La carta abierta de Inés Casal Enríquez, madre del artista visual Julio Llópiz Casal, al viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas, constituye otra voz poderosa en la denuncia a un régimen castrista que, en la tradición fascista y comunista, por estos días insiste en utilizar una de sus armas favoritas contra quienes disienten: La criminalización del diferente y el asesinato de su reputación.
Llópiz Casal estuvo entre los cientos de jóvenes artistas y activistas que el pasado 27 de noviembre se plantaron frente al Ministerio de Cultura en La Habana exigiendo la libertad del rapero Denis Solís y el cese del bloqueo gubernamental a la creación independiente en Cuba, y a quienes Rojas prometió un segundo encuentro que nunca se produjo. La carta ya circula en las redes sociales:
Carta abierta
Fernando: si te parece irrespetuoso que te dirija una carta por esta vía, te pido disculpas. Y te aseguro que lo hago de esta forma porque no tengo ninguna otra vía para comunicarme contigo. Quien sabe si tampoco leas esto que escribo, pero «el que mi mensaje no sea nunca recibido, no significa que no valga la pena enviarlo».
También me disculpo por tutearte, pero esta «carta» va dirigida al ser humano que conocí hace años (aunque tal vez tú no te acuerdes de mí), y no al funcionario que hoy eres. Y me cuesta mucho tratarte de «usted», cuando te conocí como Fernandito, como te llamaban tus padres. Confío en que tampoco lo veas mal.
Sé de la estirpe de donde provienes. Tus padres fueron mis compañeros de trabajo, mis jefes y mis amigos durante mucho tiempo en la Universidad de la Habana. Tu padre, Fernando Rojas, Rector de la UH por varios años, fue un hombre íntegro y honrado, que dedicó toda su vida a su país y a su Revolución, que educó, junto a la dulce Fefa, a cuatro hijos en el sentimiento de la verdad y la honestidad ante todo. Aunque algunos miserables (siempre los hay) le puedan haber criticado y hasta acusado por algunas «debilidades humanas», pero nunca por corrupto u oportunista.
Pero así como yo conozco bien a tu familia tú puede que hayas olvidado de dónde proviene y quién es mi hijo Julio César Llópiz Casal.
También mi hijo proviene de unos padres íntegros, honestos, que entregaron todas sus fuerzas, todas sus energías, todo su conocimiento, todos sus sueños revolucionarios a la UH y a su país. Y que también educaron a sus dos hijos en el respeto a la verdad y al decoro, que es lo que tienen las personas cuando no ocultan lo que piensan.
Yo sé cuáles son los deberes de un cargo o un partido. Yo fui militante del PCC durante casi 30 años, y lo fui a conciencia, porque creí en la Revolución, de corazón. Aunque desde hace años me sienta traicionada en mis sueños más puros. Pero ningún cargo, ninguna orientación partidista me hizo mentir o traicionar a mi conciencia. Por suerte, estuve siempre rodeada de compañeros que fuimos capaces de discutir lo que no entendimos. Cuando me sentí traicionada por la Revolución (porque no fui yo quien traicionó), simplemente dejé de creer en ella.
Mi hijo, Fernando, no es terrorista, y tú lo sabes.
Mi hijo, Fernando, no busca desestabilizar al sistema y, mucho menos, incitar a un levantamiento popular, y tú lo sabes.
Mi hijo, Fernando, no está manipulado, dirigido, pagado por ningún gobierno extranjero, por ninguna organización, por ningún medio de prensa, y tú lo sabes.
Mi hijo, Fernando, no es un delincuente, es un artista cubano que también trabaja por Cuba y para Cuba, y tú lo sabes.
Mi hijo, Fernando, dice lo que piensa en cualquier lugar y circunstancia, y tú lo sabes.
Mi hijo, Fernando, es un hombre bueno, y tú lo sabes.
Por eso, desde el fondo de mi corazón, te pido que trates, ahora sí desde tu deber como funcionario, de atajar a tiempo una campaña difamatoria y cobarde que se ha desatado en los medios de comunicación oficiales contra personas pacíficas que sólo han querido ser oídas. Este circo mediático puede llegar a consecuencias inimaginables y terribles.
Y eso, Fernando, también tú lo sabes.