Un comunicado de Archivo Cuba:
Aunque el aparato represivo ha controlado las calles de Cuba por ahora, el régimen enfrenta una bancarrota tanto económica como de legitimidad. Entre las consecuencias que merecen atención, están las implicaciones regionales. Es de suponer que el régimen cubano acorralado incrementará la subversión de las democracias de la región para distraer la atención internacional, ocupar a los gobiernos en la defensa de sus propias democracias y chantajearlos con la amenaza de más violencia, así como para captar recursos con la expansión del “socialismo del siglo 21” (castro-comunismo).
Desde sus inicios en 1959, el régimen cubano ha financiado, entrenado y coordinado a incontables individuos, grupos, organizaciones y partidos políticos para subvertir el orden democrático en todo el hemisferio occidental y avanzar con sus planes imperialistas. Sus tácticas siempre han incluido un conjunto de metodologías asimétricas tales como la lucha de guerrillas, la formación de cuadros para la movilización urbana y la penetración clandestina. A partir del 2019, la violencia coordinada desatada en la región ha neutralizado la acción colectiva contra el régimen de Venezuela y potenciado la expansión del modelo cubano-chavista.
Nuestro libro La intervención de Cuba en Venezuela: una ocupación estratégica con implicaciones globales (2019) describe lo anterior y detalla cómo trabaja Cuba.
Miles agentes de la dictadura cubana promueven su agenda por todo el mundo
El libreto de Cuba aparece intacto una y otra vez en los medios de prensa y en boca de personalidades influyentes; más recientemente, éste intenta neutralizar el daño de las recientes protestas culpando a fuerzas externas por la falta de libertades y el bienestar en Cuba. Muchas personas de buena voluntad adoptan la narrativa de Cuba sin darse cuenta, a menudo por carecer de información o conocimiento. Pero muchos son agentes preparados con agendas clandestinas.
El comunicado que la cancillería de Ecuador sacó el 16 de julio parece escrito por el régimen cubano, aunque el Presidente Lasso pronto corrigió la posición de su gobierno para apoyar a los cubanos que piden libertad. Según el ex oficial de la inteligencia cubana Enrique García, al momento de su deserción en enero de 1989, Cuba contaba con al menos cuatro agentes (reclutados clandestinamente) con rango de embajador en la cancillería de Ecuador. Nos preguntamos si algunos siguen en la cancillería o simplemente adoptan la retórica cubana por falta de criterio.
Cuba tiene una penetración importante de las instituciones gubernamentales, legislativas y militares así como los medios de comunicación, los círculos académicos y todo el espectro sociocultural y político de todos los países de la región. Hasta el 1989, la sola excepción era Paraguay, que no tenía relaciones diplomáticas con Cuba y había logrado contener a los cubanos.
Miles de espías y colaboradores de la dictadura cubana apuntalan por todo el mundo el gigantesco aparato de desinformación, propaganda e influencia de Cuba. Se estima que solo en Estados Unidos los servicios de inteligencia de Cuba tienen alrededor de 5,000 relaciones secretas.
Es evidente que la mejor manera de defender la libertad de los cubanos y de todos los pueblos de la región es que la dictadura comunista cubana salga del poder.
¿Cómo puede el gobierno de Estados Unidos ayudar a los cubanos a obtener su libertad?
Muchos medios de comunicación, analistas y otros nos han preguntado cómo podría ayudarse al pueblo de Cuba a recuperar la libertad. Miembros del Congreso de los Estados Unidos buscan sugerencias. A continuación, presentamos algunas ideas.
1. Proporcionar o facilitar el acceso gratuito a Internet para todos los cubanos.
2. Aplicar a los agentes del estado cubano la Ley Magnitsky, que autoriza al gobierno de los Estados Unidos a sancionar a los violadores de derechos humanos, congelar sus activos y prohibirles el ingreso a los Estados Unidos; emitir un comunicado público para anunciarlo y dedicar recursos gubernamentales a identificar a los perpetradores.
3. Invitar a Canadá y Brasil a codirigir un esfuerzo multilateral que incluya a las democracias del mundo para:
Canalizar la asistencia humanitaria y de todo tipo hacia Cuba de manera que solo llegue directamente al pueblo y a través de grupos, entidades, iglesias e individuos independientes, sin mediación de entidad alguna del Estado cubano y prohibiendo ayudas a todas las entidades controladas por el estado, incluidas las llamadas ONG (organizaciones sin fines de lucro), así como a los miembros del Partido Comunista.
Exigir la liberación inmediata de todos los presos políticos en Cuba: los encarcelados antes, durante y después de las protestas del 11 de julio incluyendo los encarcelados por todas las causas políticas y las aberraciones jurídicas como la peligrosidad social predelictiva y los «delitos» económicos como el sacrificio de ganado o la tenencia de alimentos, medicinas y productos básicos que solo vende el Estado.
Exigir una transición pacífica a la democracia y, si el gobierno cubano se niega, tomar acciones multilaterales de creciente intensidad para presionar en esa dirección.
Alentar y ayudar a los líderes prodemocráticos de Cuba a trazar juntos una hoja de ruta para una transición pacífica a la democracia.
4. Mantener líneas abiertas de comunicación con potenciales reformistas dentro del gobierno y las fuerzas armadas de Cuba para alentarlos a apoyar una transición democrática.
5. Liderar un esfuerzo dentro de organismos internacionales como la OEA y la ONU, a través de sus múltiples entidades, para responsabilizar al régimen cubano por sus violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
6. Priorizar los recursos de contrainteligencia para monitorear y contrarestar las actividades de Cuba en los EE. UU.
7. Informar sobre la amenaza que representa Cuba a la seguridad nacional, regional y global y destinar más recursos a colaborar con los servicios de contrainteligencia de las democracias regionales para contrarrestar el trabajo de Cuba y sus abanderados.
8. Defender la seguridad regional, invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para:
Apoyar los esfuerzos por la democracia en Cuba, Venezuela y Nicaragua con medidas no bélicas.
Discutir medidas colectivas urgentes para contrarrestar la subversión regional de la democracia y el estado de derecho por parte de Cuba y sus representantes / aliados.
Enviar un mensaje a Rusia, China, Irán y todos los actores externos de que ayudar en la represión de manifestantes pacíficos por la libertad en Cuba se considerará actos de agresión que tendrán consecuencias.