entre sus amigos para convertirlos en sumisos súbditos y eso también hizo que a la vez negociara con las grandes petroleras internacionales.
La abundancia de petróleo hizo gravitar todo el sentir cultural e ideológico nacional hacia repartir la riqueza de su subsuelo. Ello explica que, en los hechos, casi todos los partidos e intelectuales venezolanos son buenistas o socialistoides que proponen repartir la riqueza nacional.
Durante 1973 hubo una subida (boom) de precios que siguieron al embargo petrolero contra Occidente, acordado por las naciones árabes de la OPEP como represalia al apoyo brindado a Israel en su guerra de Yom Kippur. Así, al primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1973-78) lo caracterizó una gran bonanza económica, pero apenas llegaba a ciertas capas de la población, mientras los políticos corruptos eran enormemente ricos. En 1974 ingresaron al tesoro venezolano 10 mil millones de dólares, con una población de 12 millones de habitantes. En 1976, Carlos Andrés nacionalizó la industria petrolera, “para que fuera de todos los venezolanos”. Parecía que Venezuela era el país de Hispanoamérica que podía encaminarse al desarrollo, sembrando petróleo e industrias periféricas a su riqueza principal, pero las contradicciones eran evidentes.
La «Venezuela saudita” era un disfuncional petroestado donde el populismo constituía el discurso repetido de intelectuales y políticos. La corrupción rampante entre los políticos se organizó en dos bandos que se alternaban en el poder (y el desfalco), Copei (Partido Socialcristiano) y AD (Partido Acción Democrática). Por esta vía se diluyeron miles de millones de dólares. Como se calculaba que en el subsuelo estaban las reservas mayores del mundo, se estimó que serían eternas y apenas se diversificaba la economía en algunos aspectos. La segura renta petrolera estancó su economía, la numerosa burocracia se acostumbró a la facilidad de depender del situado petrolero.
Las antes mencionadas contradicciones llevaron a que en 1999 llegara Chávez al poder, con su “Socialismo del siglo XXI”. Su gobierno era extraordinariamente ineficiente, pero contó en el incremento mayor y más largo de precio del petróleo, que de unos 7 USD/barril pasó a más de 140. El nivel de robo y corrupción entonces, bajo Chávez, superó todo lo anterior. Además, ello se acentuó con entradas por trasiego de drogas. Se explica el fenómeno de que hoy se sostenga en el poder un torpe gestor como Maduro. Aun así, es inconcebible que Chávez haya dejado el pais endeudado.
La real causa de la catástrofe humanitaria y migratoria que hoy vemos, fue un descomunal saqueo de recursos públicos. Han salido de Venezuela entre 5 y 6 millones de emigrantes y refugiados.
El caso de Rusia
De los diez mayores productores actuales, cinco son árabes y otros abiertos o velados enemigos de Occidente. Unas dictaduras, otras dictablandas. Rusia es el tercer productor mundial.
Puede haber muchas explicaciones para que no se previera la deriva de Rusia hacia el autoritarismo putiniano. Los errores cometidos por políticos y diplomáticos occidentales luego de 1990, dejan muy pequeños los deslices de Neville Chamberlain y la inepta diplomacia antes de la IIGM. Entre otras cosas, debieran haber impulsado al mundo industrializado a recurrir a otras fuentes de energía y no estar atados a los oleoductos rusos.
Rusia dispone de las segundas fuerzas nucleares del mundo y amenaza con emplearlas. Los que no tomaron las medidas, los vividores de profesión que se dicen funcionarios, pero no funcionan, como siempre dirán: ¿cómo lo hubiéramos podido saber? Pero ese exactamente era su cometido, ser previsores, no viajar por el mundo dando discursitos insulsos y proponiendo planes para dentro de 20 años. Otra cuestión es la corrupción rusa. Su magnitud la podemos inferir del escándalo del ministro de Economía, Alexei Ulyukayev, arrestado recientemente, acusado de aceptar sobornos. Y ese era el ministro.
Rusia en Venezuela
Por allá por el año 2000, unos locos proclamaban la “Comuna de Caracas”, algo así como un eco de la Revolución Francesa navegando en un mar de petróleo. La comunitaria Venezuela de Chávez-Maduro resultó un aliado perfecto de Rusia en el continente americano. Desarrolló allí oscuras actividades económicas de comercialización de petróleo y de espionaje. Rusia casi no tuvo presencia al comienzo del gobierno de Hugo Chávez (inicios de 2000). Hoy es uno de los mayores inversionistas y actores económicos en dos sectores estratégicos: militar y petróleo. Actualmente, hay un natural vínculo entre Rosnef-PDVSA, léase Putin-Maduro (ambos centralistas, interventores y corruptos, parte de la petromafia mundial).
Rosneft cerró varios acuerdos estratégicos con PDVSA y Rusia ha vendido a Venezuela armas por valor de unos 17.000 millones de dólares. Rusia prestó capital a PDVSA para la apertura de campos claves. Pero cuando PDVSA no pudo pagar deudas, Rosneft comenzó lentamente a hacerse cargo de activos del sector petrolífero venezolano. Ello es parte de un “capital cancerígeno”, como pudiéramos denominar a flujos monetarios de países donde su servicio secreto está por encima de sus empresarios y sus Cámaras de Comercio. Provienen de gobiernos autoritarios como Rusia, China, Turquía o Irán, que aprovechan vulnerabilidades de los gobiernos, tales como falta de transparencia o corrupción, y penetran sectores estratégicos con información sucia.
La energética en el conflicto Rusia-Ucrania
Con la guerra, el precio de la energía en el mercado europeo se disparó en promedio un 100%. El precio del barril de petróleo está por encima de los 100 USD, en ocasiones cerca de los récords históricos. El Brent, de referencia, ha estado a unos 125-140.00 USD/barril, lo que no se registraba desde 2008. El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI, referencia estadounidense) llegó a unos 118 USD/barril. El megavatio por hora (MWh) ha llegado a un promedio de 360 euros en la Unión Europea, el valor más alto de la historia. Los más afectados son España e Italia, con 545 y 587 euros/MWh respectivamente. Se estima continuará subiendo hasta llegar unos 700 euros/MWh.
La Unión Europea (UE) pagaba a Rusia diariamente unos 260 millones de euros ($285 millones USD). Las cifras todas hablan de dependencia energética, cortoplacismo y falta de previsión de políticos y servicios secretos. Su ineficiencia, una vez más, es lo que ha permitido que esto sea así. ¿No pudieron prever este escenario, y actuar antes de que fuera tarde? Pero el hecho es que hasta ahora provenía de Rusia alrededor del 40% del gas que emplea Europa, principalmente en su calefacción. Pero solo un 4-8% del suministro de petróleo europeo llegaba mediante oleoductos rusos. Si se plantea un cambio, esto último no es tan enorme. La economía europea enfrenta recesión económica y colapso energético, cuando estaba debilitada porque fue llevada casi al colapso por una pandemia muy mal administrada por gobiernos y la OMS.
Transición energética
La transición energética deberá implicar:
- Diversificar los mercados para reducir la dependencia de Moscú
- Acelerar las inversiones «masivas» en energías renovables
- Impulsar mejoras en eficiencia energética y traslado de energía
- Aumento del teletrabajo y días sin coche
- Subvencionar los gobiernos la compra masiva de vehículos eléctricos y eliminación en el corto plazo del parque obsoleto
- Se debe racionalizar el transporte y acelerar su electrificación
- Revalorar fuentes energéticas alternativas. Priorizar las amigables con el ambiente.
¿Quiénes fueron y son los arquitectos que construyeron el edificio de la economía mundial con tan corta vista y no lo han hecho, previsoramente, adaptarse a lo que emergía del catalejo? Los gobiernos personalistas, centralistas, presidencialistas, están demostrando ser un total desastre para enfrentar la complejidad de la modernidad, menos la transición energética. Ha llegado a su fin la era del uso alegre de energía, pero a la vez del político buenista, egocéntrico, vanidoso, hablantín. La vida está pidiendo que se gobierne desde equipos multidisciplinarios en los que nadie este atornillado al puesto, en permanente cambio y relevo.