La Cuba policial continúa empeñada en ahogar a la Cuba independiente. En Facebook, cubanos de dentro y de afuera se hicieron eco este martes de las denuncias contra el bloqueo de la Seguridad del Estado a dos jóvenes creadoras del Movimiento San Isidro, quienes ya por trece días permanecen cercadas domiciliariamente.
«Katherine Bisquet y Camila Lobón escribieron en una sábana para denunciar que llevan 13 días en presión domiciliaria ilegal en Cuba y la colgaron hacia la calle», denunció desde Barcelona el escritor Arsenio Rodríguez Quintana. «El valor de estas jóvenes contra la dictadura en Cuba es descomunal. Mi apoyo a ellas, al Movimiento San Isidro y al 27N es sin fisuras».
«Un orgullo tener amigas como ellas, las artistas Katherine Bisquet y Camila Lobón. Encerradas por la Seguridad del Estado de Cuba por 13 días sin una sola razón legal. Usando su maquillaje, han pintado esta sábana y la han colgado del balcón», subrayó desde La Habana la periodista Luz Escobar:
Tras los sucesos del 27 de noviembre pasado, cuando cientos de jóvenes se congregaron frente al Ministerio de Cultura pidiendo la liberación del rapero Denis Solís y el cese del acoso contra los creadores independientes -luego de una huelga de hambre protagonizada por el Movimiento San Isidro-, los miembros del grupo se han visto sometidos a un cerco frente a sus domicilios que ya abarca todo el mes de diciembre.
El mitin de repudio contra Bisquet y Lobón no podía faltar:
«El arsenal culturo-repudial ha integrado en su repertorio a Moneda Dura, Moncada, Carlos Puebla, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Shara González, fragmentos de discursos de Fidel grabados y de vez en cuando un vecino que declama Bonifacio Byrne o grita lo de siempre, Fuera, Gusanas, Descaradas, Mercenarias, la calle es solo de los revoluyouknow», describió Lobón en Facebook. «Nada nuevo bajo el sol, imaginación 0. Es mi segundo acto de repudio en el año».
«A muchos les va a dar risa y a muchos ganas de llorar», escribió, por su parte, Bisquet. «A la mayoría les provoque quizás la mueca extraña esa entre la risa y el llanto. Pero la verdad es que cuando el altavoz, justo antes de la conocida avalancha de improperios e insultos, balbuceó las palabras delirantes ‘Y gracias a esta Revolución se está salvando a nuestra Revolución’, yo llegué a pensar por un segundo que aquella voz no venía de la calle sino de ahí mismo, de la azotea, y era una voz que entendía perfectamente tanto los mecanismos como el sentido último del Estado cubano».