La llegada a la presidencia de Estados Unidos de Joe Biden, exvicepresidente de Barack Obama, probablemente determinará un escenario diametralmente opuesto al de estos últimos cuatro años para Cuba. En este contexto, la oposición cubana, junto a la sociedad civil, debate ya en las redes posiciones y situaciones relacionadas. Una de las primeras reacciones correspondió al opositor José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, quien hizo pública una carta a propósito de declaraciones del demócrata en el sentido de que revertiría las sanciones de la administración Trump.
“Sus medidas no empoderarían al pueblo cubano, solo alargarían nuestro sufrimiento”, advirtió Ferrer a Biden. “Los militares seguirían enriqueciéndose mientras el pueblo subsiste a duras penas. Los emprendedores seguirían asfixiados y a merced de las arbitrariedades del sistema. Solos los incondicionales a la dictadura tendrían reales ventajas. La represión contra los opositores pacíficos, periodistas independientes y pueblo en general, sería más fuerte de lo que ya resulta, como ocurrió cuando Barack Obama, de buena fe, puso en práctica la política que Ud. desea retomar. Nosotros aplaudimos tales medidas y pronto vimos que eran un grave error. De inmediato sufrimos un notable incremento de la represión hacia nuestros activistas”.
“En estos momentos críticos solo se ayuda al pueblo cubano condenando abiertamente la represión e imponiendo fuertes medidas al régimen castrocomunista mientras se implementan mejores y más efectivos programas para asistir a los demócratas cubanos y a los sectores más vulnerables de la población de manera directa”, añadió el conocido opositor.
“No creo que la de Biden se trate de una generosa política de concesiones unilaterales”, expresó, por su parte, el escritor y expreso político Jorge Olivera. “Él tendrá la presión de los congresistas y senadores cubanoamericanos, que demandarían una política de exigencias elementales al régimen de La Habana y ello paralizaría cualquier intento de legitimación a priori”.
Olivera considera que la mayoría de las medidas puestas en vigor por Trump serán revocadas, “tales como los títulos III y IV de la ley Helms-Burton, entre otras disposiciones que limitan los ingresos económicos a la casta militar. Así que habrá menos presión económica y posiblemente la continuidad de los esfuerzos diplomáticos, similares a los que mantiene la Unión Europea”.
«Con una nueva administración demócrata en Estados Unidos creo que no hay que ser muy adivino -si uno ha nacido y crecido en Cuba- para esperar que todas ‘las tendencias’ políticas se mantengan igual en cuanto a las libertades individuales», expresó el escritor Francis Sánchez. «Algo que considero lo fundamental y el verdadero origen de bienestar y progreso social: seguirán secuestrados los derechos civiles de los cubanos por el régimen autócrata que administra ese estado totalitario y, en consecuencia, seguirá el juego nauseabundo entre la represión especializada a todo tipo de iniciativa individual, el miedo generalizado con su espectáculo de simulaciones y la miseria endémica, y por ese camino ya se seguirán hallando pretextos en La Habana para seguir culpando a alguien allá en la Casa Blanca de cada «acaparamiento» y consecuente «decomiso» de un aguacate o un boniato que se haga en la isla».
«Quizás puedan darse cuenta algunos cubanos que Trump iba a pasar (daba lo mismo en 8 que en 4 años), como pasa todo en democracia, y, desaparecido ese espejismo, quizás se den cuenta de que se vuelven a quedar solos con la responsabilidad por el destino propio, bajo el régimen del partido único que sí les ‘robó las elecciones’ hace ya más de medio siglo», añadió el director de la revista Árbol Invertido. «Y, por cierto, está claro que con un Senado Republicano aún Biden lo tendría muy difícil para retomar la política de acercamiento de Obama, quien le echó no una sino dos manos en la campaña electoral».
Mientras el enojo por la derrota de Trump se esparce en amplios sectores de la comunidad de Miami, la capital del exilio cubano, muchos en Cuba festejan, incluidos no pocos anticastristas. El joven periodista Mauricio Mendoza, sin embargo, defiende una visión autónoma del asunto.
“Biden sería el presidente estadounidense, su problema fundamental es Estados Unidos, no Cuba”, subrayó. “Quien crea que la situación de Cuba se va a resolver con Biden, me da pena. Incluso me parece una idea autoinjerencista pretender que otro sistema venga a resolver nuestros problemas. No estoy a favor de un levantamiento tipo guerra civil en Cuba pero sí creo que como cubanos debemos organizarnos para inducir un cambio y hay miles de métodos de lucha no violenta que han dado resultado en otras partes del hemisferio”.
“Aunque afuera salga Gandhi de presidente, nuestra democracia nos la tenemos que gestionar nosotros y eso es lo que va a impactar en nuestra realidad”, concluyó.