2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.
Al habla con el músico Paquito D’Rivera:
Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?
Paquito D’Rivera- Patria es un término muy etéreo (y estéreo), pero a su vez entrañable y para casi todo el mundo, muy cercano a los recuerdos más queridos, los padres, el barrio, la escuela…
AA- ¿Qué es la libertad?
PD- Cierta vez le pidieron a Herbie Hancock que explicara qué era el jazz, a lo que el gran pianista respondió sabiamente que era algo imposible de definir, pero muy fácil de reconocer. “Si tienes que preguntar, jamás lo entenderás”, contestó Louis Armstrong a la misma pregunta, siendo ambas respuestas suficientemente útiles para explicar de forma clara y simple el concepto de libertad. Recuerdo hace algunos años a una joven millonaria china en la televisión americana, hablando de cómo en su enorme nación no existía el menor impedimento para hacer cualquier cantidad de dinero y producir bienes materiales y de consumo, con la única condición de jamás pronunciar ni una sola palabra de crítica al omnipresente y todopoderoso partido comunista, por lo que ella, a pesar de su envidiable bienestar económico, sufría de frecuentes ataques de ansiedad y depresión. Haciendo una historia larga-corta, nunca más volví a saber de aquella joven, que en aquellos días era ya una celebridad en el mundo de los negocios.
Creo que esta anécdota ejemplifica un poco el bajo valor que tiene cualquier cantidad de riquezas y privilegios si carecemos del factor más importante después de la vida misma, que es la libertad personal. Y como sé muy bien lo que es vivir sin ella, es que no puedo entender que compatriotas míos –algunos que hasta sufrieron largas condenas en prisión– mantengan animales enjaulados, y sobre todo pájaros, que son el mismísimo símbolo de la libertad.
AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?
PD- No tengo la menor idea. Todo es cada día más confuso, nebuloso y en ocasiones me recuerda aquella famosa definición de “horizonte”, esa línea que mientras más tratamos de alcanzar, más se aleja.
AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?
PD- Todos los países son distintos, pero una vez escuché decir a un músico checo que, cuando se desplomó el muro de Berlín, los miles de comunistas, agitadores e informantes que pululaban como gusarapos por la tierra de Dvorak y Kundera desparecieron como por arte de magia. En aquel primer y único viaje a la bella ciudad de Praga, fui como artista invitado del cuarteto de Dizzy Gillespie, y tuvimos la oportunidad de actuar para Vaclav Havel, el flamante presidente de una Checoslovaquia sin comunismo. Al final del concierto, Havel vino tras bambalinas a saludarnos acompañado por la encantadora exactriz Chirley Temple, que a la sazón era la embajadora americana. Allí tuve la oportunidad de preguntarle medio en serio medio en broma de qué árbol habían colgado a Gustáv Husák, a lo que el popular dramaturgo devenido presidente, sonriendo y menando la cabeza, me contestó que el exmandatario marxista vivía plácidamente retirado en algún lugar de las afueras de la capital que él desconocía. Parece como que los comunistas checos, tras la “revolución de terciopelo”, se asimilaron al resto de la corriente y no se oyó hablar más de ellos. En el caso nuestro, no creo sería así de fácil la cosa, así que como dicen los gringos: Hurry up and wait!
AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?
PD- En un país donde la información es como la bolsa negra y el contrabando, el calumniarse unos a otros es parte del menú diario de la población. Una especie de deporte nacional. No hay opciones más que la versión oficial de cualquier hecho o por hacer, y el enemigo y culpable de todo siempre será indefectiblemente el famoso “bloqueo”, que viene siendo como una versión marxista-tropical del totí. Ya aquello de que una imagen vale más que mil palabras queda obsoleto. Con Internet o sin Internet, también venceremos, sería un buen eslogan, teniendo en cuenta que las desgarradoras e inequívocas imágenes que todos vemos en las redes sobre los abusos y crímenes del régimen parecen no causar el menor efecto en el apoyo de los fieles castrólogos que, o niegan los estropicios o los minimizan, comparándolos con atrocidades cometidas en cualquier otro lado.
AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?
PD- Moral y Cívica se llamaba una asignatura que se impartía en las escuelas primarias de mi niñez. Reintegrarla al programa educativo nacional sería quizás una buena forma de comenzar la desinfección social.
AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?
PD- La verdad es que no viviendo en Miami ni siguiendo los programás televisivos de la llamada capital del exilio, no puedo dar una opinión al respecto, pero no se puede negar el considerable daño que a la credibilidad del sistema hace a diario Alex Otaola, quizás precisamente por hablarles en un lenguaje muy cercano al argot callejero y cuestionar a personajes de actualidad muy conocidos entre el cubano de a pie que aún está en la Isla y entre muchos recién llegados.
AA- ¿Qué tipo de influencia puede ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?
PD- No hay país más pro–Yuma en el planeta que Cuba, y con la cantidad de cubano-americanos nostálgicos con posibilidades económicas y deseos de ayudar a reconstruir el daño de más de seis décadas de comunismo, los de la Isla se van a sentir como huérfanos adoptados por un magnate. ¿Te acuerdas de la obra musical “Anita la Huerfanita”? Bueno, pues algo así, pero con múltiples Oliver Warbucks y once millones de huérfanos felices. Qué pena no tener unos cuantos años menos para cuando eso suceda, porque será algo bello esa reunificación. Lo más complicado va a ser enderezar los destrozos mentales y psicológicos de los de allá (¡y alguno que otro de por acá!), pero eso ya es cuestión de tiempo. Algo que no se arregla con dinero, sino con educación y choque frontal con la realidad. Pero si los checos lo hicieron, ¿porqué nosotros no?
AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?
PD- Mi mamá, que era santiaguera –pero que como Cabrera Infante amaba La Habana–, decía que cualquier lugar es bueno pa’ morirse. Yo soy de Marianao, como el equipo de pelota en que jugaba el ilustre Minnie Miñoso, pero, como desde niño vivo enamorado de esta ciudad de Nueva York, pienso que justo tras el eco del acorde final de mi existencia lanzar mis cenizas al viento desde el último piso del Carnegie Hall suena como una buena opción.
AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.
PD- El origen del nombre de mi amada Isla natal tiene muchísimas teorías que están todas en Internet, así que, a modo de comentario al margen, recuerdo que hace como cinco décadas Chucho Valdés compuso una impresionante pieza para Irakere que llamó Juana 1600, parece que con relación a su majestad Juana la Loca, a la esclavitud de los africanos o quizás aludiendo a la intención del almirante Colón de en principio llamarle Juana al caimán que encontró dormido o chupando mangos bizcochuelos en pleno mar Caribe.
Por mi parte, celebro que por fin pegó el nombre de Cuba, tan alegre, rítmico y musical, y que entre otras cosas dio pie a que muchos siglos más tarde Neris Amelia Martínez Salazar, la inefable Juana Bacallao, recibiera el título honorífico de Juana la cubana. Por otro lado, y a pesar de los pesares, me alegro de compartir nacionalidad con Bebo y Chucho, con Martí, Miñoso, Desi, Cachao, Finlay, Brindis y White, Celia, Bolet, Kid Chocolate y Gavilán, Álvarez Guedes, Montaner, Capablanca, Beny, Trespatines y también con Juana la cubana, quizás tan loca pero mucho más talentosa que su real tocaya ibérica. Soy dichoso y afortunado de haber nacido allí y, como en la inmortal canción de Lecuona, llevar siempre en mi corazón a la tierra más hermosa que ojos humanos vieran.